La “quinceañera” que celebró su cumpleaños en una cárcel de ICE
Astrid tenía planeada una modesta pero colorida fiesta hasta que ICE la detuvo
El sueño de toda niña es cumplir sus quince años, una fecha tradicional para la comunidad latina, el día en que las niñas se convierten en señoritas.
Sin embargo para Astrid, una menor que huyó con su padre de la violencia de su natal Guatemala en 2015, su fiesta de “quinceañera” no fue otra que una fría celda en un cárcel de ICE en Pensilvania.
La menor que cumplió 15 años la semana pasada ha estado por el último mes recluida con su padre en la Instalación Residencial Familiar Berks, la cual se usa para mantener privadas de la libertad a familias de indocumentados.
Astrid y su padres son miembros de la comunidad indígena K’iche, que enfrenta la amenaza de desplazamiento y exterminio en su país. Hace tres años los dos cruzaron la frontera con EEUU y se entregaron a las autoridades.
Luego fueron liberados a la espera de una audiencia con un juez de inmigración. No obstante Astrid y su padre no sabían que podían aplicar para el asilo político.
El pasado 20 de febrero fueron arrestados por agentes de inmigración en su nuevo hogar en Easton, Pensilvania, donde Astrid asistía al octavo grado en el Easton Middle School y donde planeaba una modesta pero colorida fiesta de “quinceañera”.
Astrid ahora comparte una celda con su padre. Por la noche, un guardia pasa cada 15 minutos para ver cómo están señala el informe de Amnistía Internacional que clama por su liberación.
Astrid pasó el día de su quinceañera deseando olvidar que era su cumpleaños. Sin embargo algunos estudiantes de derecho le trajeron cupcakes y esmalte de uñas, y algunos de sus antiguos maestros vinieron desde Easton para traerle algunas tarjetas, relató Carol Anne Donohue, la abogada pro bono de la familia en entrevista con The Daily Beast.
El gobierno de Obama creó en 2014 este tipo de instalación familiares como respuesta al impresionante aumento en la llegada de inmigrantes, más de 28,000 niños no acompañados y cerca de 20,000 familias inmigrantes provenientes de centroamérica hicieron su arribo a EEUU.
Un años más tarde un juez federal dictaminó que esta práctica era ” deplorable ” e ilegal. Luego, se permitió a más familias perseguir sus solicitudes de asilo política en libertad, pero la práctica nunca terminó del todo.
La abogada de Astrid asegura que bajo la política migratoria de Trump la situación es otra, ahora sus clientes son tratados más como delincuentes que como personas que buscan protección y que sus audiencias son más un interrogatorio que entrevistas imparciales.
“Esta administración ha convertido a todos en un objetivo “, dijo Donohue, “y todos en el país van a sentir las consecuencias de eso”.
Este caso ha estremecido a organizaciones de que luchan por los derechos humanos de los inmigrantes exigiendo al gobierno la liberación inmediata de Astrid y su padre.