Editorial: “El patriotismo de los inmigrantes”

El día que ellos recuerden a los José Gutiérrez en el Día de los Caídos, será cuando realmente comprendan el valor de los inmigrantes, con y sin papeles, en nuestros país. Será también una fecha de justicia.

Hector Barajas, aún vacunado, se enfermó de covid-19.Foto. archivo)

Hector Barajas, aún vacunado, se enfermó de covid-19.Foto. archivo) Crédito: David Maung | EFE

El patriotismo no requiere papeles de inmigración. Es un sentimiento que se adquiere a través de la familia, de los allegados y de las experiencias personales. No hay diferencia entre los soldados a la hora del valor en combate ni a la de la muerte. Hoy honramos el sacrificio que todos ellos han realizado.

El guatemalteco José Gutiérrez es considerado como el primer soldado estadounidense muerto en la guerra de Irak. El entró ilegalmente a Estados Unidos a los 16 años de edad como un menor no acompañado. Fue ubicado en una familia de crianza, su sueño era ser abogado, aunque antes se enlistó en los Infantes de Marina. Con ese uniforme junto a sus camaradas de armas, en una tierra lejana, dejó la vida bajo la bandera estadounidense.

Si Gutiérrez hubiera ingresado a Estados Unidos en estos últimos años, muy pocos congresistas de la bancada republicano habrían imaginado como sería el curso de su vida.

En los comités legislativos de hoy se mencionan pandilleros, la Mara Salvatrucha y criminales cuando se habla de los centroamericanos entre 15 y 17 años de edad que llegaron como menores no acompañados. Los testimonios de las autoridades escolares dicen que son muy pocos, pero para estos legisladores es como si fueran todos.

Los soldados que solo son residentes legales pasan desapercibidos para los políticos que creen que cada indocumentado es un delincuente peligroso.

En cambio, los reclutadores militares son los que los valoran. Ellos saben mejor lo que es la guerra y las virtudes que debe tener un buen integrante de las Fuerzas Armadas que muchos patriotas de escritorio.

Un reporte del Center For Naval Analyses de 2011 dice que los reclutas que no son ciudadanos “tienen un mayor apego a servir a Estados Unidos  al que ellos consideran ahora ‘su país’ y tienen un ética laboral” mejor que los reclutas que son ciudadanos.

Se estima que entre 1999 y 2010 hubieron 80,000 soldados que no eran ciudadanos, siendo más 35,000 el punto más alto en el 2003. La mitad de ellos son del continente americano.

La cifra puede no ser muy alta. Pero la importancia de los inmigrantes  crece al tomarse en cuenta que muchos de los miles de soldados con apellidos hispanos que murieron en las dos Guerras Mundiales, en Corea, en Afganistán, Irak y en otros lados fueron hijos o nietos de inmigrantes y punto.

El presidente Donald Trump, como muchos políticos, alagan continuamente a los veteranos de guerra sin relacionar que allí, como en muchas áreas de nuestra historia y sociedad, hay una narrativa íntimamente ligada a los inmigrantes.

El día que ellos recuerden a los José Gutiérrez en el Día de los Caídos, será cuando realmente comprendan el valor de los inmigrantes, con y sin papeles, en nuestros país. Será también una fecha de justicia.

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