Al contraer el virus, un inmigrante fue dejado en la calle por sus amigos
Francisco Zul, de 56 años, no sabía qué hacer cuando las personas con las que rentaba un cuarto ya no lo aceptaron para su recuperación
Francisco Zul, de 56 años de edad, ha trabajado por varios años en fábricas de coser. Debido al bajo salario que recibía en su empleo, y tras el brote del coronavirus, cuando escuchó que solicitaban empleados en la compañía American Apparel del centro de Los Ángeles para hacer cubrebocas, no lo pensó dos veces e inmediatamente fue a solicitar trabajo.
“Yo llegué ahí muy bien físicamente y aunque no puedo asegurar que me haya infectado ahí, como a las dos semanas comencé a sentir los síntomas”, contó el hombre de origen guatemalteco.
Uno de los síntomas que prevaleció y afectó más su salud fue la falta de respiración. Un día como cualquier otro, mientras iba camino a su apartamento, al abrir la puerta sintió que ya sus pulmones no le respondían y antes de colapsar llamó a los paramédicos al 911.
“Ahí me llevaron a otro hospital donde permanecí como ocho o nueve días”, dijo Zul. “Ya después me pude levantar y me dieron de alta, pero cuando iba a mi casa los compañeros con quien comparto el apartamento ya no me dejaron entrar”.
Zul dijo que sus tres compañeros de cuarto temían que los pudiera contagiar, pese a que ya estaba en recuperación del contagio.
“Me quedé en la calle de la noche a la mañana”, dijo el inmigrante que ya está entrando a la tercera edad.
Su situación no es ajena a lo que están experimentando muchos angelinos donde el alto costo de vida, el desempleo y últimamente la pandemia los ha dejado en la calle.
La semana pasada la agencia de Autoridad de Servicios de Desamparados de Los Ángeles (LAHSA) reveló en su conteo anual de la indigencia que los latinos representan el 36.1 % del total de 66,433 que dormían en las calles en los últimos 12 meses.
Esto significa que los latinos representan el primer lugar de desamparados en el condado de Los Ángeles, muy seguidos de los afroamericanos.
Por otro lado, las infecciones del COVID-19 continúan aumentando, sobre todo ahora con la reapertura de la economía y las masivas protestas que se han llevado a cabo en Los Ángeles y a nivel nacional. El Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles reportó que en las ultimas dos semanas el aumento de contagiados ha sido de más de 20,000 casos.
Llega la ayuda
El inmigrante guatemalteco, que lleva en Estados Unidos 30 años, dijo que prácticamente está solo en este país y por cuenta propia tuvo que buscar ayuda.
La Red de Guatemaltecos escuchó su historia y en unos días lograron reunir $600 que le otorgaron para poderse sostener. Después, la organización Mujeres de Hoy le donó $500 para poder conseguir una vivienda temporal.
Mayra Todd, quien es la presidenta de la organización Mujeres de Hoy, dijo que desde que escuchó la historia de Zul decidió ayudarle como lo han hecho en varias ocasiones con personas necesitadas.
“Para nosotros ayudar es bueno porque es una forma en la que sacamos a nuestra gente adelante”, dijo Todd, quien también es activista a favor de las luchas de los inmigrantes.
Con el dinero recibido, Zul pudo rentarse un cuarto de hotel hasta el miércoles de la semana pasada. Ahora él se encuentra buscando otro lugar donde vivir para poder seguir recuperándose.
Todd dijo que la Red de Guatemaltecos le ha ayudado a Zul con artículos de primera necesidad para su nuevo hogar que incluyen horno de microondas, lámpara de luz, ventilador, entre otros.
Zul cree que debido a que no fue despedido ni tampoco renunció al empleo, en cuanto pueda va a regresar a su trabajo. Espera salir adelante pronto y ya perdonó a sus compañeros que lo dejaron en la calle cuando más necesitaba la ayuda.
“Creo que todo esto son pruebas, muchos de nosotros no lo esperamos, pero con la ayuda de Dios vamos a salir adelante”, aseguró el inmigrante.