Carta Abierta a los Agentes de la Patrulla Fronteriza
La tragedia que se está desarrollando en la frontera no es sobre su trabajo, sino sobre la dignidad y el bienestar de estos niños bajo su custodia
“¡Mami! ¡Papi! Mi papi… Por lo menos pa’ que me venga traer mi tía y me lleve a su casa… Papá… Primero, mi papá… Primero, mi papá…”
Éstas fueron algunas de las palabras escalofriantes que escuché entre los llantos de dos niñas, una de El Salvador y otra de Guatemala. Lo primero que pensé fue que quería abrazarlas, encontrar a su tía, su papá, su mamá, y reunirlos a todos para que estuvieran juntos entre familia donde deben de estar.
Cuando escuché a uno de los agentes comentando que solo le faltaba el conductor a la orquesta en respuesta a los llantos de los niños, pensé en escribirles a ustedes: los agentes de la patrulla fronteriza que escuché en la grabación que obtuvo ProPublica y a sus demás colegas.
No sé qué necesidad económica o ambiciones profesionales los llevó a trabajar para la Patrulla Fronteriza. Me imagino que para ustedes, quizás éste es solo un trabajo como cualquier otro que les ayuda pagar sus cuentas y a darle de comer a sus familias. A pesar de que mi organización (National Immigration Law Center) ha demandado a la Patrulla Fronteriza a través de las décadas y tenemos varios casos activos pendientes, no les estoy escribiendo como abogada sino como otro ser humano más que no pudo dormir anoche pensando en éstas dos niñas y los demás niños.
También pensé en ustedes: ¿cómo pudieron dormir anoche? ¿Cómo están sobreviviendo sabiendo que ahora ustedes son protagonistas en esta guerra política en la cual la administración de Trump ha tomado a casi 2,000 niños como rehenes?
La tragedia que se está desarrollando en la frontera no es sobre su trabajo, sino sobre la dignidad y el bienestar de estos niños bajo su custodia. A través de la historia, hay muchos ejemplos donde las personas que simplemente pensaban que estaban siguiendo órdenes, terminaron cometiendo atrocidades en contra de la humanidad.
Se trata de su propia dignidad e humanidad, no como agentes sino como padres de familia, tíos, tías, hermanos, hermanas, y como simples seres humanos. Al ser empleados del gobierno federal ustedes son servidores públicos y trabajan para nosotros, los que pagamos sus salarios con nuestros impuestos (incluyendo millones de indocumentados que también pagan impuestos).
Todavía hay tiempo.
Quizás piensen que están cumpliendo las leyes federales pero la verdad es que este cambio de política de separar a las familias fue creado por el Presidente y el Procurador General Sessions.
Ellos tienen el poder para acabar con esta crueldad inmediatamente.
De igual manera, sus manos no están atadas. Ustedes pueden rescatar y salvaguardar su humanidad mientras protegen la de estos niños. Este es el momento en que pueden decir “basta, no voy a cumplir órdenes que violen los derechos humanos de estos niños”.
Si no encuentran dentro de su propio ser la humanidad, dignidad, y valentía de rechazar la separación de estas familias, ustedes serán cómplices del trauma psicológico que el Presidente Trump les está causando a estos niños. Ustedes no tienen que llevar a cabo el trabajo sucio, cruel e inhumano del Presidente.
Millones de personas en este país y a través del mundo los apoyarán. Estarán en el lado correcto de la historia y la justicia. Háganlo por estos niños, pero aún más importante, háganlo por usted mismo. No permitan que la Administración Trump les robe su dignidad y humanidad.
Marielena Hincapié es la directora ejecutiva de el National Immigration Law Center, una organización dedicada a defender y avanzar los derechos de inmigrantes con bajos recursos.