Editorial: Nuestra relación con México

El presidente de EEUU solo está preocupado por su muro

Enrique Peña Nieto y Donald Trump. SAUL LOEB/AFP/Getty Images

Enrique Peña Nieto y Donald Trump. SAUL LOEB/AFP/Getty Images Crédito: SAUL LOEB/AFP/Getty Images

En la primera conversación telefónica entre el presidente Donald Trump y su colega mexicano Enrique Peña Nieto, el estadounidense le dijo “estamos en un problema” por su promesa de construir un muro fronterizo asegurando de que México la iba a pagar. Peña Nieto canceló su visita a Washington DC al colgar la llamada.

Hace unos días se repitió la historia del año pasado. Peña Nieto estaba por ir a Washington, Trump le pide al mexicano que sea una figura de utilería para que el estadounidense repita su promesa del muro. Ahí se terminaron los planes.

Es sorprendente el poco valor que Trump le da a México, dada la importancia geopolítica y económica que tiene para EEUU. Es cierto que Peña Nieto contribuyó a que Trump le pierda el respeto al prestarse a ser un escenario de la campaña del neoyorquino cuando este visitó el Distrito Federal en 2016.

Pero el trato de empleado que recibe el mandatario mexicano, de ven para lo que necesito sino ni vengas, va más allá del actual presidencia. Coincide con la actitud despectiva con que Trump se refiere en general a la gente al sur de la frontera.

En cada oportunidad Trump regresa al agresivo tono antiinmigrante de la campaña en que la única protección es la muralla, por supuesto pagada por México. Es lo único que queda vivo del discurso populista a esta altura de la presidencia, además de la ridícula nostalgia de seguir atacando a Hillary Clinton.

Trump se aferra a la MS-13 para mantener viva la narrativa de una amenaza permanente inmigrante. Es cierto que son peligrosos, aunque es totalmente desproporcionada la influencia y el alcance que se les atribuye. Los pandilleros son un peligro de múltiples usos que se muestra a la conveniencia con estadísticas manipuladas.

La baja tasa de criminalidad de las ciudades del lado estadounidense de la frontera no coincide con la imagen de permeabilidad y de inmigrantes peligrosos que la cruzan. Por eso, es válido convertir todo lo que ocurre en un contexto falso.

El agente de la Patrulla Fronteriza Rogelio Martínez murió el año pasado en un accidente mientra hacía su labor, según la investigación del FBI. Para Trump fue un asesinato cometido por indocumentados y que justifica la construcción del muro. El único que estuvo de acuerdo con Trump fue el sindicato de los patrulleros.

El Presidente está más interesado en su próxima visita a San Diego para ver los ocho prototipos de la muralla construidos, que en la relación con México. Esta no necesita ser amable, pero si respetuosa como para poder colaborar en asuntos comunes. El presidente Trump no puede subestimar al de México. Eso va en contra de los intereses de su país, pero es pedirle a Trump que mire más allá de sí mismo.

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