Editorial: No aprendimos la lección de Columbine
Se estima que a partir de Columbine hubo seis matanzas y 40 incidentes escolares con armas de fuego.
La matanza en la secundaria Columbine cambió nuestra sociedad. No es casual que días de cumplirse 20 años de la tragedia, el mismo distrito escolar haya estado en alerta ante la amenaza de una adolescente armada.
El incidente terminó con el suicidio de la joven de 18 años de edad, Sol Pais. Ella, aparentemente obsesionada con la masacre, viajó a Denver, Colorado, en donde compró una arma. Las escuelas, incluyendo Columbine, implementaron los procedimientos de seguridad, clausurando sus puertas con miles de alumnos adentro, hasta que concluya la amenaza.
Puede llamar la atención el impacto colectivo que tiene la amenaza de un individuo. Es la herencia de Columbine. La matanza de 12 estudiantes y un maestro cometida por Eric Harris y Dyan Klebold, fue un parteaguas que destruyó la tranquilidad de millones de niños y jóvenes.
Decir Columbine hoy es hablar del peligro de que estudiantes insatisfechos, con un fácil acceso a las armas de fuego, maten a quien se les cruce en una escuela. Es el motivo para que haya que pasar detectores de metales para ir al aula, se promuevan mochilas transparentes, artículos escolares que sirvan como escudos, se habla de maestros armados y que los alumnos practiquen ejercicios escondiéndose bajo el escritorio.
En la década de los cincuenta los ensayos escolares eran para protegerse de una bomba atómica. En el siglo 21 es para evitar que un alumno armado los asesine.
Era difícil predecir que Harris y Klebold iban a ser héroes a emular por otros jóvenes. Se estima que a partir de Columbine hubo seis matanzas y 40 incidentes escolares con armas de fuego. En 20 de estos casos los agresores dijeron usar a Columbine como modelo.
Hace dos décadas se especuló que la formación de “mafias” escolares y la música gótica influyó sobre los homicidas. Ahora se identifica a los estudiantes que tienen un determinado perfil y trabajar con ellos para enfrentar los problemas sicológicos o las frustraciones adolescentes para que no salgan fuera de control. Se comprenden mejor las causas.
El ambiente de violencia que domina en la sociedad empeoró. Los juegos de video que atrapan a los jóvenes son cada vez más sangrientos y los casos reales de crímenes son populares en la TV. Los medios sociales colaboran al aislamiento y a las obsesiones, dicen expertos de la salud.
Lo inadmisible es que hoy haya el mismo acceso a las armas de fuego usadas en Columbine que hace 20 años.
Una poderosa minoría logró que con el correr de las matanzas las escuelas se transformen en una fortaleza, que generaciones vayan a la escuela con miedo, con tal de poder comprar y vender un fusil de guerra. Qué contraste con Nueva Zelanda, que inmediatamente prohibió el arma usada en una matanza religiosa.
No aprendimos la lección de Columbine.