Acusan a oficial de prisión de causar deportación de padre de familia
También es denunciada por presuntos abusos contra los menores ofensores
Patricia Espinosa denunció que su hijo Gerardo López de 21 años ha sido víctima de represalias por parte de una oficial de la Prisión Juvenil N.A. Chaderjian de la ciudad de Stockton al norte de California, luego de haberla acusado de conducta inapropiada. Pero lo más preocupante es que esta madre responsabiliza a la empleada de reportar a su esposo a migración, y provocar su detención y deportación exprés.
Gerardo de 21 años de edad, cayó detenido a los 17 años y después de estar un tiempo en la Prisión Juvenil de Ventura, fue trasladado a la Prisión Chaderjian donde ha purgado la mayor parte de su sentencia.
“Mi hijo tiene programada su salida para noviembre del año que entra”, dice su madre.
Los problemas para Gerardo comenzaron en diciembre en la Prisión Chaderjian cuando descubrió a la oficial Hannah Yeoman manoseándose con otro joven presidiario.
“Al verse descubierta por mi hijo, ella reaccionó dándole advertencias de sanciones en su contra por cualquier motivo y a cada rato, poniendo en riesgo la posibilidad de que lo aceptaran en el programa de capacitación para el combate de incendios forestales”.
Patricia dice que su hijo levantó un reporte en contra de la oficial en la que incluso se mencionaba que ella introduce drogas y teléfonos para los jóvenes de la Prisión Chad, como se le conoce popularmente.
“Mi hijo consiguió que lo cambiaran a otra unidad para evitarse mayores problemas, pero ella no contenta con esa decisión, empezó a ir al lugar donde él está ahora”.
Lo más grave sobrevino cuando de acuerdo a la madre, la oficial le ofreció dinero a otro joven reo para que agrediera a su hijo en la regadera. “El muchacho al que le propuso que ‘picara’ a Gerardo no solo no aceptó sino que se lo dijo”, dice.
Incluso, comenta esta madre, que un día le habló su hijo muy angustiado pidiendo que se salieran de inmediato de la casa en la ciudad de Salinas. “El muchacho al que le ofrecieron dinero por ‘picarlo’, la misma oficial le contó que esa noche iban a balacear la casa. Al borde de un ataque de nervios, hablé al 911, y les expliqué lo que estábamos pasando. Teníamos mucho miedo. Me enviaron a un agente de la Policía de Salinas, de nombre Manuel López, quien estuvo patrullando el área esa noche”.
Después de todo esto, dice que lograron que la oficinal Hannah Yeoman fuera suspendida de su trabajo por cierto tiempo, pero regresó en el mes de julio.
Patricia sospecha que en venganza, la oficial puso a su esposo G.P.M. en manos de migración. “El 4 de agosto, agentes del Servicio de Migración y Aduanas (ICE) lo detuvieron cuando iba con ‘el raitero’ a su trabajo en el campo. Un día después, el día 5 de agosto lo deportaron a México”.
Precisa que el ICE les informó que en sus oficinas en Stockton, recibieron un reporte de que su esposo estaba indocumentado en el país; y por eso fueron a arrestarlo, pero no quisieron revelar al denunciante.
“A nosotros nadie nos conoce en Stockton. No entendemos por qué hicieron ahí el reporte contra mi esposo. Nosotros vivimos en Salinas”.
Cuando esta madre se quejó con Juan Guajardo, el superintendente de la Prisión Chad, y le habló de que estaba casi segura de que la oficial Yeoman había reportado a su esposo a migración, éste le respondió que ahí nada era privado, y que ella tenía el acceso a mirar la información personal de los detenidos.
“Me hizo ver que ella tenía derechos laborales, y como ciudadana americana, todo el derecho de reportar al ICE a quien ella quisiera”.
Cuestiona que cómo es posible que la oficial Yeoman que ha tenido tantas quejas, siga trabajando cerca de los jóvenes a quienes se supone debe cuidar y proteger, no dañar ni acosar.
“Por encubrir a este tipo de oficiales, pasa lo que pasó con la soldado Vanessa Guillén. Los jefes superiores en lugar de tomar cartas en el asunto, los tapan”.
Esta madre, dice que el arresto y deportación de su esposo, cuyo nombre prefiere no revelar por temor a que en México vaya a ser objeto de la delincuencia y los carteles de la mafia, le ha afectado mucho emocionalmente.
“Hay días que no tengo ganas de levantarme. Mi esposo era el sostén económico de la casa. Por fortuna, la gente no me ha dejado sola. Las personas me han traído comida y dinero desde que lo deportaron”.
También tiene un hijo de 9 años que está sufriendo las consecuencias de la separación de su padre.
Agrega que debido al ambiente de represalias y castigos contra los jóvenes que hacen una denuncia en la Prisión Chad, muchos tienen miedo de levantar un reporte. “En esas prisiones juveniles no hay rehabilitación, solo son para mantenerlos encerrados y acosados”.
El doctor Alberto Gutiérrez, quien fue maestro de ciencias sociales por cuatro años en la Prisión Chad, y mantiene una demanda contra las autoridades de ese centro para jóvenes, por abusos y amenazas de muerte en su contra, dice que cuando ahí trabajó, miró más drogas dentro que en la calle.
“También miré a muchos guardias conduciendo autos lujosos, hablando de las casas grandes donde viven y de sus barcos. Tal vez se compran eso con el tiempo extra que hacen. Un atraco contra el estado de California. En realidad no son tan peligrosas las cárceles juveniles, pero ellos así lo hacen ver para ganar más”.
Añade que en vez de enfocarse en la rehabilitación, ellos causan el peligro. “Un día, un oficial me alertó de una posible pelea entre dos jóvenes que iban a entrar a mi clase. Y efectivamente se pelearon en el salón, y el policía entró rociándolos con gas pimienta para calmarlos. Hasta a mi me tocó que me rociaran en lugar de haberlos llevado con un psicólogo antes de que se se pelearan”.
El Departamento de Prisiones (CDCR) respondió a través de un comunicado en relación con las acusaciones contra la oficial Yeoman, que “si bien toman las quejas en serio y esperan que todos sus funcionarios penitenciarios actúen de manera ética y legal en todo momento, se nos prohíbe discutir públicamente cualquier asunto pendiente del personal”.