Estudiantes y profesores abogan por sistema universal de calificaciones
El cambio repentino a una educación remota y virtual afecta negativamente a miles de alumnos, personal y académicos
Es imposible ignorar los efectos de la pandemia de coronavirus en todos y cada aspecto de nuestras vidas. Estudiantes, profesores y personal de colegios y universidades no están exentos a dichos efectos. A esto se le suma la desigualdad de circunstancias y oportunidades para los estudiantes, que si bien ya existían previamente, ha aumentado desde el advenimiento de la pandemia de COVID-19.
Como resultado de las medidas preventivas de distancia social, las clases universitarias se comenzaron a impartir de manera remota, a través de la internet, a partir de marzo pasado. Cientos de jóvenes debieron dejar sus “dorms” (dormitorios universitarios) y regresar a sus hogares, que no siempre cuentan con servicio de internet, computadoras, o siquiera lugar para poder estudiar. Muchos de los estudiantes comparten un cuarto con otros miembros de su familia, lo que les hace más difícil concentrarse no sólo durante las clases virtuales, sino también cuando tienen que estudiar. Hay quienes trabajan en tiendas consideradas esenciales y que ahora deben trabajar más horas que nunca.
Alejandro Guardado, estudiante graduado de Historia de Cal State LA, es un ejemplo de esto. En entrevista con este diario, Alejandro, que trabaja en el supermercado Ralphs al mismo tiempo que cursa sus clases, indicó que desde que la tienda fue calificada como esencial, debe trabajar hasta 48 horas semanales, lo que apenas le deja tiempo para estudiar.
Otros estudiantes se han convertido en los únicos miembros de su familia que aún conservan su empleo y deben mantener económicamente a los suyos. También se ven casos de jóvenes que ahora deben cuidar a miembros de su familia y a quienes les resulta imposible concentrarse en sus estudios porque no saben si ellos o sus seres queridos tendrán qué comer, de seguir las tendencias actuales de desempleo. Muchos otros estudiantes se quedaron sin hogar.
Cambios inesperados
Karla, una estudiante de Pomona College, que pidió mantener su privacidad, recibió el 11 de marzo la noticia que debía dejar el dorm y volver a su hogar en Las Vegas. Esta transición repentina, a su vez, le robó la posibilidad de vivir en el colegio, al mismo tiempo que le imposibilitó acceder a la biblioteca y otros servicios educacionales, con los que contaba antes de la pandemia.
La educación remota, a su vez, hizo que muchos jóvenes perdieran su acceso a servicios para estudiantes con desafíos físicos o de aprendizaje, el acceso a laboratorios y el servicio de tutores, entre otros.
Estudiantes de clase trabajadora
Comparado con otras instituciones, una gran mayoría de estudiantes del sistema de Cal State proviene de familias de menores ingresos, tiende a ser de mayor edad y representa a la primera generación de sus familias en ir a la universidad.
Para miles de jóvenes que han sido afectados mental, física, financiera y académicamente por el coronavirus, la universidad es la única puerta que puede conducirlos a una vida mejor. La pandemia ha afectado de manera desproporcional a los estudiantes de clase trabajadora.
No sólo los alumnos han sido afectados por la realidad del coronavirus, sino también el personal y profesores de las diferentes escuelas. En el caso del sistema de universidades de Cal State, el 6 de abril pasado, el rector, Dr. Timothy White, indicó que la institución no pagaría el aumento del costo para los profesores que tuvieron que obtener banda ancha de internet para dar las clases de modo virtual, argumentando que estos ya estaban ahorrando dinero al no tener que pagar por la gasolina y que de este modo se compensaba el gasto.
Los estudiantes se organizan
Es por todas estas razones que estudiantes y profesores se han organizado para pedir, entre otras cosas, que la universidad implante un sistema de calificación universal (A), en lugar del sistema tradicional de grados (A-F).
Alfredo, estudiante de Pomona College, que pidió mantener su privacidad, recordó la influencia que las calificaciones tienen en aquellos que buscan seguir sus estudios de graduados y cómo las circunstancias actuales podrían afectarlos negativamente.
A través de reuniones virtuales y mensajes y acciones en las redes sociales, los jóvenes lograron movilizar y concientizar a otros estudiantes y profesores de todos los problemas mencionados, nacidos de la educación remota y elaboraron una lista de demandas específicas para enfrentar esta situación.
En entrevista con La Opinión, Gilda Ochoa, profesora y coordinadora del programa de Estudios Chicana/o Latina/o de Pomona College, explicó que si bien las acciones del estudiantado y profesores de Cal State LA y Pomona College habían seguido diferentes caminos, en ambos casos fueron los alumnos mismos quienes habían impulsado los cambios.
“Este movimiento se debe gracias al esfuerzo de los estudiantes”, recalcó Ochoa.
Calificaciones en tiempos de pandemia
Alejandro indicó que esta semana la resolución y demandas de la Asociación de estudiantes (ASI) de CSULA habían sido aprobadas por unanimidad por el gobierno estudiantil. El próximo paso, señaló, será hablar con el presidente de Cal State LA, William Covino, sobre las demandas y necesidades de los alumnos.
“También estamos tratando de difundir la resolución, trabajando con estudiantes de Cal State Northridge y de San Marcos”, agregó.
Dicha resolución incluye la implementación de un sistema de calificación universal A-B en todo el sistema de Cal State, por el cual los estudiantes reciban un grado de A, A-, B+ o B.
La ASI también llamó a la creación de un comité que produzca un reporte interno de los servicios que han sido modificados o eliminados como resultado de la pandemia del COVID-19, así como la asignación de fondos de emergencia para los estudiantes. Más de 5,800 personas se han unido a la petición de Cal State LA.
Prácticas holísticas y humanistas
Enrique C. Ochoa, profesor de Estudios Latinoamericanos e Historia en Cal State LA explicó las diferencias entre el sistema de clasificación tradicional, la opción de crédito- no crédito y la calificación universal, así como la importancia de adoptar un sistema más holístico y humano.
“La opción entre recibir crédito-no crédito o mantener los grados es una ilusión y una trampa”, señaló. El académico recordó que las desigualdades entre estudiantes ya existían antes de la pandemia y que el sistema tradicional de calificaciones perjudica a los jóvenes de menos recursos. La crisis actual sólo profundizó las grietas preexistentes, aseguró Ochoa.
Tanto Gilda Ochoa, como Enrique Ochoa abogaron por prácticas más holísticas y humanistas en escuelas (K-12) y en universidades. Ambos académicos apoyan un sistema de evaluación en el que todos los estudiantes aprueben sus clases o reciban la calificación más alta (letra A).
“Los sistemas convencionales de evaluación se sustentan en la premisa falsa de la meritocracia y la visión de que todos tienen las mismas oportunidades de aprendizaje. Ahora más que nunca, las calificaciones (A-F o aprobado/reprobado) no reflejarán lo que los estudiantes aprendieron, sino que serán un indicador de la desigualdad social y de la capacidad relativa de los estudiantes de concentrarse en sus estudios”, aseguraron ambos académicos en una editorial publicada por este diario.
Más información
- Para ver la resolución de los estudiantes de CSULA, puedes visitar el sitio https://www.change.org/p/eric-garcetti-for-all-csula-students-to-pass-their-classes-due-to-the-stressful-crisis
- Para más información sobre las acciones en Pomona College, puedes visitar el sitio https://linktr.ee/occupypomona, seguir el hashtag #HomelessAtPomona, o en Instagram, @occupy_pomona
Otras escuelas
- Scripps College: Hashtag: #NobodyFailsAtScripps. Sitio: https://linktr.ee/NobodyFailsAtScripps
@nobodyfailsatscripps (Instagram) - Claremont McKenna College: #nobodyfailsatcmc @nobodyfailsatcmc (Instagram)
- Pitzer College: @nobodyfailsatpz (Instagram)