Las autodefensas retan al nuevo gobierno de México

Analista: que a la Guardia Nacional no se le haya dado peso de policías estatales y municipales significa más poder para los cárteles

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Policía comunitaria en municipios de Guerrero Crédito: Agencia Reforma

MÉXICO – El mensaje fue claro: “Después de las 22:00 horas no nos haremos responsables, incluso si “caen” inocentes”. La advertencia, lanzada a través de panfletos que se repartieron por la noche en la colonia Independencia del municipio de Tepeojuma, Puebla, a finales de febrero pasado, sorprendió a los habitantes: en adelante quedarían acorralados por el toque de queda impuesto por desconocidos.

“Cuando esa gente quiera nos mete un plomazo”, dijo un vecino a la prensa local que documenta desde inicios de año la presencia de grupos armados que se denominan “autodefensas” en la región sur del estado.

Puebla se sumó así a otros estados donde se han conformado organizaciones de ciudadanos que asumen la seguridad como un asunto paralelo e independiente del Estado con el discurso de que éste los abandonó frente a la violencia, aunque algunos críticos los acusan de ser parte del crimen organizado.

Ocurrió previamente en Guerrero, Michoacán, Morelos y Tamaulipas, donde, aprovechando la buena prensa que tenían algunas organizaciones ––inspiradas en el sistema de seguridad indígena–– en el sexenio pasado, los cárteles crearon simulaciones de autodefensas para encubrir sus  intereses y mantener el control de territorios.

“Así lo han manifestado La Familia, Los Templarios,  Jalisco Nueva Generación o al cartel del Golfo”, observó el analista de seguridad nacional José Fernández.

En la sierra de Guerrero, el Frente Unido de Policías Comunitarios del Estado de Guerrero (FUPCEG) tomó a punta de balazos la comunidad de Filo de Caballos y sus alrededores en noviembre pasado, supuestamente para defenderlos del crimen organizado y, desde entonces, cientos de pobladores han tenido que dejar sus casas y plantarse en las afueras del Palacio Nacional en espera de ayuda del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La falta de una regularización clara para estos grupos que comenzaron a multiplicarse tras la rebelión de la comunidad indígena de Cherán, la de Hipólito Mora y José Manuel Mireles, en Michoacán, o la de Nestora Salgado, en Guerrero, ha dejado en la indefensión  a miles de pobladores.

El periodista guerrerense Tomás Tenorio contabilizó que actualmente hay 23 grupos con alrededor de 20,000 elementos de autodefensas en Guerrero:  cada vez mejor armados, más numerosos y envalentonados, sin ley.

“La Policía del Estado tiene alrededor de ocho mil agentes, la policía ministerial poco más de mil, y los militares desplegados para tareas de seguridad no rebasan los mil. Es decir, ni juntando a todos los integrantes de las fuerzas de seguridad igualan a los de los grupos de autodefensas que se han creado de unos cinco años a la fecha”.

Algunos de ellos, como la CRAC que opera sólo en territorio indígena, protegida por ley de los pueblos originarios, han sido partidarios de que se incluyan algunas de sus prácticas de seguridad pública como la rotación de mandos a cargo de gente de la comunidad, la elección de los comandantes por votación y otros, pero las propuestas no se han discutido en el congreso.

El analista Fernández considera que el problema va más allá: que en la Guardia Nacional no se haya dado peso al papel que tendrán policías estatales y municipales y, por lo tanto, que los grupos de autodefensa al mando de los cárteles sigan con el control.

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