Por temor a inmigración y a la administración Trump, latinos se niegan a llenar el Censo 2020
Algunas personas han visto y tenido experiencias que los hace dudar; representantes del conteo decenal insisten en que la información que se pregunta es completamente confidencial.
Pese a que el estado de California decidió gastar $187 millones para informar y motivar a sus habitantes a que se hagan contar, todavía hay muchos que se niegan a llenarlo por diferentes razones.
Hasta el momento, el 64.9% de los más de 39 millones de californianos han llenado el censo. En el 2010 el 68.2% lo hicieron.
Lorena, de raíces mexicanas, ha vivido en Estados Unidos por más de 20 años junto a su familia, pero aseveró, que no llenará el formulario del Censo 2020.
La mujer inmigrante —quien no quiso proveer su apellido por seguridad—dijo que ella y su esposo son dueños de casa en el condado de San Bernardino. Ambos son indocumentados mientras que sus tres hijos, todos mayores de edad, son ciudadanos estadounidenses.
“Ya me llegaron los papeles para llenarlo, pero le dije a mi esposo que no los vamos a llenar y si vienen a la casa [los censistas] no voy abrir la puerta”, aseguró Lorena. “Porque, aunque digan que no nos van a hacer nada yo ya no les creo”.
La madre dijo que su temor por llenar el censo se debe a que su esposo fue detenido por agentes de inmigración hace tres años y en cuestión de horas fue deportado.
“Él iba para el trabajo cuando lo detuvo la policía. Le preguntaron si conocía a cierta persona y él dijo que no, y de todos modos se lo llevaron”, contó Lorena. “Eso fue antes de las 7 de la mañana y para las 2 de la tarde ya estaba en Tijuana [México]”.
Él decidió regresar nuevamente a California para reunirse con su familia y desde entonces ha vivido en las sombras.
Lorena dijo que en los 20 años que llevan viviendo en Estados Unidos nunca se han metido en problemas y siempre han pagado sus impuestos. No han pedido ayuda del gobierno para sus hijos y el esposo, quien habla inglés, se ha encargado de sacar a la familia adelante con su trabajo de construcción y remodelación.
“Para mi lo que nos hicieron es una injusticia porque frente a mi casa hay malandros y a ellos no les hacen nada”, dijo Lorena.
Desconoce que tanto le pueda perjudicar el no llenar el censo, pero ella por ahora está decidida a no llenarlo.
“Sé que es importante para ayudar a la comunidad, pero al final del día para nosotros los indocumentados nunca hay ayuda”, aseveró.
Walter Villeda, de 49 años de edad, es otro inmigrante decidido a no llenar el formulario del censo. Él es originario de El Salvador y vive con su esposa y cinco niños menores de edad. Dos de ellos son sus hijos y tres nietos. En el hogar también habitan sus padres y su suegro, los tres de la tercera edad.
“Para nosotros el mayor temor es la situación que vivimos ahora con este presidente”, dijo Villeda. “Se nos hace temeroso llenarlo y que nuestra información se vaya a otros lugares”.
El inmigrante dijo que él llegó a Estados Unidos hace 16 años y en el 2010, si llenó su censo pero porque se sentía más seguro bajo la administración Obama.
“Pero ahora este señor [Trump] impone miedo sobretodo para todos los que no tenemos papeles”.
Villeda dijo que él también vive en un hogar mixto donde él, su esposa, sus padres y su suegro son indocumentados, mientras que sus dos hijos y tres nietos son ciudadanos estadounidenses.
“Si el día de mañana llega la información del censo a manos del presidente, él estaría dispuesto a separar las familias”, indicó Villeda.
Contó que de por sí ya se siente con temor después de haber obtenido su licencia de conducir bajo la ley AB 60 en California, la cual permite que los indocumentados del estado la puedan obtener.
Villeda agregó que ahora el gobierno ya tiene la información de muchos indocumentados y mientras que al inicio el Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) había prometido no compartir la información personal con el gobierno federal, fallaron ya que si lo han estado haciendo.
“Eso fue un arma de doble filo. Porque es cierto que se nos dio una licencia que podemos usar también como identificación y obtener un seguro de auto más barato, pero también nos pone en peligro”, dijo el salvadoreño.
Villeda se enorgullece en decir que en este tiempo ha aportado a este país mediante la compra de su propia casa en Palmdale, mientras trabaja como vendedor ambulante.
“Mi trabajo no es esencial, pero por la necesidad no hay de otra y salgo a vender mis paletas”, dijo Villeda. “Yo ando bien protegido en la calle porque tenemos que pagar facturas y mis padres tampoco reciben nada de ayuda monetaria”.
La importancia de hacerse contar
Patricia Ramos, portavoz del Centro Regional del Censo de Los Ángeles, dijo que el Censo del 2020 ya entró a su recta final. Muy pronto los enumeradores comenzarán a tocar las puertas en los hogares que todavía no han respondido el cuestionario.
Aseguró que las respuestas de los habitantes son confidenciales y protegidas como lo requiere la ley federal.
“Nunca compartimos su información personal del censo con ninguna otra agencia federal incluyendo ICE [agentes de inmigración]”, dijo Ramos. “Nuestra vida diaria al igual que nuestra comunidad tiene mucho que ganar al ser contado”.
Indicó que la información recibida es para ayudar a designar los fondos federales para los próximos 10 años, así como la representación en el Congreso de acuerdo al número de habitantes en cada comunidad.
“Nunca divulgamos información personal como el nombre, domicilio ni otra información sobre la identidad de las personas”, dijo Ramos. “Solo producimos estadísticas con toda la información recibida”.
El 30 de septiembre es la fecha límite para llenar su formulario. La oficina del censo invita a las personas a hacerse contar por internet visitando www.2020census.gov/es o por teléfono al (844) 468-2020 para servicio en español.