Latinos no se pierden las ofertas del Viernes Negro
Buscaban ahorros en ropa y electrónicos en el día de arranque de la temporada de compras navideñas y de invierno
No se vieron las grandes filas y aglomeraciones de otros años durante las primeras horas del Viernes Negro, pero conforme la mañana avanzó, más y más gente comenzó a inundar el Mall de Glendale Galleria en la ciudad de Glendale, al norte del centro de Los Ángeles.
El sonido del claxon de los automóviles apresurando a otros automovilistas para entrar al estacionamiento, mostraba el nerviosismo de los compradores por llegar a las tiendas.
Otra gente salía cargada con sus bolsas. Las mayor parte con bolsas de ropa, y uno que otro juguete.
“Es el tercer año que vengó a las Galerías de Glendale. Compramos ropa, zapatos y un aparato electrónico para los hijos, un nintendo Switch”, afirma Raquel Martínez quien vino con sus tres menores hijos, Abraham, Gilberto y Daniel.
“No puedo decir cuánto me ahorre pero gasté como 500 dólares”, dice Raquel, de oficio cajera. Ella llegó a las 7 de la mañana con sus hijos al centro comercial de Glendale Galleria. “No me gusta madrugar ni desvelarme, por eso llegamos a las 7 de la mañana”, platica.
Esta madre vive en el barrio de Koreatown, y ella y sus hijos usaron el transporte público para llegar a Glendale.
¿Entonces ya compró todos los regalos de Navidad para sus hijos?
No solo la ropa de invierno, dice esta madre, quien consideró que los precios del Viernes Negro estaban “regulares, no había grandes descuentos”.
Pero Alejandro Herrera quien llegó con su hermana Nancy Herrera a hacer sus compras de Viernes Negro a Glendale Galleria a las 5:30 de la mañana, dice que sí encontró buenas ofertas. “Una camisa de 25 dólares, me salió 12”, comenta.
A él si le gusta madrugar en el Viernes Negro porque hay menos gente, y las líneas para pagar están más solas que si llega por la tarde. “Es el primer Viernes Negro que llegó tan temprano, otros años he venido en la tarde”, dice Alejandro.
William Peñate, un inmigrante de El Salvador llegó a las siete de la mañana a hacer sus compras de Viernes Negro. “Compramos ropa y juguetes para los niños. Gastamos unos 150 dólares. Creo que me ahorre unos 50 dólares. Los precios están regulares, pero pienso regresar de compras los Viernes Negros”, cuenta.
Deborah Gámez salió contenta porque encontró las marcas de sus maquillajes más baratos que de costumbre. “Ellos nunca dan descuentos. Esta vez sí había muchas rebajas. ¡Increíble!”, dice feliz Deborah a quien le llevó cuatro horas hacer todas sus compras. “Llegamos a las 7 de la mañana, y tuvimos que esperar para que abrieran”, dice esta joven quien vino acompañada de sus amigas.
Desde el Día de Acción de Gracias, en el pre Viernes Negro, muchos angelinos hicieron filas para ser de los primeros en entrar a los grandes almacenes. Algunos negocios abrieron desde las 2 de la tarde como JCPenny; Target abrió sus puertas a las 5 de la tarde; Macy’s a las 6 de la tarde. Algunos establecimientos comerciales permanecieron abiertos sin parar más de 24 horas, hasta la media noche del Viernes Negro, ya para comenzar el sábado.
La mayoría de las tiendas en Glendale Galerías ofrecía descuentos por un 50%, y comparado con el Viernes Negro de 2017, se espera un aumento de un 5% en el número de compradores.
Al otro lado de Los Ángeles, al sur del condado, en el popular mall de tiendas de descuento Citadel Outlets en la ciudad de Commerce, Roberto Johnson, portavoz del centro comercial, daba a conocer que esperaban 100,000 compradores el Viernes Negro, y para todo el fin de semana, 300,000.
“Nuestros clientes son Hispanos y asiáticos principalmente”, precisa.
Y agrega que las tiendas ofrecen descuentos de entre 40 a un 70%.
El Viernes Negro abrió la temporada de compras por los días de fiestas navideñas y de invierno que concluye en enero.