Cuatro claves para entender la consulta popular en Ecuador

El expresidente Rafael Correa y el actual mandatario, Lenín Moreno se enfrentan en una consulta popular que podría poner en peligro su futuro político y la estabilidad política del país

De amigos y aliados a acérrimos rivales. Rafael Correa y Lenín Moreno en épocas más felices.

De amigos y aliados a acérrimos rivales. Rafael Correa y Lenín Moreno en épocas más felices. Crédito: Getty

Después de seis meses de enfrentamientos verbales y virtuales, el expresidente de Ecuador Rafael Correa y el actual mandatario, Lenín Moreno, cruzarán espadas este 4 de febrero en las urnas.

El resultado de la consulta popular podría evitar que Correa volviera a presentarse como candidato a presidente del Ecuador, motivo suficiente —pero no único— para que el hombre que gobernó el país por 10 años haya regresado de su estancia en Bélgica (país de origen de su mujer) para hacer campaña por el NO.

Pero además de volver a recorrer el país en accidentadas caravanas (opositores le han arrojado huevos y algunos de sus adeptos han sido acusados de golpear a detractores), el expresidente incluso ha dejado el partido que ayudó a construir y al que pertenece su actual némesis, el presidente Moreno.

BBC Mundo explica en cuatro preguntas de qué trata esta consulta y por qué se ha convertido en una línea divisoria tras más de una década de Revolución Ciudadana, el movimiento político que tuvo a Moreno y Correa como aliados y ahora los tiene como enemigos.

¿Por qué convocó Lenín Moreno la consulta popular y qué se les preguntará a los ecuatorianos?

Las preguntas son siete: cinco buscan modificar la Constitución y dos persiguen la reforma y derogación de leyes.

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El presidente Moreno convocó la consulta para el 4 de febrero.

Las que podrían afectar el texto constitucional plantean inhabilitar permanentemente de la política a los condenados por corrupción, terminar con la reelección indefinida, reestructurar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, evitar que prescriban los delitos sexuales contra menores y adolescentes, y prohibir la minería en áreas protegidas.

Las otras dos buscan reducir el área de explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní y derogar la ley orgánica para evitar la especulación sobre el valor de las tierras conocida como “ley de plusvalía”.

Pero esta no es la primera consulta popular convocada en el país. Según el portal digital GKillcity, es la duodécima vez en la historia del país que se recurre a esta herramienta y el politólogo Simón Pachano le asegura a BBC Mundo que Ecuador es la segunda nación después de Uruguay que más procesos de ese tipo ha llevado a cabo.

Y todos ellos, igual que este último, han sido convocadas por presidentes como “una suerte de referendo de la legitimidad del gobierno”.

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Ecuador es el segundo país en América Latina en convocar más consultas populares.

Para Pachano, Moreno tiene dos razones para querer legitimar su mandato: superar el hecho de que alcanzó la presidencia con muy poca diferencia con respecto al otro candidato (Guillermo Lasso) y en medio de sospechas de fraude, y distanciarse de Correa tanto dentro de su partido como en la conducción del país.

Correa, como Moreno, también buscó reformas constitucionales. El expresidente asumió en 2007 bajo el mandato de la Constitución de 1998 pero después de asumir lanzó una consulta popular para convocar una Asamblea Constituyente que creó la Constitución de 2008.

Siete años después, poco antes de terminar su segundo mandato, Correa reformó nuevamente la Constitución —esta vez a través de la Asamblea Nacional— para permitir la reelección indefinida, una reforma que ahora el gobierno de Moreno quiere anular.

¿Cuáles son las preguntas que enfrentan a Lenín Moreno con Rafael Correa?

Todas las preguntas de Moreno “son como tiros bajo la línea de flotación de Rafael Correa”, señala Pachano, porque la ley de plusvalía fue promovida por el gobierno anterior, así como la explotación petrolera en el Yasuní y el impulso a la minería metálica.

“Pero dos son abiertamente un enfrentamiento entre el actual presidente y el expresidente”, añade el profesor de la sede de Ecuador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso Ecuador). “Terminar con la reelección indefinida y reestructurar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social”.

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Rafael Correa regresó a Ecuador de Bélgica para hacer campaña por el NO.

“El texto original de la Constitución de 2008 decía que la reelección presidencial es posible por una sola vez, sea esta consecutiva o no, y Correa ya ha sido reelegido“, recuerda a BBC Mundo Sebastián López, abogado constitucionalista.

Cuando Correa impulsó la reelección indefinida a través de la enmienda de 2015 fue acusado de querer perpetuarse en el poder.

Ante ello, no se presentó a los comicios de 2017 y resultó ganador su candidato: Lenín Moreno.

Ahora, si gana el SÍ en la pregunta dos, la que plantea dejar sin efecto la reelección indefinida aprobada mediante enmienda por la Asamblea Nacional, Correa no podrá ver nunca más su nombre en la boleta de los candidatos a la presidencia de Ecuador.

“La consulta popular tiene como único objetivo político sacar a Correa de la vida electoral del país”, le asegura a BBC Mundo el analista Santiago Basabe.

Según el experto, salvo la pregunta sobre la renovación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, que podría acelerar el inicio de juicios penales y llegar a salpicar al expresidente, el resto “solamente están ahí para generar el efecto de arrastre de votos”.

¿Pero qué es el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social?

“A partir de la Constitución de 2008 este Consejo se convierte en el órgano catalizador de todas las designaciones de las autoridades de control dentro del Estado”, explica el constitucionalista Sebastián López, profesor de la Universidad del Azuay. Por este consejo pasan las designaciones del contralor general del Estado, del procurador, del defensor público“.

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El Sí propone limitar la reelección del presidente, entre cinco modificaciones a la Constitución.

Si el SÍ gana en la pregunta tres, el gobierno podrá dar por terminado el período de los miembros del Consejo y evaluar el desempeño de las autoridades que ha designado, a quienes los críticos de Correa han acusado de responder al expresidente.

“Eso implicaría la pérdida de poder de Correa y sus aliados y la transferencia al grupo de Moreno”, explica Pedro Romero, director de la Maestría de Economía de la Universidad San Francisco de Quito.

Pero “Correa y sus aliados también se arriesgan a que se activen juicios sobre su gestión y signifiquen hasta la cárcel para algunos de ellos”, indica el experto.

“En términos políticos, efectivamente las preguntas dos y tres son clave, porque significan si se acaba o no el poder de Correa y su influencia en el país de la manera que actualmente ejerce”.

¿Cuáles son los posibles escenarios ante un triunfo del SÍ? ¿Y del NO?

Así como Romero sostiene que el SÍ implicaría el fin del poder “correísta” y hasta una posible aceleración en los juicios contra sus aliados (actualmente el exvicepresidente Jorge Glas cumple una condena de seis años por asociación ilícita en el caso Oderbretch), dice que la victoria del NO desataría un escenario muy distinto.

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Jorge Glas, aliado de Rafael Correa, fue destituido de la vicepresidencia del país y encarcelado por corrupción.

“El triunfo del NO probablemente implique el regreso de Correa y su coalición con mucha fuerza y hasta con ganas de vendetta (venganza)”.

Para el analista Pablo Beltrán, de ganar el SÍ “los ecuatorianos estaríamos sepultando, en las urnas y de forma democrática, a Rafael Correa y la concentración del poder en una sólo línea de pensamiento político que el correísmo representa”.

Esto, para el doctor en política pública, legitimaría la ruptura del presidente Moreno con el partido político que lo llevó al poder y le daría espacio político suficiente para implementar un plan de gobierno más acorde a la situación del país.

“El triunfo del NO significaría que el país aún no está listo para un cambio de forma de gobierno alejado del modelo correísta, por lo que el presidente tendría poco espacio para implementar nuevas políticas públicas”, concluye Beltrán.

Pero Basabe cree que no hay blancos o negros, sino porcentajes: si el SÍ gana con una diferencia considerable en las preguntas 2 y 3 —”digamos al menos un 75%”— Moreno podría articular las fuerzas políticas a su favor.

Y señala que, si gana el SÍ con una diferencia menor en las preguntas 2 y 3 (un 60%), “la debilidad política de Moreno se hará más notoria y los peligros de la inestabilidad volverán a rondar al Ecuador”.

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Los adeptos de Correa no olvidan la ruptura de Lenín Moreno con el partido político que lo llevó al poder.

El coordinador de la maestría en Política Comparada de Flacso Ecuador no descarta que un triunfo del NO podría llevar al presidente a “pensar en la posibilidad de renunciar“.

Pero Ana Cecilia Salazar, profesora de la carrera de Sociología en la Universidad de Cuenca, piensa que 4 de febrero no logrará cambiar nada en Ecuador, no importa los resultados.

“Las preguntas planteadas no resolverán los problemas de la violencia, de la mala calidad de la democracia y no podrá revertir las concesiones mineras que ya están dadas a las empresas chinas”, se lamenta.

“No tenemos muchas expectativas sobre lo que vendrá después de estas elecciones en Ecuador”.

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