Salida de Ryan del Congreso aumenta nerviosismo en filas republicanas
Salida del líder de la Cámara complica el mapa político para los republicanos
WASHNGTON— La salida del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, en enero próximo, tras 20 años en el Capitolio, aumentó este miércoles el nerviosismo en filas republicanas, ante la posibilidad de que los demócratas puedan recuperar el control del Congreso en los comicios de noviembre próximo.
Durante una rueda de prensa, Ryan anunció que no buscará la reelección en los comicios del próximo 6 de noviembre, poniendo fin a una carrera que inició en la Cámara Baja en 1999.
“Me jubilaré en enero, dejando esta mayoría (republicana) en buenas manos, con lo que creo es un futuro muy brillante”, anunció Ryan, sin mencionar nunca al presidente Donald Trump.
El legislador de Wisconsin aseguró que no se arrepiente de haber aceptado el cargo, aunque lo hizo con renuencia, pero aludió a que el cargo le exigió mucho de su vida personal.
Esta labor “provee oportunidades increíbles, pero la verdad es que es fácil que termine abarcando todo en tu vida. Y no puedes permitir que eso ocurra, porque hay dos cosas en la vida que también son fugaces: es decir tu tiempo como esposo y padre, que es el otro honor de mi vida”, apuntó.
“Estaré estableciendo nuevas prioridades en mi vida, pero me iré increíblemente orgulloso de lo que logramos”, agregó Ryan, padre de tres hijos adolescentes.
Ryan, de 48 años, fue elegido presidente de la Cámara Baja en 2015, y desde entonces se propuso promover una agenda netamente conservadora.
Aunque no logró anular “Obamacare”, una misión inconclusa de los republicanos desde que ésta fue promulgada en 2012, Ryan sí pudo entregarle a Trump una polémica reforma tributaria de $1.5 billones en recortes de impuestos.
Ryan intentó evadir el radiactivo debate sobre inmigración y, aunque inicialmente se mostró abierto a una solución para DACA, pronto se vio atrapado en las posturas más extremas de la Casa Blanca.
Tanta fue la presión que Ryan finalmente dijo que solo sometería a voto una medida migratoria que lograse el sello de Trump, y la Cámara, hasta la fecha, no ha logrado consenso sobre el futuro de los “Dreamers”.
Es poco probable que, ante un reducido calendario legislativo, los republicanos puedan sumar a la pizarra de logros antes de noviembre, cuando estarán en juego los 435 escaños de la Cámara Baja y 35 en el Senado.
El nombre del líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, suena en la lista corta de quienes posiblemente reemplacen a Ryan en el cargo.
Pero la renuncia de Ryan –que éste había adelantado veladamente el año pasado- se suma a los 39 republicanos que han renunciado o se jubilarán, mientras que otros 15 se postularán a otros cargos.
Eso ha abierto espacios para la temida “ola azul” de los demócratas en noviembre próximo y, según observadores, Ryan está abandonando el barco antes de que se hunda.
En el lado demócrata, 18 han anunciado su jubilación. Desde que Trump asumió el poder, los demócratas han recuperado 39 escaños en legislaturas estatales, incluyendo en bastiones republicanos.
Reacciones mixtas
Las reacciones a su salida siguieron una predecible línea partidista, dividida entre elogios de los republicanos y críticas de los demócratas.
Trump dijo que Ryan es “verdaderamente un buen hombre” que “dejará un legado de logros que nadie puede cuestionar”.
Speaker Paul Ryan is a truly good man, and while he will not be seeking re-election, he will leave a legacy of achievement that nobody can question. We are with you Paul!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 11, 2018
Ryan criticó a Trump durante la contienda de 2016 pero posteriomente optó por trabajar con él, aunque la relación no siempre estuvo libre de tensiones.
El presidente del Comité Judicial de la Cámara Baja, Bob Goodlatte, señaló que Ryan se desempeñó con “distinción”, cosechando logros en tan poco tiempo, y afirmó que su bancada lo “echará de menos”.
Mientras, la presidenta del Comité Nacional Republicano (RNC), Ronna McDaniel, afirmó que Ryan ha dejado “una huella indeleble” en el Congreso, sobre todo por la aprobación de la reforma tributaria.
Sin embargo, su contraparte en el Comité Nacional Demócrata (DNC), Tom Pérez, consideró que la jubilación de Ryan sirve como una “denuncia” de la falta de logros significativos del liderazgo republicano, que ha promovido recortes al Medicaid, Medicare y el Seguro Social, y para un amplio gama de programas educativos y sociales.
“Mientras Paul Ryan se encamina a la salida, los demócratas están luchando para asegurar que sus colegas republicanos se sumen a la jubilación en noviembre”, dijo Pérez, al destacar que su partido está movilizando a su base “en cada código postal” para sumar victorias.
Los demócratas se frotan las manos
Es que los demócratas, respaldados por grupos progresistas en todo el país, no escatiman esfuerzos por recuperar el control de al menos una de las cámaras del Congreso.
En la Cámara de Representantes necesitarán una ganancia neta de 23 escaños –tras su victoria en la elección especial en Pensilvania-, y dos en el Senado suponiendo, claro está, que retienen los 26 ya en manos demócratas.
El Comité de Campañas Congresionales Demócratas (DCCC) ha delineado un extenso “campo de batalla” que dirige su “artillería” hacia 104 distritos bajo control republicano, incluyendo nueve en California, nueve en Nueva York, cuatro en Florida, y cuatro en Texas, sin contar los que están vacantes.
Ryan representa al distrito uno de Wisconsin, y su salida supone un reto para los republicanos, especialmente porque en los últimos meses éste había reducido su ventaja electoral. Los republicanos en Wisconsin tienen hasta el próximo 1 de junio para postularse a su escaño.
Dos demócratas, el mexicoamericano Randy Bryce y Cathy Myers, se enfrentarán en las primarias del próximo 14 de agosto para definir quién de los dos disputará el escaño de Ryan frente al eventual candidato republicano.
El grupo “NextGen America” ha dado su respaldo a Bryce, desplegando recursos en 35 recintos universitarios en Wisconsin, como parte de la campaña nacional “NextGen Rising”, para movilizar el voto de los jóvenes.
Los “Millenials” ya ha superado en número a la generación de “Baby Boomers” (los nacidos entre 1946 y 1964), y serán un bloque electoral clave en noviembre próximo, según datos oficiales.
En entrevista telefónica con este diario desde Wisconsin, el presidente de “NextGen”, Tom Steyer, afirmó que su grupo está enfocado en el empadronamiento de jóvenes menores de 35 años, e invertirá al menos $30 millones en diez estados para movilizarlos.
“Queremos que los jóvenes se impliquen en el debate de temas, en el proceso electoral, y para eso nos acercamos a ellos mediante anuncios digitales, en las redes sociales, por correo y de puerta en puerta”, explicó.
Aunque la campaña no está dirigida a los hispanos, se produce en unos momentos en que la inmigración es un “asuntos de derechos humanos” y se perfila como un factor clave en los comicios, enfatizó.
Steyer consideró que “la Historia no será noble” con Ryan porque, a su juicio, en vez de ser un “visionario o un gran legislador” para las familias trabajadoras, “cedió la poca integridad que tenía para apaciguar a Donald Trump y una administración autoritaria”.