Obra monumental busca reivindicar a Los Ángeles como la ciudad de los murales

‘Rushing Waters’ nombre que lleva el mural que también busca darle una nueva imagen a vecindario latino.

El artista Levi Ponce muestra su obra a unos días de ser terminada.(EFE)

El artista Levi Ponce muestra su obra a unos días de ser terminada.(EFE) Crédito: Agencia EFE

Un grupo de artistas latinos que quiere devolver a Los Ángeles (California) la designación de capital estadounidense de los murales, develó este lunes una obra de 10.000 pies cuadrados (929 metros cuadrados) en un vecindario hispano que lucha por reivindicar su imagen en la región.

El mural “Rushing Waters” (Aguas Caudalosas) se convirtió desde hoy   en la obra más grande del norte de la ciudad, en un esfuerzo por reivindicar el arte urbano, que caracterizó a Los Ángeles en la década de los años 70.

“Es un gran cambio, no solamente para la gente que vive aquí, pero va a cambiar la impresión de todo Los Ángeles y de los visitantes que lleguen a este vecindario”, dijo el muralista Levi Ponce, encargado del proyecto.

Ponce, que para este proyecto reunió a más de 30 artistas, destaca que se trata de la inversión más grande para arte callejero en la ciudad desde 1978.

En la década de los 70, Los Ángeles ostentaba el título de la capital del muralismo en Estados Unidos, cuando el Movimiento Chicano había plasmado su lucha en las paredes de la importante urbe angelina.

La obra necesitó de 30 artistas para realizarseEl artista de 32 años nació en Pacoima, un barrio de Los Ángeles muy conocido por esta manifestación plástica de carácter urbano.

A la vuelta del tiempo, Ponce se ha convertido en uno de los precursores del renacer de la pintura en murales, después de abolida, en 2013, una prohibición a este tipo de expresiones y que duró más de 10 años.

La tarea no ha sido fácil, y es que el mural que se inauguró ayer tardó más de cinco años en realizarse, desde que surgió la idea de rescatar un muro situado justo a la salida de Pacoima, un barrio además con bajos recursos económicos y eminentemente latino.

El mayor problema para realizar las obras, asegura Ponce, es la burocracia y el tiempo que tardan los permisos.

“Si el mural es algo político o con un tema del día de hoy, cuesta hacerlo”, insiste.

El muralista confiesa que ha hecho mucho arte callejero sin permiso, a escondidas y en la noche. Sin embargo, su nueva causa es sacar a la luz los talentos de la ciudad y quitarle el estigma de “ilegalidad” a esta manera de expresión.

“Rushing Waters” es el ejemplo de cómo una pared que inicialmente estaba llena de grafiti pudo convertirse en un mensaje unificado, que incluyó a artistas que trabajan en las sombras y a funcionarios de la ciudad.

El consenso se logró tras largas conversaciones con los jóvenes de la comunidad.

“Es algo muy bello y muy especial ver que dos grupos de la ciudad se encuentren trabajando en la misma frontera y no peleándose por un espacio”, explica Ponce.

Para el creador plástico José Javier López Cruz cualquier comunidad donde hay violencia, un mural como “Rushing Waters” envía un mensaje de que hay algo positivo pasando.

“A veces la gente tiene miedo de llegar aquí, pero ahora hay murales grandes, bonitos, que les da confianza. Es otra mirada de nuestra comunidad”, añadió López.

En ese sentido, su colega Héctor “Tetris” Arias resalta que los murales también traen beneficios a las comunidades de inmigrantes.

“Un mural es un lenguaje internacional donde todos pueden apreciarlo, es universal, es bien poderoso tener murales que represente a todas las comunidades”, advierte Arias, oriundo de Michoacán.

Evocando a las fuentes de agua que caracterizaron a la región, “Rushing Waters” también es un homenaje a la tribu Tataviam, el grupo indígena que habitó la región antes de que llegaran los colonos.

Los grandes robles que una vez fueron parte del paisaje de la zona, combinados con flores multicolores, buscan representar a una comunidad históricamente de bajos recursos, pero con grandes tesoros que mostrar.

“Son (obras) inspiradas por el mismo pueblo de Pacoima, la gente, las vecindades, y lo que tenemos aquí, que no es mucho pero lo que tenemos lo ponemos arriba”, considera Ponce.

Los artistas esperan que la obra, que contó con el apoyo de la concejal Mónica Rodríguez, inspire a otros funcionarios locales en su apuesta por el arte callejero, para de esta manera regresar la denominación de capital del muralismo que en su día tuvo Los Ángeles.

“Está en nuestras manos, ya lo hicieron una vez artistas de nuestra comunidad, tenemos que defender esa herencia y crear más espacios de expresión para todos”, aseguró Ponce.

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