Cómo es seguir la investigación del juicio político a Trump junto a sus seguidores
Con las televisiones transmitiendo en directo las audiencias públicas del impeachment. ¿Cómo lo ven en los bastiones del presidente estadounidense?
Pennsylvania es uno de esos lugares que, en la práctica, definen al presidente de Estados Unidos.
La gran cantidad de delegados electorales que tiene este estado del noreste del país impulsó la victoria de Donald Trump en las elecciones en 2016, pese a que tuvo dos puntos menos que la demócrata Hillary Clinton en el total de voto popular.
Por eso es que el voto de Lynn Gramling, una empresaria de Pennsylvania, será clave para la proyecto de reelección de Trump.
Desde la sala de su casa, decorada en estilo francés, Gramling sigue las audiencias de la investigación a Trump que por estos días tienen lugar en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
El mandatario está siendo investigado por las presuntas presiones que ejerció sobre el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, para que encontrara información perjudicial sobre uno de sus principales rivales demócratas, el exvicepresidente Joe Biden.
Pero Gramling, al igual que más de una decena de personas en el oeste de Pennsylvania con quienes hablé sobre la audiencia, expresa admiración por Trump y su mandato y escepticismo por los políticos demócratas que impulsan el impeachment.
Estado péndulo
Pennsylvania es un Estado péndulo. Es difícil predecir quién gane. Acá en el oeste Trump puede ganar, pero en los suburbios no tiene tanta aceptación y al menos un 15% está indeciso.
Por eso los consultores políticos están observando de cerca a gente como Gramling, a ver cómo reaccionan al juicio político.
La ciudad de Gramling, Johnstown, alguna vez fue paraíso para inmigrantes húngaros, polacos y checoslovacos.
Pero, como otras ciudades que dependían del carbón y el acero, su tasa de desempleo es casi el doble del promedio nacional, según George Hayfield, el administrador de la ciudad.
Acá estuvo Trump durante la campaña, en 2016.
“Van a recordar este día el resto de sus vidas”, dijo. “El cambio que estaban esperando finalmente llegará”.
“No se aguanta estupideces”
Y aunque el cambio no ha llegado, Grembling aún tiene esperanza.
A ella no le ha ido mal en estos años. Después de vender su negocio de insumos para construcción, se mudó a esta casa, que tiene alfombras de pared a pared, paredes beige y una vela perfumada.
Su lealtad por el presidente refleja por qué lo quieren: admiran su descaro y la falta de lenguaje sofisticado.
Gramling dice: “Me gusta que no se aguanta estupideces”.
Sus sentimientos sobre Adam Schiff, el demócrata que preside el comité de Inteligencia de la Cámara y que lidera la investigación para el impeachment, son igual de fuertes.
Sentada en su sofá, lo mira con el ceño fruncido. Él “cuestiona” a los diplomáticos, dice; empuja a los testigos para que sus testimonios “se ajusten a su agenda”.
Con su desconfianza hacia Schiff, Gramling refleja la inclinación conservadora de la región.
La gente aquí, explica Ray Wrabley, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Pittsburgh en Johnstown, ve las audiencias como un ataque contra el presidente, “un esfuerzo por borrar las pasadas elecciones”.
Este condado votó por Barack Obama en 2008, pero después de años de abandono recurrieron a los republicanos y en 2016 eligieron a Trump por un amplio margen.
Pero muchos aún se le oponen y su desencanto importa: la victoria en Pennsylvania puede ser decidida por unos pocos miles de personas.
“No se necesitan muchos votos para quitarle el estado a Trump”, dice el profesor Wrabley.
En la vecina ciudad de Ligonier, por ejemplo, hay gente para ambos lados.
El impeachment no cambia opiniones
David Johnston, un hombre corpulento que trabaja para una tienda de insumos eléctricos, dice que la audiencia fue contaminada porque “los demócratas convocaron a los testigos”.
La historia personal de Johnston refleja los cambios demográficos de la región.
Su padre trabajaba en una acería y era demócrata, pero él es partidario de Trump y ve a los demócratas como inescrupulosos: “Desde el primer día, el establishment demócrata ha tratado de destruir esta presidencia”.
Pero algunos apoyan el esfuerzo demócrata. Tammy Fiffick, republicana, votó por Trump, pero lamenta su decisión. Asistente administrativa de una sinagoga, también es secretaria de una firma de abogados, y sigue las audiencias mientras hace sus dos trabajos.
Ella dice que la audiencia confirmó lo que pensaba: el presidente está abusando de su poder: “Le estaban buscando, con razón, algo (para inculparlo), y esto es lo que encontraron”.
Pero la mayoría de la gente acá todavía apoya al presidente, y el impeachment no les ha cambiado de parecer.
Cuando salí de la casa de Gramling, la audiencia estaba terminando y alguien gritó: “Acéptalo, lo van a derrocar”.
“No”, gritó ella. “Eso nunca sucederá”. Y cerró la puerta.
La lealtad que le tiene al presidente es profunda y podría ayudarlo a obtener otra victoria, más allá de cualquier impeachment.
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