Cómo un mal conteo en el Censo 2020 puede agudizar la pobreza
Con la falta de participación latina en el proceso decenal, la situación en sus vecindarios se tornará más crítica
Cada 10 años se realiza el Censo que consiste en contar a todas las personas que viven en el país.
Los datos obtenidos sirven para establecer los distritos electorales (para congresistas, cuyos distritos se establecen de acuerdo a la distribución de la población) y la entrega de fondos federales dedicados a programas como Head Start, Medicaid, y muchos más.
Por esta razón, a medida que se acerca la fecha del Censo, se hacen esfuerzos para colaborar en el conteo, tratando de llegar a zonas y personas que habitualmente no son contadas.
“Una persona no contada significa que se pierden $2.000 dólares por año por los siguientes 10 años en programas y servicios que seguramente dicha persona utiliza”, dijo María Lemus, asistente de la senadora estatal Melissa Hurtado Demócrata, dist. 14).
La preocupación es que existen áreas donde el conteo es deficiente o limitado y que afecta de manera particular a zonas rurales, muy necesitadas de servicios para apoyo a la población ya que es en las zonas rurales donde existe alta concentración de pobreza y escasez de servicios.
“Históricamente, California ha tenido un alto porcentaje de personas no contadas”, dijo el profesor Edward Flores, sociólogo de UC Merced. “En 1990 se estima que un 2.7% de la población estatal no fue contada. En ese año fue el único estado en perder un congresista”.
Las zonas rurales, como Fresno, son las de mayor riesgo de no-conteo o conteo deficiente, debido a varias razones, pero según el profesor Flores, una de las principales causas es la complejidad de las familias. Él denomina “subfamilias” a aquellas personas o familias que viven en casa de otra familia. Muchas de estas personas no son contadas en el censo.
En California hay 2.8 miembros en cada familia, mientras que a nivel nacional es 2.5. El estado dorado tiene 9.3 subfamilias por cada 100 familias, mientras que a nivel nacional el promedio es de 6.3 por cada 100 familias.
En las zonas rurales las familias son más numerosas: hay 3.0 personas en cada familia. En el condado de Tulare, al sur de Fresno, por ejemplo, hay 3.5 personas en cada familia y 12 subfamilias por cada 100 familias
En el Valle Imperial y de San Joaquín, 1 de cada 5 miembros de subfamilias son niños de 0-4 años y este es el sector que menos se cuenta en el censo.
A esta complejidad hay que agregarle que en las zonas rurales existe un alto porcentaje de inmigrantes, muchos de los cuales no hablan inglés.
Para el Censo 2020, California destinará más de $150 millones para intentar un mejor conteo de su población. Incluso abrió una oficina en Sacramento, llamada California Complete Count, y tiene representantes en varias regiones del estado.
Para el próximo censo, el conteo se realizara entre el 1 de abril y el 1 de septiembre de 2020. Para Eddie Valero, Supervisor del Condado de Tulare, la preocupación es que en esta oportunidad el conteo se realizará en parte por el internet y no por el medio tradicional de llenar una forma y enviarla por correo o responder a las preguntas de los representantes del censo que visitan casas. En California se estima que 10 millones
“El censo es muy importante para nuestra democracia, tememos perder fondos federales si nuestra gente no es bien contada”, dijo Valero. “Tenemos que organizar coaliciones y pedirle a la gente que participe”.
Con igual espíritu, el alcalde de Farmersville, condado de Tulare, Greg Gómez, aseguró que las ciudades deben involucrarse ya que se corre el riesgo de perder fondos y servicios para jubilados y ancianos, préstamos hipotecarios, fondos para bibliotecas, y más.
Precisamente Gómez sugirió que las bibliotecas públicas dediquen un día para ayudar a las personas a participar en el censo.
Farmersville es la única ciudad del estado que aprobó una resolución rechazando la idea del gobierno federal de incluir en el censo una pregunta sobre el estado migratorio de las personas contadas. Esta idea fue rechazada por un juez pero la Corte Suprema —controlada por los conservadores— podría decidir este verano sobre el tema. Líderes latinos temen que si se incluye esta pregunta, miles de personas no quieran participar en el conteo.
Irma Medellín, una reconocida activista de Lindsay, condado de Tulare, ofreció un ejemplo de las limitaciones del conteo y cómo afecta a zonas rurales y comunidades pequeñas. En 2011, ella y un grupo de voluntarios realizó un conteo de niños en Plainview, condado de Tulare, para solicitar la creación de un parque.
“¡El 50% de los residentes de esa comunidad son niños, y eso no estaba reflejado en el Censo 2010!”, comentó Medellín, creadora de la organización Quinto Sol.
Y precisamente los niños son los que más podrían beneficiarse de programas y servicios si los fondos federales llegan a destino gracias a un conteo correcto.
Aunque no se sabe con exactitud qué programas serian más afectados en caso de que un conteo deficiente en el Censo 2020, si esto ocurre afectará seriamente a las personas de bajos ingresos ya que recibirían menos servicios y apoyos. Los niños son parte de este sector.
Según datos de 2014, el Condado de Tulare ocupa el tercer puesto en pobreza infantil (38%), Fresno ocupa el primer lugar en cuanto a pobreza de menores de edad.
Tenemos que recordar que los datos del censo también se usan para determinar la construcción de nuevas escuelas. Si los sectores en mayor riesgo de no ser contados son aquellos de bajos ingresos y que viven en zonas rurales, el retraso en la construcción de escuelas ahondaría el círculo de la pobreza ya que las personas menos educadas tienen menos posibilidades de obtener buenos empleos.
El artículo es parte de la serie de sobre la pobreza con James Irvine