‘Los doctores ya no pudieron hacer nada’
Padre latino muere a días de contagiarse de COVID-19, se sospecha que contrajo la enfermedad a través de sus pequeños
Sin poder contener las lágrimas y su dolor por la reciente pérdida de su esposo, Elizabeth Romero recordó los últimos minutos de vida de quien fue su compañero por los últimos 10 años.
José Blanco, a quien de cariño le decían “Porky”, falleció el último domingo a causa de un ataque al corazón. El hombre, de 31 años de edad, apenas se encontraba librando la batalla contra el COVID-19.
Su viuda, de 28 años de edad, comentó a La Opinión que a mediados de septiembre su hija, de solo 4 años, comenzó a presentar fiebre alta. El mismo día por la noche, su otra hija, de 2 años, también empezó con los mismos síntomas; además de vómito. Solamente su hijo de 8 años no presentó molestias.
Aunque Elizabeth dijo desconocer cómo pudieron haberse contagiado sus pequeñas de coronavirus, comentó que dejaba jugar a sus tres hijos afuera porque dentro del apartamento se aburrían mucho.
A la mañana siguiente, de que sus hijas enfermaran, ella comentó que comenzó a sentir dolor de huesos y 24 horas después, su esposo también se empezó a sentir muy enfermo.
El 19 de septiembre Romero y Blanco decidieron ir a hacerse la prueba del COVID-19 y ambos resultaron positivos.
“[Aunque] para ese día ya nos sentíamos mejor”, platicó Romero.
Aún así, se mantuvieron aislados y una semana después cuando parecía que todo volvería a la normalidad, todo cambió.
El último domingo 27 de septiembre por la madrugada, Romero dijo que su pareja despertó diciendo que tenía un dolor muy fuerte en su brazo. Se dio un baño e intentó dormir nuevamente.
Ya durante la mañana, que justo era el día de su cumpleaños, fueron a caminar a la playa de Long Beach y cuando regresaron volvió a quejarse del dolor y volvió a darse otro baño.
“Ya para entonces dijo que su brazo y su pecho le estaban doliendo mucho y comenzó a llorar”, recordó la mujer.
Inmediatamente llamó al 911 y se lo llevaron al hospital. Debido a las reglas por la crisis de salud, de no dejar pasar familiares a los hospitales, Romero tuvo que quedarse en casa. Poco imaginaba que esa noche, sería la última vez que vería a su esposo con vida.
“Dos horas y media después me llamó y me dijo que ya se estaba recuperando que le habían removido un coágulo que tenía en las arterias”, dijo Romero.
El hombre pidió hablar con sus hijos, les dijo que se portaran bien y que ya los vería al día siguiente.
Sin embargo, en cuestión de minutos y mientras continuaban en el teléfono, aparentemente la presión le bajó drásticamente al punto que Romero escuchó el alargado sonido “beep” de la máquina indicando que su esposo no tenía signos vitales.
“Él no había colgado el teléfono y escuché cómo los doctores trataban de resucitarlo pero ya no pudieron hacer nada”, comentó afligida. “Yo no podía creer lo que estaba pasando”.
Ella escuchó a los doctores decir que era un “código azul”, lo cual indica una emergencia médica, como un paro cardíaco o respiratorio.
Niños, posible vector de infección
Aunque José Blanco no falleció del COVID-19, su viuda estima que ellos pudieron haberse infectados por los niños pero desconoce quién fue el punto inicial de infección.
La familia ya estaba enfrentando una situación crítica ya que ambos habían perdido sus empleos y vivían en un pequeño estudio donde era difícil para la familia, de cinco, mantener el distanciamiento social.
Los expertos indican que la cantidad de niños infectados con COVID-19 aumentó drásticamente entre abril y septiembre de 2020, del 2.2% al 10% en todo el país.
La investigación de la Academia Estadounidense de Pediatría y la Asociación de Hospitales de Niños, dijo que si bien hay varias fuentes accesibles que brindan datos sobre casos de COVID-19, hospitalizaciones y muertes en Estados Unidos, se ha dado a conocer muy poca información sobre los casos pediátricos.
El doctor y pediatra Illan Shapiro, director médico de educación para la salud y Bienestar en AltaMed, dijo que él ha visto aumentar cada vez más los casos de niños con COVID-19 en su clínica.
Aunque se desconoce por qué los niños tienen menos síntomas que los adultos, eso no significa que pueda ser menos grave, explicó el doctor.
“Con el verano vemos que los niños salen más de casa, a los centros de cuidado [daycares] y cuando hay contacto con otras personas, aumenta el riesgo de contacto”, dijo Shapiro. “También siguen mucho a sus padres que son trabajadores esenciales, utilizan el transporte público. Todo eso afecta”.
Por eso la recomendación principal del doctor es seguir las tres reglas básicas: mantener distanciamiento social, lavarse las manos y usar mascarillas.
También recomienda a todas las personas que se pongan la inyección contra la influenza (o flu), la cual pudiera mantenerles las defensas fuertes en contra de una gripe que no sería nada agradable en este momento.
“Más vale prevenir que lamentar”, dijo Shapiro. “Les va a doler un poquito el brazo pero van a estar más protegidos”.
Recaudación para servicios fúnebres
Este sábado familiares y amigos de José Blanco estarán llevando a cabo dos eventos de lavado de carros y venta de comida en Long Beach y Wilmington para recaudar fondos para su sepelio.
Su viuda dijo que lo que más le preocupa es que esperan recaudar pronto los casi $25,000 de gastos ya que les están cobrando $9,000 por los servicios fúnebres y casi $15,000 por la tierra donde será sepultado.
“Eso es demasiado dinero y yo no lo tengo”, indicó.
Los lavados de carros serán hoy 3 de octubre a partir de las 9:00 a.m. en:
El Taco Loco de Long Beach, intersección de Magnolia y 15th Street código postal 90813.
Y en Wilmington en el 540 N. Wilmington Blvd. 90744.
La familia también abrió una cuenta de GoFunMe para recaudar los fondos necesarios. Si gustas ayudar a la familia puede visitar: AQUI