El oasis de lujo en Estados Unidos a donde van narcotraficantes a lavar dinero
Miembros de cárteles como el del Golfo y Los Zetas acuden a comprar productos de lujo
McAllen, Texas, se ubica apenas a ocho millas de la frontera con México, es decir, a unos 4.9 kilómetros, lo suficientemente cerca para evadir a autoridades e ingresar con dinero en los bolsillos o maletas, a comprar productos de lujo, que sirven para el lavado de dinero.
La ciudad es conocida por sus tiendas del alta costura y productos exclusivos, además de sus palmeras. No cualquiera puede ir de compras a ese punto, pero las autoridades locales temen que varios de los compradores sean traficantes de personas o narcotraficantes. ¿De dónde saldría tanto dinero entonces?
“Se trata de contrabando”, dijo una fuente federal al New York Post. “Ya sea que se trate de drogas o de contrabando de personas, los carteles están lavando su dinero aquí”.
Esa ciudad es considerada como la “zona cero” de la crisis fronteriza entre los Estados Unidos y México, pero tiene un nuevo concesionario Maserati y anuncios de relojes Rolex y Cartier, además de decenas de mansiones vacías.
El dinero se mueve como “el agua” con ventas anuales de $3,200 millones de dólares.
“Parte de ese dinero incluso llega a las campañas políticas en este bastión tradicionalmente demócrata”, destaca el Post.
En 2014, Guadalupe “Lupe” Treviño, el ex alguacil del condado y uno de los abogados más poderosos del estado, fue declarado culpable, luego de confesar haber tomado dinero en efectivo de un narcotraficante de Texas que tenía un negocio de camiones.
Se llevó hasta $120,000 dólares del capo convicto Tomás “El Gallo” González, dinero que en parte fue utilizado en campaña de reelección. Fue sentenciado a cinco años en una prisión federal y liberado en enero.
Su hijo, Jonathan Trevino, fue condenado en 2014 por tráfico de drogas y cumple una condena de 14 años en una prisión federal, debido a vínculos con el Cartel del Golfo.
Miembros de Los Zetas también son ubicados como “clientes frecuentes” de este oasis financiero de narcotraficantes y traficantes de personas.
“Hay tantos niveles de corporaciones que se vuelve muy difícil rastrear el dinero hasta su origen criminal”, reconoció la fuente federal al Post.