Otra vez abren ejército para reclutas con “green card” pero con nivel extremo de escrutinio
Expertos creen que no incentivará a residentes a alistarse, debido a los retrasos e inconvenientes. Los extranjeros se vuelven "sospechosos" mientras se recluta a nativos con problemas mentales, dice experta.
Los extranjeros con residencia legal pueden de nuevo alistarse en las reservas del ejército de Estados Unidos, pero tendrán que esperar entre uno y dos años para recibir salario o entrenamiento, mientras se les realiza un chequeo extraordinario de antecedentes diferente al que reciben los ciudadanos.
Esta semana trascendió por medio del periódico Army Times, que el Pentágono está permitiendo de nuevo el alistamiento de residentes legales para el ejército, que se había suspendido en octubre.
No obstante, los reclutas extranjeros pasarán a integrar un “programa de entrada diferida” que les impedirá formar parte de ningún tipo de entrenamiento o participación activa hasta que el Departamento de Defensa termine un chequeo exhaustivo que no se aplica a los nativos.
Margaret Stock, militar retirada y abogada de inmigración, dijo a La Opinión que los nuevos chequeos son tan extensos y tardan tanto, que muchos reclutas han buscado este año abandonar sus contratos y buscar otro futuro.
Agregó que, gracias a estas medidas, “ya no hay incentivo para que un residente legal se aliste en el ejército”.
“Pueden alistarse y firmar contrato, pero no pueden hacer nada más. Antes iban a entrenamiento básico mientras se hacían los chequeos, antes recibían ciudadanía expedita, y se les pagaba hasta ir al entrenamiento”, dijo Stock. “Ahora no solo no podrán hacer nada, sino que sería contraproducente si luego quieren hacerse ciudadanos”.
Los civiles pueden naturalizarse sin un chequeo de antecedentes que dure años, pero los militares no podrán hacerlo. Si no lo pasan, no podrán tampoco hacerse ciudadanos, así que es mucho mejor no alistarse, dijo Stock.
Agregó que no hay ninguna objeción a que se investiguen los antecedentes de los reclutas, pero que aumentar los requerimientos o retrasos para los extranjeros no responde a “ninguna amenaza específica”.
“No estoy en contra de estos exámenes”, dijo. “Pero creo que lo lógico sería responder a amenazas específicas e investigarlas, y no hacer una declaración genérica de que todos los reclutas extranjeros representan un peligro más elevado que otros reclutas. Eso ni siquiera es cierto”.
Pero las Fuerzas Armadas de Estados Unidos ya están teniendo problemas en encontrar suficientes reclutas y la reducción del “pool” disponible solo empeorará la situación, apuntó la experta.
Tal y como están las cosas, el ejército se quedó corto en 1000 reclutas el pasado año y Estados Unidos se vio obligado a alistar a reclutas de “categoría cuatro”, que son gente con delitos previos y problemas mentales, pero nacidos en Estados Unidos.
“El asesino de San Antonio pudo entrar en la Fuerza Aerea. El de Charlottesville entró en el ejército, era esquizofrénico documentado, pero le dieron un “waiver” para que pudiera alistarse ” apuntó Stock. “Hoy en día es mejor ser una persona perturbada que un extranjero para entrar en las fuerzas armadas”.
Desde los años 50 del siglo pasado, las Fuerzas Armadas estadounidenses permiten la entrada de residentes legales a sus filas, pero el gobierno actual ha decidido que ya no recibirán el mismo chequeo de antecedentes que los nacidos en el país, sino uno mucho más exhaustivo.
Este año, en el día del veterano, el ex ministro de defensa de Estados Unidos Robert Gates escribió un elocuente artículo que se publicó en el periódico New York Times, en el que pidió al Congreso que dé a los jóvenes inmigrantes un “camino a la ciudadanía” y, al mismo tiempo, ayuden a las fuerzas armadas de este país a superar sus problemas actuales de reclutamiento.
“Todos esos inmigrantes indocumentados que tienen la voluntad de derramar su sangre para protegernos, se han ganado el derecho de llamarse a sí mismos “ciudadanos estadounidenses”, argumentó Gates en su artículo.
Sin embargo, el gobierno de Trump ha hecho todo lo contrario, dificultando el reclutamiento de extranjeros.