Trump firma aranceles punitivos para importaciones de acero y aluminio, con exenciones para Canadá y México
Trump ha desoído las advertencias de su partido y de expertos económicos
WASHINGTON— Desoyendo advertencias de aliados, expertos y de su propio partido sobre una temida guerra comercial, el presidente Donald Trump firmará este jueves sendas proclamaciones para imponer, en un plazo de 15 días, aranceles punitivos a las importaciones de acero y aluminio de todo el mundo, con exenciones inmediatas para Canadá y México.
Al inicio de una reunión con su Gabinete, Trump dijo a los periodistas que comenzará con aranceles del 10% sobre las importaciones de aluminio y del 25% sobre las de acero, y las ajustará “dependiendo del país”, y sumará o restará de la lista de países afectados.
“Simplemente quiero justicia, porque otros países no nos han tratado justamente”, afirmó Trump, repitiendo su mensaje de nacionalismo económico.
Trump adelantó en Twitter el anuncio de su reunión en la Casa Blanca a las 3:30pm hora local para “proteger y edificar a nuestras Industrias de Acero y Aluminio”, además de dejar entrever que podría hacer exenciones a “verdaderos amigos” que tratan a EEUU con justicia en auto a su cooperación comercial y militar.
Looking forward to 3:30 P.M. meeting today at the White House. We have to protect & build our Steel and Aluminum Industries while at the same time showing great flexibility and cooperation toward those that are real friends and treat us fairly on both trade and the military.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 8, 2018
Con la firma de las proclamaciones, Trump cumplirá así una promesa electoral de 2016 de proteger a las industrias y trabajadores estadounidenses, si bien la mayoría de expertos económicos apuntan a represalias y demandas de socios comerciales en el sistema internacional.
Aunque el evento no figura en la agenda de la Casa Blanca, se prevé que Trump firmará las proclamaciones acompañado de trabajadores de empresas del sector siderúrgico, traídos a Washington desde el “corazón del país”.
Imbuido de nacionalismo económico, Trump dará “luz verde” a los aranceles a menos de una semana de una elección legislativa especial en Pensilvania, un estado con una fuerte presencia de empresas siderúrgicas y que será clave en los comicios del próximo 6 de noviembre.
Los principales líderes demócratas y republicanos del Congreso han condenado casi en una sola voz las tarifas arancelarias, por considerar que son contraproducentes, y crearían tanto turbulencia en los mercados financieros como tensiones innecesarias con los principales aliados de EEUU.
Desde el pleno del Senado, el líder de la minoría demócrata, Chuck Schumer, dijo que Trump tiene los instintos “correctos” al querer castigar a países como China, que “ha sido rapaz” en el ámbito comercial y que en la próxima década podría convertirse en un “poder dominante” y perjudicar la prosperidad de la economía y los trabajadores estadounidenses.
Aunque EEUU sí debe combatir las tácticas de China en cuanto a “robo de propiedad intelectual”, manipulación de divisa, y exclusión de empresas estadounidenses de su mercado, Schumer advirtió de que “la ejecución de esos aranceles es más bien pobre”.
Mientras tanto, la Unión Europea (UE) ya alista sus represalias, al delinear ayer una lista de productos estadounidenses que quedarían sujetos a aranceles, incluyendo algunos emblemáticos como las motocicletas Harley Davidson, el whisky de Kentucky, las camisetas y pantalones vaqueros, y la ropa de cama, entre otros.
Las Harley Davidson se fabrican en Wisconsin, que representa el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y el whisky se produce en Kentucky, representado por el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
La Casa Blanca anticipó ayer que la Administración podría crear exenciones temporales para Canadá y México, dos de los principales exportadores de acero y aluminio a EEUU, en el marco de la renegociación del “Tratado de Libre Comercio de América del Norte” (TLCAN, o NAFTA, en inglés).
Ganadores y perdedores
Los aranceles, del 25% en las importaciones de acero, y del 10% en las de aluminio forman parte de una estrategia proteccionista que ha sido criticada ampliamente dentro y fuera de EEUU porque, paradójicamente, podrían perjudicar a la economía, los trabajadores y consumidores en este país.
Durante la contienda, Trump había dicho que el gobierno no debía escoger a ganadores y perdedores en su política económica pero es, pese a su retórica en defensa del empresariado y la clase trabajadora, precisamente lo que ahora está haciendo, según analistas.
Un análisis de la Fundación Tributaria (“Tax Foundation”), un centro de estudios independiente, dijo que el plan tarifario pensado para proteger a la industria nacional y fomentar la demanda de sus productos, podría costarle a las empresas estadounidenses cerca de $9,000 millones.
Las empresas, a su vez, pasarían ese aumento en el costo a toda clase de productos al consumidor, que pagarían más también por automóviles, microondas, y demás productos que utilizan insumos de acero y aluminio.
Los nuevos impuestos afectarían de forma desproporcionada a un puñado de estados que dependen de las importaciones de acero y aluminio. Dos terceras partes de esos impuestos serían una carga directa para diez estados, encabezados por Texas, Nueva York, California, Florida y Utah, según ese análisis.
Pero estados como Illinois, Ohio, Nueva Jersey, y Pensilvania también se verían perjudicados, indicó la Fundación.
Trump insiste en su idea de los aranceles pese a las objeciones de su principal asesor económico, Gary Cohn, quien anunció su renuncia a principios de semana, lo que dejó en claro que, al final, ganó el ala proteccionista de sus asesores, entre éstos su asesor comercial, Peter Navarro, y el secretario de Comercio, Wilbur Ross.