Novak Djokovic: cómo los bombardeos de 1999 definieron la carrera del tenista serbio
Desde crecer en un país devastado por la guerra hasta convertirse en el mejor jugador de tenis del mundo. Esta es una mirada en profundidad del ascenso a la cima del tenis de Novak Djokovic, que desde este lunes defiende el título de Wimbledon
Mirando hacia arriba desde la calle, este edificio de concreto no se ve diferente a las muchas torres alrededor de Belgrado.
Cuando entras, una puerta con barras verticales de metal como si fuera una prisión protege la entrada del primer piso a la izquierda.
Esta fue la casa del abuelo de Novak Djokovic, Vladimir.
Aquí, cuando era niño, uno de los tenistas más importantes de la historia se refugió mientras la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) bombardeaba la capital serbia entre marzo y junio de 1999.
Cuando sonaban las sirenas que advertían sobre un ataque aéreo, familias, vecinos y amigos bajaban las escaleras, atravesaban varias puertas de acero y entraban al sótano que los protegía.
Este fue un momento de enseñanza para Djokovic, tenista que ocupa el primer puesto en el ranking de Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), ganador de 15 torneos del Grand Slam y que desde este lunes defiende el título de Wimbledon en Londres.
Donde todo comenzó…
Cuando celebró su cumpleaños número 12, en mayo de 1999, una crisis destrozaba los Balcanes y Belgrado era un punto crucial.
Dos décadas después, todavía hay tensión sobre los bombardeos con que la OTAN buscaba expulsar a las fuerzas serbias de Kosovo, a los que acusaba de atrocidades contra los albano-kosovares.
“Cuando sonaban las alarmas y los aviones empezaban a zumbar, nunca se sabía dónde caerían las bombas“, dice Djordjo Milenic, un hombre mayor que era amigo del abuelo de Djokovic y que vive en el edificio adyacente.
“Ellos bombardearon lo que querían. ‘Daños colaterales’, dijeron. Bombardearon puentes, hospitales, murieron mujeres embarazadas…”.
Su voz se desvanece. “Es duro, es duro”.
Estamos en Banjica, un área residencial a unos 7 km al sur del centro de Belgrado. Los lugareños lo describen como “un suburbio promedio”, poblado por familias de clase trabajadora de origen étnico serbio que viven en apartamentos de ingresos medio.
El abuelo de Djokovic, Vlada, como lo conocían sus allegados, vivió en un apartamento de dos habitaciones hasta su muerte en 2012.
Ahora está desocupado y es propiedad, según los vecinos, de una de las tías de Djokovic, que creen que vive en Suiza.
Sin embargo, ese sitio siempre estará vinculado a la historia de cómo Djokovic surgió de una familia humilde y se convirtió en uno de los mejores jugadores de tenis de la historia.
“Estas experiencias me hicieron un campeón”
Djokovic vivió aquí con su abuelo viudo porque su padre Srdjan y su madre Dijana pasaban la mayor parte del tiempo lejos de Belgrado trabajando para mantener a sus tres hijos: Novak y sus dos hermanos menores, Marko y Djordje.
Los padres pasaban la mayor parte del año en Kopaonik, un centro turístico de montaña cerca de Kosovo, a más de cuatro horas en auto desde Belgrado.
De día daban clases de esquí, de noche servían pizza en el restaurante que tenían. Srdjan y Dijana trabajaron incansablemente para llegar a fin de mes mientras financiaban la carrera de tenis en expansión de Novak.
Los padres no querían interrumpir la educación de sus hijos, por lo que los chicos Djokovic se quedaron con el abuelo Vlada.
“Prácticamente estábamos siempre el sótano. Todos los que venían, entraban, no había ninguna limitación”, dijo Novak en un documental del canal de televisión estadounidense CBS en 2011.
“Nos despertábamos todas las noches a las 2 o 3 de la madrugada durante dos meses y medio por los ataques”, dijo sobre esos 78 días en 1999.
“En cierto modo, estas experiencias me hicieron un campeón. Nos hicieron más fuertes y más hambre por el éxito“.
La vida en el sótano
Muchos cerca de Banjica conocen a la familia Djokovic. Algunos compartieron el sótano donde se refugiaban.
Milica Milivojevic, una mujer de 31 años, vive en el piso de arriba del antiguo departamento de Djokovic.
Cuenta que había alrededor de “20 o 30” personas dentro del refugio y recuerda que olía a “humedad”.
“Escuchamos bombas, pero no mientras estábamos en el refugio”, dice.
“En el sótano, los más jóvenes jugábamos a algunos juegos de mesa (Monopoly o Risk), algunos niños mayores bebían o consumían drogas”, recuerda.
Y comienza a reír: “Pasaba mucho allí”.
Por supuesto, no hay ninguna sugerencia de que Djokovic, un niño prodigio que ya había aparecido en la televisión nacional diciendo que su sueño era ganar Wimbledon, hubiera participado en esas actividades adolescentes.
Él estaba demasiado ocupado persiguiendo su meta de convertirse en el número uno del mundo.
El entrenamiento
Bogdan Obradovic vio mucho en su vida dominada por el tenis y la política.
Siendo un prometedor jugador de tenis que pasó a ser entrenador con tan solo 18 años, Obradovic fue abordado por el padre de Djokovic para guiar a su hijo de 10 años.
Más tarde, Obradovic se convirtió en el capitán del equipo de la Copa Davis de Serbia, llevándolos a uno de los mayores triunfos deportivos de la nación cuando el conjunto que tenía como gran baza a Djokovic ganó el trofeo en 2010.
En la actualidad, y con 52 años, es diputado en el parlamento de Serbia.
“Con el padre de Novak teníamos amigos en común y ellos le dijeron que yo era un buen entrenador y que tal vez podría ayudarlo”, dice.
“Hicimos una práctica y me quedé en shock. Estaba completamente preparado. Había calentado, tenía su botella de agua, una banana, una toalla, todo. Nunca había visto eso en un niño tan joven”.
Obradovic supo que Djokovic, que en ese momento “pesaba alrededor de 25 kg”, estaba destinado a la cima.
Durante los bombardeos cuenta que trabajaron juntos “todos los días”, recorriendo Belgrado en busca de campos de juego en los que no tenían que pagar para entrar.
“Para entonces, la gente ya conocía a Novak, era popular, así que lo ayudaron mucho. Nos entrenamos en muchos clubes diferentes”, dice. “Había mucha improvisación, pero así lo hicimos”.
“Hacíamos todo a través de la diversión y siempre pensábamos que nuestra suerte cambiaría”, recuerda.
“Estábamos en una situación terrible durante los bombardeos. Escuchabas el ruido, lo veías en las noticias, mataban a personas y todo estaba destruido. Pero no se podía hacer nada y encontramos una manera de divertirnos”, agrega.
“Estuve con Novak todo el tiempo. Entrenar juntos todos los días era normal. Él estaba concentrado pero se divertía mucho en ese momento. Se reía mucho”.
El club que lo vio crecer
Djokovic entrenaba a menudo en el Partizan Tennis Club, que también incluye al equipo de fútbol 27 veces campeón nacional, además de exitosos equipos de baloncesto, waterpolo y voleibol.
Dusan Grujic fue presidente de Partizan durante 22 años y dice que este es el club que Djokovic “lleva en su corazón”.
“Novak dio sus primeros pasos en Kopaonik, pero eso fue solo por poco tiempo. Cuando tenía 6 años, vino a Partizan. Le dimos todo lo que pudimos y todo lo que quería”.
Las fotos Novak junto a otros exalumnos, incluida la campeona del Abierto de Francia 2008 Ana Ivanovic, se alinean en las paredes del modesto club.
Una de ellas muestra a Novak de niño con una gorra de béisbol y una bufanda del Partizan, junto con su amiga de la infancia Ivanovic. El vecino de Djokovic, Djordjo Milenic, cuenta que solía decirle al abuelo Vlada que Novak “debería casarse con ella”.
Otra foto muestra a Djokovic a los 16 años, vistiendo las franjas negras y blancas del club mientras se lo ve concentrado preparando un revés a dos manos, su mejor golpe.
Dragan Gavrilovic, uno de los responsables del mantenimiento del club de 75 años, está más que contento de dejar de lado las herramientas y hablar de tenis.
“Cuando Novak aún era pequeño, de unos 12 a 15 años, solía venir a jugar aquí y venía gente de toda la ciudad a verlo”, recuerda.
“Ellos y nosotros sabíamos que estaba destinado a grandes cosas.Todos querían verlo. Querían ver nacer la historia”, cuenta.
“No es humano”
De vuelta en Banjica, detrás de su antiguo bloque de apartamentos, un colorido mural muestra a Djokovic con su abuelo paterno a su lado y su entrenadora de la infancia Jelena Gencic en el otro.
Los lugareños pasean sin pestañear. Algunos incluso no se dan cuenta de que Djokovic vivió allí, pero no son muchos.
Una mujer que barre hojas y tierra se detiene para hablar con nosotros. “Sí, deberías escribir sobre Novak, deberías”, dice.
“Es como (que viene) del cielo. No es humano. Pero es un tipo modesto y normal”.
Ella ha vivido en el lugar durante 40 años. Señala el campo de fútbol de concreto donde algunos perros callejeros duermen bajo el sol.
“Ahí era donde solía jugar al fútbol. Cuando tenía tiempo, por supuesto, porque entrenaba mucho”.
“Luego se hizo famoso, pero venía aquí tan seguido como podía, aunque fuera por un día o cinco minutos”.
La mujer se resiste a dar su nombre y desaparece diciendo que ya no quiere hablar más.
Pero a los pocos minutos regresa, claramente incapaz de dejar de compartir el orgullo y el amor que tiene por Djokovic.
Ella fue una de las muchas que pasaron las noches en el refugio de bombas del sótano.
“No hablemos de eso”, dice. “No es agradable hablar sobre lo que hicieron tus vecinos en un momento tan delicado“.
“Cuando estuvimos allí les dije a los más jóvenes que huyeran, que abandonaran el país. En ese momento pensamos que no bombardearían a los civiles. Pero lo hicieron”, agrega.
Los bombardeos
La OTAN, la alianza de defensa regional más poderosa del mundo, comenzó sus ataques aéreos contra Serbia el 24 de marzo de 1999.
Acusado de limpieza étnica en Kosovo, el régimen del líder yugoslavo Slobodan Milosevic fue objeto de un intento de expulsar a sus tropas y permitir el ingreso al personal de mantenimiento de la paz internacional, después del fracaso de los esfuerzos diplomáticos.
Los bombarderos terminaron el 10 de junio de 1999, cuando las tropas yugoslavas comenzaron a retirarse de Kosovo.
La OTAN dijo que la intervención era necesaria para “detener la catástrofe humanitaria que se estaba desarrollando”.
Sin embargo, varios bombardeos fueron “ilegales”, según Human Rights Watch, una organización independiente que investiga los abusos de derechos humanos en todo el mundo.
Las heridas aún son profundas en Serbia y el resentimiento hacia la OTAN, y los países que la componen, prevalece en las calles de Belgrado.
“Estamos tratando de ser ‘parte de Europa’. ¿Cómo es esto?”, se pregunta Djordjo Milenic, el viejo vecino de Djokovic.
“Nos bombardearon y ahora dicen que somos amigos. Todo eso está organizado por Estados Unidos y Reino Unido”, dice.
Estereotipo negativo
Kosovo sigue siendo un tema importante.
Un mensaje político fuera del Club de Tenis Partizan, uno de los muchos lemas que se leen alrededor de Belgrado, dice: “Kosovo es una tierra serbia sagrada”.
Muchos sienten que los medios ‘occidentales’ están obsesionados con presentar un estereotipo negativo del país como agresivo, poco amigable y hostil. Ese es otro tema recurrente de conversación en la ciudad.
“La gente piensa que somos malas personas”, dice George Mitic, un taxista de 37 años.
“Pero no vienen y lo ven por sí mismos. Si solo ves las noticias, tienes un panorama completamente diferente”.
Él cuenta una historia que le pasó la noche anterior.
“Recogí a algunos escandinavos del aeropuerto, habían venido por negocios. Dijeron que estaban asustados”.
“Les pregunté, ‘¿por qué están asustados?’ Ellos respondieron, ‘porque tuvieron una guerra aquí'”.
“Les dije que somos gente abierta y amigable“.
Modelo
Sasa Ozmo, periodista de Sport Klub, describe a Djokovic como un “héroe nacional” que comprende profundamente la responsabilidad que tiene de promover la imagen de su nación en todo el mundo.
“Pero no solo es un embajador externo al mundo, sino que también es un embajador interno“, dice.
“Por ejemplo, hay una gran rivalidad con Croacia. Obviamente hubo guerra y todo está fresco, pero Novak siempre hace público su apoyo al equipo nacional de fútbol croata”.
“Eso no le cae bien a mucha gente aquí, pero él está tratando de cambiar de perspectiva. Él es realmente bueno en esa responsabilidad”.
Recientemente, Djokovic terminó primero en una encuesta de un periódico nacional en la que se preguntaba a los jóvenes en Serbia a quién admiraban más.
“Es un gran modelo a seguir. Hemos tenido algunos atletas realmente grandes que han inspirado a generaciones pero no lo han hecho de la misma manera que lo ha hecho Novak”, agrega Ozmo.
“Tenemos un jugador de baloncesto llamado Vlade Divac, que también es un gran embajador mundial y jugó en la NBA durante los bombardeos. Pero el alcance de Novak es mucho más amplio: es un héroe ‘captando a todos’ en Serbia. La gente puede identificarsecon él por su personalidad.
“El tenis es el tercer deporte del país detrás del fútbol y el baloncesto, pero Novak es el más popular“.
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