Centroamericanos vuelven a enfrentar la muerte sobre La Bestia
Se reporta una nueva víctima mortal: un migrante salvadoreño que falleció presuntamente por deshidratación
MEXICO – Colgada de un vagón, una hondureña peleó entre la vida y la muerte por un paso en falso arriba del tren en movimiento. La velocidad aumentaba y, en el péndulo, a ratos, podía quedar sin brazos, sin piernas o sin cabeza; otros, salvar el pellejo y caer sobre la grava de a lado de los afilados hierros.
Finalmente recibió ayuda de otro inmigrante que la jaló lejos del peligro, según los testimonios narrados a la prensa presente en Arriaga, Chiapas, la localidad en el que inicia el trayecto del tren de carga al que en últimos días volvieron los centroamericanos después de diversos operativos contra las caravanas.
“Anteriormente los migrantes transitaban entre la muerte, los secuestros, violaciones, cobro de piso y reclutamiento por parte de criminales y ahí los está empujando nuevamente el gobierno”, advirtió Rubén Figueroa, activista el Movimiento Migrante Mesoamericano quien, por años, ha monitoreado el tránsito de centroamericanos por México.
Antes de formar caravanas hacia Estados Unidos, los migrantes usaban “La Bestia” como una alternativa de movilización clandestina hasta que en 2014 con el Plan Frontera Sur ––promovido por el entonces presidente Enrique Peña Nieto–– se comenzó a hacer operativos a la ruta del ferrocarril principalmente en Arriaga, Chiapas, a donde volvieron los indocumentados en los últimos días, tras las detenciones a los caravaneros.
“Habrá que ver qué hace el gobierno de Andrés Manuel López Obrador con el tren si no quiere que se vea, invisibilizar lo que está pasando a los ojos de Estados Unidos”, observó Figueroa.
Por ahora, la sombra de los males del tren volvió al acecho. Entre los más de 2, 600 que se calculan en el viaje entre Arriaga y el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, se reportó la primera víctima mortal: un migrante salvadoreño falleció presuntamente por deshidratación de viajar al intemperie en el toldo, sin comer. Otro hondureño perdió un brazo al caer, mutilado por las ruedas.
El sacerdote Alejandro Solalinde, Premio Nacional de Derechos Humanos por su defensa a los indocumentos y quien hasta hace poco defendía las políticas migratorias de la nueva administración, hizo un llamado al presidente de quitar el tema de las manos de la ministra de Gobernación Olga Sánchez Cordero, por considerar que “es de la alta sociedad” y no conoce al tema migrante.