A cinco años del mayor derrame de gas en la historia de Estados Unidos

Angelinos aún enfrentan los efectos en la salud con enfermedades como el asma, tos crónica, efectos neurológicos, permanentes dolores de cabeza e incluso cáncer.

Afuera de la casa del gobernador Newsom.

Afuera de la casa del gobernador Newsom. Crédito: Alexandra Nagy | Cortesía

Hacía días que a la señora Patricia Lancara le costaba cada vez más trabajo respirar, que al caminar perdía el equilibrio, “tenía dolores de cabeza intensos las 24 horas del día”, platica ahora al cumplirse cinco años del mayor derrame de gas en la historia de Estados Unidos, en Los Ángeles.

Se sentía tan enferma, por faltar a su trabajo, estaba a punto de perderlo, pero tampoco podía ir a trabajar en esas condiciones.

Prefería permanecer recostada en su sofá, deseando que pasaran los dolores de cabeza, sin saber qué le sucedía, hasta que alrededor del sexto día un vecino fue a avisarle que tenía que abandonar su casa porque había un derrame de gas muy fuerte.

El tamaño de la avería fue superior a cualquier cantidad de gas que la señora Lancara habría imaginado. Sufrió daños la primera semana de la fuga de gas, pero la falla continuó durante cuatro meses consecutivos, desde el 23 de octubre del 2015 hasta febrero del año siguiente.

Se fugaron 109,000 toneladas métricas de gas butano. Más de 8,000 familias tuvieron que evacuar durante meses la zona más impactada, contigua a las instalaciones de depósito de SoCalGas en Alison Canyon.

La señora Nancy Hernández, quien compraba casa en Poter Ranch, uno de los vecindarios más afectados frente a Alison Canyon, recuerda que su familia tuvo que buscar un hotel para hospedarse los meses que duró el derrame, porque todos sentían síntomas permanentes.

“Nos costaba respirar, temíamos fuerte irritación en los ojos, en la garganta, todos teníamos constante tos seca”, platica.

“Todos los hoteles estaban llenos; las opciones que teníamos eran buscar alojamiento en el centro de Los Ángeles o irnos a Oxnard, y elegimos Oxnard, pero teníamos que manejar al Valle de San Fernando a llevar a los hijos a la escuela y luego de nuevo a recogerlos”, recuerda.

En total 22 escuelas fueron afectadas por el derrame, el primero en la historia mundial que por su magnitud fue captado en fotografías desde el espacio. Pero eso fue en la distancia, porque en el lugar de la fuga era casi imperceptible y eso causaba más daños.

“Como no nos avisaban del derrame, y no lo percibíamos, cada quien se sentía enfermo sin comprender que era toda la región”, dice la señora Lancara.

Pero de acuerdo con la señora Hernández, el daño que ocasionó ese derrame hoy hace cinco años se quedó en el área permanentemente.

“El gas se quedó en el aire, en el polvo, encima de todas las cosas”. La tubería averiada en Alison Canyon fue en un conducto de gas que operaban en el 2015, pero cuya construcción tenía para entonces más de 65 años de antigüedad, y a la que no le daban mantenimiento, descubrieron después los vecinos mediante estudios independientes.

El daño a la salud persiste. A lo largo de la semana previa al 23 de octubre en que se cumple el quinto aniversario del mayor derrame de gas, vecinos de Poter Ranch hablaron de síntomas y secuelas durante varias manifestaciones ante el domicilio del gobernador Gavin Newsom.

Han mencionado asma, tos crónica, efectos neurológicos, los permanentes dolores de cabeza e incluso cáncer. En la zona viven ahora 25,000 residentes, de acuerdo con la organización Food & Water Action.

Cientos de familias se han mudado como la señora Lancara, que ante la posibilidad de perder su empleo como consecuencia de ese derrame, prefirió jubilarse y mudarse. Y como la familia de la señora Hernández, que encontró otro lugar para vivir “y para las dos semanas de mudarnos de Poter Ranch los síntomas desaparecieron”.

Quienes permanecen en Poter Ranch y en Chastworth, los vecindarios más impactados por el derrame, ahora exigen que el gobernador Gavin Newsom cumpla su promesa de época electoral de cerrar permanentemente la instalación completa de Alison Canyon.

El gobernador se comprometió en varias ocasiones con los vecinos a cerrar la instalación, y, por ejemplo, en un video con The Underecurrent del 5 de marzo del 2018, Newson respondió que “estoy plenamente comprometido a hacerlo (cerrar), el asunto es qué tan rápido podemos hacerlo, pero mi compromiso es que suceda”.

“Necesitamos ser más agresivos de lo que hemos sido, y entiendo todo el sentimiento (de los residentes), toda la energía, toda la conservación; este es un asunto nacional mayor, dijo el gobernador, antes de reiterar que “absoluta e inequívocamente es mi intención hacerlo”.

Sin embargo, el secretario de prensa de Newsom, Jesse Melgar, dijo este jueves en comentarios escritos a La Opinión que “el gobernador ha dejado claro que apoya acciones para acelerar el cierre permanente de Aliso Canyon de una manera que tenga en cuenta la necesidad de servicios de energía confiables y asequibles”.

Es decir que solo se cerraría si la planta es innecesaria al mercado energético en la región.

La oficina de prensa de SoCalGas no respondió a lo inmediato a solicitudes de la prensa.

Alexandra Nagy, la directora en California de la organización Food & Water Action, advierte que la planta expulsa “cantidades masivas de metano”, que equivalen al 25 por ciento de todo el metano anual que se emite en California.

Aseveró que “en lugar de cerrar Aliso Canyon como prometió Newsom, SoCalGas ha aumentado un 3,000 por ciento su producción desde la elección del gobernador, y mientras residentes continúan enfermándose”.

“Yo creo que si me hubiera quedado en Poter Ranch, yo ya habría muerto”, comenta la señora Lancara, “no me explico por qué todavía hay gente que quiere seguir viviendo ahí”.

La señora Hernández opina que persisten porque conservan la esperanza de que el gobernador cumpla su palabra de cerrar  completamente la instalación.

“Pero eso no va a pasar, el gobernador nos traicionó; recibió altas sumas de la matriz de SoCalGas para su campaña”, asegura, “si el gobernador en realidad se basa en la ciencia, debe reconocer que Alison Canyon está sobre una falla y puede alcanzarlo un incendio, no es solo la contaminación y el actual daño a la salud”.

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