‘La medicina es mi forma de decir gracias’
Joven latino, amparado bajo el programa DACA, va camino a ser cirujano
Óscar Hernández recuerda que cuando era un niño de tan solo 5 años acompañaba a su madre a limpiar casas en San Diego, entre ellas la de un doctor.
“Este caballero fue realmente agradable. Me leyó algunos libros y eso realmente me expuso incluso a la posibilidad de conocer lo que era un médico”, contó.
Ana Domínguez, madre del joven, dijo que lo llevaba porque no tenía dónde dejarlo y que afortunadamente en esa casa eran bienvenidos los dos.
“A veces cuando llegábamos, el doctor Sullivan le ponía el estetoscopio a Óscar para que escuchara los latidos del corazón y a él le gustaba”, narró.
Las cortas enseñanzas de aquel doctor no quedaron en el olvido. Óscar se graduó hace poco de la Facultad de Medicina de la Universidad de California, Irvine (UCI) y en ocho días, este 5 de junio, partirá a Ohio para hacer su residencia como cirujano.
Lo más impresionante para sus familiares y conocidos, es que para este joven de raíces mexicanas la falta de un estatus migratorio legal en el país no fue un problema para lograr sus objetivos.
Óscar emigró a EE.UU. junto a sus padres cuando él tenía apenas 18 meses de nacido. Una vez establecidos en San Diego, California, su madre comenzó a trabajar limpiando casas.
La perseverancia
Cuando estaba a punto de graduarse de la preparatoria, Óscar se dio cuenta de que no era igual a los demás niños.
Él no podía obtener una licencia de conducir ni tampoco percibir ayuda financiera del gobierno para poder asistir a la universidad.
No obstante, esto no lo detuvo y se dedicó a trabajar arduamente para pagar sus colegiaturas; con la ayuda de sus padres logró ingresar a la Universidad de San Diego (UCSD).
En ocasiones su perseverancia flaqueaba, sobre todo cuando tuvo que dejar la escuela por dos años para poder reunir más dinero y pagar su matrícula. Sus padres perdieron su pequeño negocio tras la recesión de 2008 y la ayuda no era suficiente.
Para la fortuna de Óscar, y otros 750,000 jóvenes indocumentados, en 2012 el presidente Barack Obama anunció la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que les permitió obtener un Seguro Social válido, un permiso de empleo y una estadía legal en EE.UU. temporal pero renovable cada dos años.
Tras aprender a enfrentar las adversidades, en 2014 Óscar se graduó con una doble licenciatura en Fisiología y Neurociencia de UCSD y posteriormente fue aceptado en la Facultad de Medicina de UCI. Él fue el primer estudiante de medicina indocumentado en esta universidad.
El doctor, quien ahora tiene 31 años, dijo que esto reafirmó su objetivo a futuro ya que cuando creció, él vio las carencias en su familia pero siempre hubieron personas que los ayudaron.
“Muchas veces cuando mis padres no podían, mis vecinos, familiares y amigos me ayudaron llevándome a practicar fútbol o me compraban útiles escolares y cosas por el estilo”, contó Óscar, quien vivía en una comunidad de casas móbiles.
“Luego me di cuenta que lo único que necesitaba esa comunidad, era acceso a la atención médica. La medicina es mi forma de decir gracias por toda la ayuda que la comunidad ha hecho para ayudarme incluso a perseguir mi sueño en la educación”.
Deuda pagada
Su mamá, de 49 años, dijo que por muchos años se sintió culpable de haberse traído a su hijo de forma indocumentada a EE.UU. y no sabía como reparar el daño.
“La meta para mí y para él siempre había sido que él estudie”, contó Domínguez. “Es un gran orgullo que este cumpliendo sus objetivos porque yo siempre sentía como que le debía algo”, confesó.
Y el brillante futuro de Óscar no ha defraudado. Este año se graduó de la Facultad de Medicina de UCI con doble título, uno como Doctor de Medicina (MD) y el otro, una Maestría en Administración de Empresas (MBA).
Hace unos días Óscar anunció a través de una reunión virtual que fue aceptado para hacer su residencia en la aclamada Clínica Cleveland, en Ohio, para convertirse en un cirujano general.
Dijo sentirse muy contento pero que su mayor anhelo es poder regresar a California después de los 5 a 7 años que tome terminar su residencia.
Añadió que le gustaría poder ayudar mediante las cirugías a las personas que sufren de algún dolor o no pueden mover sus extremidades.
“Estas son cosas que les impide trabajar y mantener a su familia. Sé muy bien que una lesión puede detener a una persona de trabajar por mucho tiempo y toda la familia sufre”, comentó.
El joven doctor dijo que también sabe muy bien que las cirugías suelen ser muy costosas pero él también planea ayudar en esta parte.
“Obtuve una maestría en administración de empresas para poder encontrar una manera de extender la atención quirúrgica al área de escasos recursos”, indicó.
Y aseguró que la perseverancia es la mejor compañera durante los tiempos de incertidumbre. Él lo está comprobando en estos momentos mientras alista todas sus cosas para mudarse a otro estado mientras forja su legado.
Domínguez dijo que lo extrañará pero sabe que todo es por el bien de la familia.
“Yo a veces digo que me siento como un pavo real cuando hablo de mi hijo y no tengo ni palabras para describir lo orgullosa que me siento”, aseguró Domínguez. “Yo no le pude arreglar sus papeles pero gracias a Dios he visto que para él nada es imposible”.