Cuatro afirmaciones engañosas que Trump está haciendo sobre el coronavirus
El presidente se ha mostrado optimista desde el principio de la pandemia, aunque muchas veces sin fundamento alguno
El presidente Donald Trump se ha enfocado desde el inicio de la pandemia solo en las buenas noticias, muchas veces sin fundamento, y ha desestimado y negado las malas, aunque fueran evidentes.
Esa estrategia del mandatario quedó en evidencia la noche del lunes durante la entrevista en HBO con el periodista de Axios, Jonathan Swan, que le puso contra los datos.
A pesar de que Trump ha abogado públicamente en las últimas semanas por el uso de la mascarilla, aún sigue intentando de convencer a los estadounidenses de que la situación respecto al coronavirus está mejorando.
Estos son cuatro ejemplos:
Tasa de mortalidad
Trump sigue afirmando que la tasa de mortalidad estadounidense es más baja que la de la mayoría de países. En la entrevista de este martes con Swan, el presidente mostró gráficos del índice de muertes por casos de coronavirus que es muy diferente al índice por población, en el que el país está entre los primeros puestos.
“Bajo control”
“Ahora mismo, creo que está bajo control”, dijo el presidente a Swan en la mencionada entrevista, pese al aumento de casos, hospitalizaciones y decesos. El republicano también desestimó la muerte de miles de personas al contestar que “es lo que hay”, una afirmación que causó una gran controversia.
Ataques a funcionarios
El presidente ha atacado a cualquier funcionario de salud pública que haya tratado explicar la situación sanitaria del país tal y como estaba ocurriendo. La última fue la doctora Deborah Birx, coordinadora del grupo de trabajo de la Casa Blanca para el coronavirus. Aunque desde el principio han tenido buena relación, a Trump no le gustó que el pasado domingo Birx dijera que estamos en una “segunda fase” de la pandemia que afecta tanto a áreas urbanas como rurales. Al día siguiente, Trump la llamó “patética” en Twitter.
Teorías de la conspiración
Trump apoya su retórica en teorías de la conspiración que tratan de desacreditar a la medicina y a la ciencia moderna. Con esta actitud, el presidente da una mayor difusión a afirmaciones que pueden ser incluso peligrosas con el único objetivo de tener el beneplácito de su base.