Trump no apretó el gatillo pero su retórica contribuye a hostilidad política, según expertos

Trump continuó hoy sus ataques contra la prensa y los inmigrantes, aún cuando crecen las críticas de que su retórica está contribuyendo al clima de hostilidad política en el país

El presidente y su retórica antiinmigrante.

El presidente y su retórica antiinmigrante.  Crédito: Mario Tama/Getty Images

WASHINGTON— La violencia política no es un fenómeno nuevo en EEUU pero, a ocho días de los comicios legislativos, el presidente Donald Trump rechazó este lunes que su retórica incendiaria contribuya al clima de hostilidad, y en vez acusó a la prensa de ser “el verdadero enemigo del pueblo”.

La racha de violencia en Estados Unidos a manos de hombres blancos la semana pasada en distintos delitos motivados por el odio contra líderes demócratas, dos afroamericanos en una tienda en Kentucky, y una sinagoga en Pensilvania, han puesto los reflectores sobre la retórica del mandatario.

Trump ha mostrado un patrón predecible: primero condena los incidentes y hace un llamado a la unidad nacional, y después, saliéndose del guión preparado, ataca y responsabiliza a sus detractores y a la prensa por la mayor polarización en el país.

Según el estratega demócrata, David Axelrod, esto se debe a que Trump apuesta a continuar estos ataques para azuzar a su base, sin importar el efecto que pueda tener su retórica.

 Más ataques de Trump

Esta mañana, desde su cuenta en Twitter, Trump dijo que hay una “gran ira” en EEUU causada en parte por noticias “imprecisas y hasta fraudulentas”, afirmó que los “medios falsos” son “el verdadero enemigo del pueblo”.

“Los medios de noticias falsos, el verdadero enemigo del pueblo, deben cesar su abierta y obvia hostilidad y reportar las noticias de forma justa y precisa”, dijo Trump.

“Eso hará mucho por apagar la llama de la ira e indignación, y entonces podremos unir a todos los bandos en paz y armonía”, argumentó el mandatario.

Trump hizo esos comentarios mientras la cadena televisiva CNN informó hoy del hallazgo de otro paquete con explosivos dirigido a su oficina en Nueva York, tras otro que recibió la semana pasada como parte de una campaña de fallidos atentados contra prominentes figuras demócratas.

El mandatario, que viajará el miércoles a Florida para hacer campaña por el candidato republicano a gobernador, Ron DeSantis, acusó hoy de “ladrón” a Andrew Gillum, el rival demócrata de éste  y nuevamente repitió, sin ofrecer pruebas, que la caravana de inmigrantes centroamericanos incluye a pandilleros y “gente muy mala” y es una “invasión” de EEUU.

Aunque Trump ha hecho un llamado a la unidad nacional, sus ataques contra rivales políticos y contra los medios de comunicación se convierten en un guiño hacia la violencia de extremistas en  EEUU.

La Casa Blanca ha rechazado que la retórica de Trump esté abonando el enrarecido clima político en EEUU, o que tenga parte de responsabilidad por actos de violencia.

“Todos tienen su propio estilo y, francamente, la gente en ambos lados (del espectro  político) usa lenguaje fuerte sobre nuestras diferencias políticas. No creo que se pueda conectar (ese lenguaje) a actos o amenazas de violencia”, argumentó el vicepresidente, Mike Pence, en un programa dominical de la cadena NBC.

“No pienso que el pueblo estadounidense los conecte. El pueblo estadounidense cree que los responsables son los que realizaron estas amenazas”, subrayó.

El odio como arma política

Las autoridades federales presentado cinco cargos criminales contra Cesar Sayoc por el envío de al menos 13 paquetes con explosivos contra líderes demócratas la semana pasada, y no descartan pedir la pena de muerte.

También presentaron cargos contra Robert Bowers, el nacionalista blanco que masacró a 11 personas e  hirió a otras seis en la sinagoga “Tree of Life” en Pittsburgh (Pensilvania), en lo que supone el ataque más mortífero contra la comunidad judía en este país.

Mientras, Gregory A. Bush, ha sido acusado por el asesinato de los afroamericanos Maurice Stallard y Vickie Jones, el miércoles pasado en una tienda en Jeffersontown (Kentucky),  incidente que han calificado como un crimen motivado por el odio racial.

Historia de violencia política

Un estudio de 2017 del Instituto Cato indicó que EEUU ha registrado múltiples actos de violencia por parte de individuos o grupos extremistas en todo el espectro político, que se cobraron la vida de 3,342 personas entre 1992 y el 12 de agosto de 2017.

El 92% de los asesinatos fueron cometidos por extremistas islámicos, que suponen el grupo ideológico más mortífero, como quedó de manifiesto con los atentados del 9/11, en los que murieron casi 3,000 personas.

Los terroristas de grupos nacionalistas blancos y de ultra derecha conformaron el segundo grupo más mortífero, y en ese período mataron a 219 personas, y fueron responsables por el 6,6% de homicidios por terrorismo. Cinco personas han fallecido desde 2016 a manos de estos grupos, incluyendo el registrado el año pasado en Charlottesville (Virginia).

Terroristas identificados con la izquierda, por su parte, mataron a 23 personas entre 1992 y 2017, 13 de los cuales ocurrieron en 2016.

El riesgo de morir en un ataque terrorista por musulmanes durante el período analizado fue de cerca de uno en 2,5 millones por año, seguido por uno en 33 millones a manos de nacionalistas blancos.

El atentado en la Ciudad de Oklahoma, el segundo ataque más mortífero en suelo estadounidense después del 9/11, dejó 168 muertos y conformó el 77% de los asesinatos a manos de nacionalistas y extremistas de ultraderecha.

En cambio, el riesgo de morir en un atentado de grupos de izquierda fue de uno en 330 millones por año, según el análisis. Así, terroristas de grupos nacionalistas y de derecha han asesinado diez veces más el número de personas desde 1992 que ningún otro grupo.

Mientras, la llamada “Liga Anti-Difamación” (“Anti-Defamation League, ADL), que ha organizado vigilias por las víctimas en Pittsburgh, dijo que hubo un incremento del 34% en incidentes de acoso y vandalismo contra entidades judías entre 2015 y 2016, y un incremento del 57% el año pasado.

Jonathan Greenblatt, director nacional de ADL, ha dicho que le preocupa que ha aumentado el antisemitismo en EEUU y se ha “normalizado” en el clima político actual, pero pidió combatir la demagogia y fervor anti-inmigrante que alientan los crímenes motivados por el odio.

https://twitter.com/JGreenblattADL/status/1056971421421920257

Vocablos como “globalistas”, un eufemismo para atacar el presunto poder global de los judíos, ha dejado la oscuridad de grupos antisemitas en internet para ocupar un lugar prominente en el diálogo nacional, según Greenblatt.

La carga letal de las palabras 

Expertos consultados por este diario coincidieron en que, aunque Trump no haya ordenado los ataques, su retórica resuena entre individuos y grupos extremistas propensos a la violencia, particularmente nacionalistas blancos, que ven enemigos en los judíos, inmigrantes y minorías.

“Trump puede darle el giro que quiera al ataque letal del sábado pasado contra judíos en Pittsburgh, los atentados con explosivos (contra demócratas), y el asesinato de afroamericanos. Pero es su discurso de odio el que ha contribuido a la violencia y muerte en EEUU, y en vez de mostrar liderazgo, insiste en sus amenazas contra mujeres y niños que huyen de la violencia en Centroamérica”, dijo David Leopold, un abogado de inmigración en Ohio.

“Trump ha mostrado una y otra vez no sólo que no está apto para la presidencia sino que es un peligro para la paz y seguridad de EEUU”, afirmó.

Sin embargo, David Bier, analista del Instituto Cato, consideró que no es una “reacción justa” que se culpe a Trump por los ataques porque “él nunca ha alentado el envío de paquetes amenazadoras a nadie”, y aún si Sayoc encontró inspiración en sus palabras, eso no lo hace “responsable o cómplice”.

La violencia de cualquier índole “sería inmoral” y tampoco se podría culpar a la excandidata presidencial demócrata en 2016, Hillary Clinton, si surge algún ataque contra Trump debido a las críticas de ésta, enfatizó Bier.

Larry Sabato, director del Centro para Políticas de la Universidad de Virginia, señaló que a nadie debe sorprender que en una “era partidista” surjan comentarios partidistas o que ambos partidos se hagan recriminaciones mutuas.

“Los demócratas le echan la culpa a la retórica de Trump, y los republicanos replican que esto es un plan de los demócratas para hacer lucir mal a los republicanos. Ambos lados están citando ejemplos de cuando sus partidarios han sido víctimas de ataques físicos”, observó.

“En otros tiempos, la mayoría de la gente esperaba a que se establecieran los hechos antes de lanzar ataques, pero en esta era, ¿Para qué esperar? Las teorías de conspiración se convierten en ´hechos´ si se repiten lo suficiente. Es triste en realidad, pero es otro ejemplo de cómo han caído nuestros estándares políticos”, lamentó Sabato.

Líderes de ambos partidos en el Congreso han hecho un llamado a la calma y la unidad nacional pero no está claro que vayan a cesar las recriminaciones políticas.

En unos comicios que el propio Trump ha descrito como un “referendo” sobre su mandato, su retórica y los actos de violencia derivada de las armas jugarán un papel en las urnas, señalaron los expertos.

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