Tangoterapia hace bailar a enfermos de parkinson en México

Conoce la historia de Omar García, quien ha cambiado su vida al practicar esta actividad

MEXICO – Al fondo, Omar García. El rostro contraído, ceño fruncido, manos inquietas, lengua que se enreda y una historia que inició 37 años atrás cuando, de pronto, comenzaron algunos  dolores al caminar.

––Son tus nervios––le dijeron.

El diagnóstico médico tardó en llegar. Poco más de dos décadas. Algunos doctores decían una cosa; otros, otra, hasta que saltó la verdad con estudios neurológicos. Omar padece parkinson, una enfermedad neuronal, degenerativa, sin explicación de origen ni cura.

Sorprende, entonces, por su mejoría con el tiempo. Todos los días camina largos trayectos del Estado de México a la capital mexicana para vender artesanías. Todos los jueves se traslada a la Asociación Mexicana de Parkinson para bailar tango en la Asociación Mexicana de Parkinson

Toma microbuses y el metro, anda kilómetros,  bañado, rasurado, bien vestido, pantalón caqui, playera amarilla, presto para tomar la clase de Brandy Ruvalcaba.

La bailarina jalisciense creó un singular método de tangoterapia para parkinson que comparte con un promedio de 26 alumnos desde hace cinco años.

Omar García, de playera amarilla, padece parkinson hace 37 años.

“A ver, muchachos, todos en corte”, dice a las parejas que se lían ––entre acordes de bandoneón––, con  uno de los pasos más complicados del día. Concentración máxima, equilibrio total. 

Brandy exige mucho a sus alumnos. Cree en ellos. Impone retos cada vez más complicados  hasta que llegan a los escenarios convertidos en héroes: con tanta seguridad en sí mismos que el público se enamora de ellos. Literalmente.

En cierta ocasión llevó a un alumno a bailar al auditorio Carlos Pérez del Toro de la Universidad Nacional Autónoma de México y, al final de la presentación, una académica la abordó. “Me dijo,  oye, qué porte, qué bigote el de tu alumno ¡quiero conocerlo! Tiene parkinson, ¿sabes? No importa, me gustó”, recuerda Brandy la anécdota.

“Finalmemte no se lo presenté porque él era casado”.

Brandy sabe del poder que da vencer obstáculos en la danza porque ella tuvo problemas físicos de nacimiento y tenía que usar mangueras para caminar. Bailar sería hoy un absurdo sino fuera por su empeño de 29 años. Inició con ballet clásico, jazz contemporáneo, tap, folklore, hasta que el  tango la atrapó. “Empecé a bailar a los siete”.

Los alumnos se han apropiado del salón de prácticas con un baile libre. Giran, estiran los brazos y piernas en movimientos elegantes.

“Soy ilusionista, trabajé con delfines, también soy embajadora de la cultura coreana en México (cocina, lenguaje y caligrafía antigua) y todo lo aplico en el método”, detalla. “Inventé estas técnicas por mi madre, porque ella tiene parkinson y está en Guadalajara: es mi forma de ayudar en la distancia”, advierte. 

Brandy Ruvalcaba (pelirroja), inventó un método de tangoterapia para enfermos de parkinson.

En la Ciudad de México apoya a gente como Enriqueta Chavira, de 66 años, y Margarita Vallejo, de 75. La primera supo del parkinson hace poco.  El pie izquierdo se le entumió y listo: comenzaron los rumores, que si eran las lumbares, que si era la columna, hasta que el parte médico dio en el clavo. Aconsejó medicamentos, ejercicio, terapia y amor a la vida.

Desde entonces no deja de bailar ni el despacho contable que comparte con su esposo. Aún no tiene movimientos involuntarios y piensa atrasarlos a golpe de tango. “Es tiempo de ganarle a la enfermedad”, dice a este diario en un descanso. 

Margarita, 75 años, 12 años con el diagnóstico. Sueña con seguir una vida lo más normal posible, aprender a pintar porque ya no podrá  nadar ni tocar guitarra, actividades que no aprendió por trabajar como administradora en el gobierno y la iniciativa privada.

––No me arrepiento, hice lo que quise, me retiré cuando quise para irme un tiempo de misionera a Chiapas–– cuenta.

La clase ha terminado, las parejas se sueltan, hablan, ríen y salen camino a casa con la misma fuerza que el tango salió los arrabales para hacerse  más fino, más elegante, más respetado.

CIFRAS

  • Un cálculo aproximado del Instituto Mexicano del Seguro Social determinó en 2017 que en México padecen parkinson  alrededor de 50,000 personas en el país.
  • La Secretaría de Salud reconoce que cada vez se presentan en personas más jóvenes: desde los 40; a nivel mundial es entre los 50 y 60.
  • Hay mayor incidencia en hombres.

SINTOMAS

Al principio,  insomnio o la hiposnia (disminución de la precepción olfatoria), estreñimiento y trastornos del sueño. Posteriormente,  temblor en la mitad del cuerpo, acompañada con movimientos lentos, rigidez muscular y/o pérdida del lenguaje.

Fuente: Secretaría de Salud.

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