Editorial: “Urge una solución para los DREAMERS”

El destino de los soñadores parece seguir ligado a la presidencia

Los jóvenes DACA han salido a las calles para pedir que se mantenga el programa.

Los jóvenes DACA han salido a las calles para pedir que se mantenga el programa. Crédito: Ethan Miller/Getty Images

Es difícil predecir el significado que tiene el presunto acuerdo entre el presidente Donald Trump y el liderazgo legislativo demócrata sobre DACA. Lo positivo es que la conversación nacional sobre el aporte de los beneficiarios del programa federal permanezca al frente de la agenda política.

La acción presidencial de eliminar paulatinamente el programa a partir de seis meses puso frente al precipicio de la deportación a más de 800,000 personas que son estadounidenses en todo, excepto en los papeles.

Trump mostró tener una consideración diferente hacia los menores de edad traídos por sus padres indocumentados- los soñadores acogidos a DACA- que a los indocumentados en general. Incluso cuando prometió en su campaña eliminar el programa.

La presión de los nacionalistas y ultraconservadores lo forzó a tomar una decisión al que era reacio hacerlo.

La alegría que esto causó en un sector antiinmigrante alrededor del presidente se ofuscó por un torrencial de críticas ante una acción cruel y cobarde. Especialmente cuando las encuestas muestran una mayoría de estadounidenses está en favor de regularizar la situación migratoria de estos jóvenes y adultos.

La forma de pensar del Presidente, los buenos comentarios que recibió en general por su acuerdo presupuestario con los demócratas y el respaldo a los soñadores de DACA, hoy conduce a la conocida inconsistencia de la Casa Blanca.

En un momento parece haber un acuerdo con los demócratas en el tema de DACA, en otro no es tanto. Que el muro fronterizo va primero en tema migratorio, pero no se define esa prioridad.

La ambivalencia en este caso es una buena señal. Mucho peor sería que el tema de DACA fuera engavetado en un cajón y se espere en silencio la cuenta regresiva a la deportación.

Aunque, de nuevo, con Trump nunca se sabe en donde se está parado. Esto se presta a todo tipo de especulaciones. La incertidumbre es cruel para los soñadores, pero mantiene un rayo de esperanza.

La actitud del presidente puede ser sincera o una estrategia para intimidar al Congreso republicano. Es imposible predecir si esto puede conducir a un proyecto de ley bipartidista que incluya seguridad fronteriza por la estabilidad migratoria de los soñadores, mucho menos calcular cómo sería una votación sobre el mismo.

El destino de los soñadores parece seguir ligado a la presidencia.

Hoy parece que Trump no está dispuesto a desligarse de DACA para dejarlo pasivamente en manos del Congreso. El ala más dura de la mayoría republicana domina por ahora el tema de inmigración, aunque el presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan, es más moderado.

Este nuevo capítulo en la historia de DACA abre la brecha interna que causa el tema migratorio en los republicanos. Por el bien de los soñadores esperamos que triunfe el sentido común sobre el extremismo ideológico.

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