Qué tipo de cirugía de vesícula elegir: ¿Convencional o por laparoscopia?
Las cirugías de vesícula son procedimientos rutinarios. Existen dos tipos de ellas
La vesícula no es uno de los órganos del cuerpo más comentados o conocidos en términos generales. Sin embargo, es un elemento importante en nuestro proceso digestivo dado que nos ayuda a la absorción de grasas.
Como cualquier otro órgano, la vesícula puede darnos problemas, específicamente cálculos biliares. Como no es un órgano extremadamente vital, se le puede extraer quirúrgicamente. Existen dos procedimientos para esto: laparoscopia, y cirugía convencional.
¿Qué es la vesícula?
Es un órgano que forma parte del aparato digestivo del cuerpo humano y de los animales cuadrúpedos (sin contar caballos y ciervos). Se encuentra por lo general debajo del hígado.
Cumple con la función de almacenar y concentrar la bilis secretada por el hígado. La bilis llega a la vesícula mediante los conductos hepático y cístico para así ser liberada en el momento de la digestión.
La secreción de la bilis mediante la vesícula está incentivada por la ingesta de alimentos, especialmente cuando hay carne o grasas de por medio. La función de la bilis consiste en facilitar la absorción de las grasas y de la digestión en general.
Tipos de cirugías
Se le conoce como colecistectomía a la operación médica dirigida a la extracción de la vesícula biliar. La colecistectomía puede llevarse a cabo mediante dos tipos específicos de cirugías:
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Laparoscopia
Constituye hoy en día el método más usado para solventar los problemas de la vesícula. Se realiza normalmente con 2 o 3 pequeñas incisiones en el abdomen del paciente. Se caracteriza por ser una técnica de invasión mínima, lo que hace a la recuperación postoperatoria más rápida.
Existen variantes donde la vesícula es extraída por medio de la vagina o por el ombligo. A estas operaciones se les conoce como Colecistectomía laparoscópica vaginal y Colecistectomía laparoscópica transumbilical, respectivamente.
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Cirugía abierta convencional
Es la cirugía de tipo común. Se realiza a través de un corte mayor en el abdomen para extraer la vesícula. A diferencia del procedimiento anterior, suele tener un periodo de recuperación más extenso, y sí deja una cicatriz muy visible.
Normalmente, la cirugía abierta convencional se lleva a cabo ya que el paciente presenta patologías que significan un riesgo para sí mismo, tales como anormalidades en la zona abdominal.
Ambas cirugías requieren anestesia general, y suelen requerir un periodo de 1 a 2 días de hospitalización antes de ellas.
¿Por qué operarse?
Los problemas en la vesícula aparecen frecuentemente a causa de cálculos biliares. Son pequeñas piedras que se forman en ese órgano o en los conductos biliares causando dolor, especialmente de consumir grandes cantidades de comida.
Si los dolores se profundizan o se prologan, existe la posibilidad de desarrollar una colecistitis, pancreatitis o incluso peritonitis biliar. En orden de proteger al paciente, se recomienda en la mayoría de los casos la realización de una cirugía de vesícula.
Riesgos
Los riesgos de una cirugía de vesícula son realmente mínimos, pero existentes. Entre ellos podemos contar hemorragias e infecciones, que son riesgos presentes en prácticamente cualquier intervención quirúrgica.
Fuentes: tuasaude.com / operarme.es