El cabello se puede convertir en un regalo solidario

Estudiantes de Woodland Hills deciden donar su melena a niños que luchan contra el cáncer

Unas niñas muestrasn el cabello que donaron. / foto: Jorge Luis Macías

Unas niñas muestrasn el cabello que donaron. / foto: Jorge Luis Macías Crédito: La Opinión

Arianna Vázquez dejó crecer su cabello durante cuatro años; no obstante este viernes un corte de cabello la despojó de casi 15 pulgadas de su larga melena negra.

La niña de 11 años de edad, acudió junto a su madre, Claudia Trinidad, a “Pony-Up Cut-A-Thon” (Maratón de corte de cabello), que tuvo como objetivo colectar cabello de padres, maestros y alumnos para donarlo a una organización que ayuda a pequeños que combaten el cáncer.

“Yo lo hice en memoria de mi abuelito Aureliano que murió de cáncer en 2015”, dijo la alumna de sexto grado de Woodland Hills Academy.

“Me gusta la nobleza de su corazón… Su idea era que una niña con cáncer pudiera tener [la oportunidad] de hacerse una trenza o una cola de caballo con su cabello”, indicó Trinidad, quien es originaria de Guatemala.

Arianna formó parte del grupo de 51 personas de la primaria Serrania y de la secundaria Woodland Hills que permitieron que les cortaran el cabello que será donado a la organización Children with Hair Lost (Niños con pérdida de cabello) de South Rockwood, Michigan, que padecen de cáncer.

Portando gorros de color rosa, unos 700 estudiantes de ambas escuelas escribieron en un cartel el nombre de las personas a quienes recordaban y que habían sufrido de esta enfermedad.

“El maratón de corte de cabello es un evento increíble que une a la comunidad de Woodland Hills”, destacó Rasheed Khan, director de la Escuela Primaria Chárter Serrania de Estudios Enriquecidos. “Es una oportunidad maravillosa para que nuestros estudiantes aprendan sobre la empatía y la solidaridad”.

Varios de los presentes dijeron conocer a alguien —un familiar, amigo o vecino— que ha luchado contra el cáncer y que, a causa de sesiones de quimioterapia o radiaciones han perdido cabello, cejas y hasta pestañas.

Khan recordó el fallecimiento reciente de la exsuperintendente del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) Michelle King, a causa del cáncer.

“A menudo damos dinero o nuestro tiempo, pero este evento es único porque permite a nuestros estudiantes compartir una parte de ellos mismos”.

¿Cómo se originó el evento?

En los seis años que viene llevándose a cabo el “Pony-Up Cut-A-Thon”, ideado por Yevette Peterson —madre de familia y dos veces sobreviviente de cáncer de mama— se han creado 120 colas de caballo que representan 142 pies de cabello.

¡Eso es impresionante!”, añadió Pierce Peterson, hijo de Yenette.

¡Ella es nuestra madre!!”, apuntó Grace Peterson. ¡Ella es nuestra super heroína, porque sobrevivo al cáncer dos veces! Y me siento muy orgullosa de ella”.

Yevette narró a La Opinión que la detección de cáncer de mama que tuvo fue hace 11 años y la segunda en 2012.
“A causa de la quimioterapia perdí todo mi pelo, las cejas y las pestañas”, recordó. “Yo sentía que la vida se me iba por completo;
pensaba que quizás no podría sacar adelante a mis hijos ni cuidar de ellos; estaban muy pequeños”.

Dijo que al principio lloró bastante, pero en el proceso de recuperación hubo personas cercanas que la alentaron a no dejarse vencer y también oraron por ella.

“Si tienes esperanza y fe, todo pasará”, declaró. “Ese es el mensaje que enviamos a todos los que participan en estos esfuerzos de donar su cabello”.

Alma Álvarez, subdirectora de Woodland Hills Academy, dijo que ella colaboró y donó su cabello hace seis años.

“Esta ha sido una oportunidad para que los niños vean a los adultos como modelos y a la larga, obtengan la valentía e inspiración para ser generosos”, declaró. “El pelo es algo transitorio, pero la esperanza dura por siempre”.

Sorprendida por la decisión de su hija

Julianie Santiago, estudiante de Woodland Hills Academy, siempre cuida que su cabello se vea presentable, fue por eso que su madre, Sandra Flores, se sorprendió cuando su hija le dijo que quería cortárselo.

“Nunca ha querido que le corten ni un poquito”, dijo. “¿Estás segura de que quieres cortarte el pelo? ¿Y qué pasará si te lo cortan mal? Yo no te lo voy a poder pegar” fueron las preocupaciones de la madre.

Pero Julianie, a sus 10 años de edad, estaba decidida a ser parte de la diferencia.

“Yo vine [a donar mi cabello] porque quiero ayudar a otras niñas”, dijo, mientras la estilista Cathy García, de Simbiotica Hair House de Woodland Hills, le arreglaba su cabellera.

El corte de colas de caballo por parte de las 31 estilistas incluyó a donadores que iban por primera vez y a muchos más que lo han hecho hasta dos o tres veces en el pasado.

Uno de ellos fue Justin Pereyra, un alumno del octavo grado que está realizando la transición de niña a niño.

“Está bien ser lo que quieras ser y no tener miedo”, dijo a La Opinión, el menor cuyo tío “Mo” murió de cáncer en 2013.

Al final del acontecimiento, casi 370 pulgadas de cabello (aproximadamente 31 pies) de coletas fueron colocadas en bolsas de plástico.

“Me cortaron 12 pulgadas de pelo, pero lo hago con gusto por las niñas que tienen cáncer”, aseguró alumna del quinto grado de la primaria Serrana Hanna Hochberfg. “Yo sé que mi pelo volverá a crecer, por eso no fue una decisión difícil de tomar. Hice lo
correcto”.

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