Negocios podrán negar servicio si los clientes no llevan mascarilla
Algunos restaurantes le dieron la bienvenida a la medida, pero otros consideran que afectará las ventas.
Desde que se implementó la medida de usar cubrebocas para entrar a algún negocio de Los Ángeles, el empresario Arturo Aguilar inmediatamente acató las órdenes. Principalmente para mantener seguros a sus empleados y clientes de El Valle Oaxaqueño, un restaurante, panadería y tienda de abarrotes localizado en la ciudad de Los Ángeles.
Aunque ha tenido algunos roces con clientes que no son fanáticos de usar el cubrebocas, hasta el momento ya muchos de ellos se han acostumbrado a seguir las órdenes para entrar al establecimiento.
“Incluso yo tengo en la entrada el letrero que dice que me reúso a servirles si no tienen cubrebocas”, dijo Aguilar.
Ahora él está complacido de escuchar que la ciudad de Los Ángeles está creando ordenanzas más estrictas para que los clientes acaten esta orden con el fin de detener el esparcimiento del COVID-19.
El miércoles el ayuntamiento de Los Ángeles aprobó por unanimidad que los dueños de negocios puedan negarse a dar servicios a las personas que no usen mascarilla en sus instalaciones, mientras dure la orden de “Safer at Home” (Más seguro en casa).
El concejal del décimo distrito y autor de la medida propuesta en julio, Herb Wesson, dijo que los propietarios de pequeñas empresas y sus empleados están arriesgando sus vidas para mantenerse a flote en medio de esta crisis económica y de salud pública.
“Usar una máscara salva vidas, y esta ley simple y de sentido común salvará vidas y nos permitirá vencer este virus más temprano que tarde”, indicó el concejal.
La ordenanza propone que el cliente lleve cualquier tipo de cubierta facial al entrar al establecimiento. Ya sea una mascarilla de material como algodón, seda o lino. La cubierta facial puede ser hecha en fábrica o cosida a mano o puede improvisarse con artículos del hogar como bufandas, camisetas, sudaderas o toallas.
Casos de COVID-19 en aumento
La ordenanza llega justo en el momento en que autoridades reportaron que el condado de Los Ángeles continúa bajo el nivel más restrictivo, color morado, del plan de reapertura debido a un aumento de contagios.
El miércoles el departamento de salud pública del condado de Los Ángeles informó que el condado tuvo el mayor número de aumento de nuevas infecciones de COVID-19 en más de dos meses.
Se reportaron 1,843 nuevos casos de COVID-19 y 22 muertes. El nuevo número de casos fue la cifra más alta no asociada con una acumulación de pruebas que el condado ha informado desde finales de agosto.
Esto eleva el número de muertes para el jueves a 7,117en el condado de Los Ángeles desde que comenzó la pandemia. Se estima que hasta el miércoles había 817 personas hospitalizadas con el 29% en cuidados intensivos. Esto supera los 800 casos que se reportaron en septiembre.
No todos están de acuerdo
Nadia Abrica, dueña del restaurante Mama Licha’s en el Valle de San Fernando, dijo que no está de acuerdo con el mandato de la ciudad para prohibir la entrada a clientes que no usen cubrebocas. Ella asegura que desde que la ciudad cerró los restaurantes muchos se han visto severamente afectados incluyendo ella.
Su restaurante que anteriormente tenía 12 empleados, actualmente solo tiene cuatro. Y pese a que calificó para recibir su permiso para tener mesas afuera, dijo que esto no le funcionó por el clima tan cambiante y porque ella no puede estar pagando $350 al mes por la renta de la carpa para tapar el sol o la lluvia.
“Nosotros no tenemos control del clima y los vientos vienen y despedazan las mesitas. La ciudad no nos dio dinero para eso. No estamos vendiendo y estamos siendo muy afectados”, indicó Abrica.
La empresaria dijo que en el restaurante ella y sus empleados utilizan el cubrebocas para seguir las regulaciones del departamento de salud pero si llega un cliente sin mascarilla ella no le niega el servicio.
“No todos creen en el virus y claro que si yo le digo a la gente que sin máscara no hay servicio pues se van a ir y ¿quién sale afectada? Yo”, dijo Abrica frustrada. “Ya de por si los restaurantes ambulantes que han estado saliendo últimamente nos afectan mucho y a ellos ¿quién los regula? Nadie”.
Abrica dijo que ella no se opone a que haya vendedores ya que su madre comenzó como una vendedora ambulante, pero lo que le molesta es que en plena pandemia los inspectores de salubridad se enfoquen en escudriñar a los pequeños restauranteros mientras los restaurantes móviles—que se hacen pasar como vendedores ambulantes, pero no lo son—pueden fácilmente lograr vender su comida. No importa si no siguen las reglas de salud como lavarse las manos, usar cubre bocas, tener gel desinfectante o mantener los seis pies de distancia.
“Yo sé que para todo hay clientes, pero creo que la ciudad está siendo muy injusta con nosotros los dueños de pequeños negocios. Solo queremos que nos dejen abrir y que nos dejen trabajar”, aseveró Abrica.
La ordenanza fue adoptada bajo una cláusula de urgencia, lo que significa que entrará en vigencia en cuanto sea aprobada por el alcalde Eric Garcetti, lo cual podría ocurrir en los próximos días. Esta finalizará una vez que se levanten las órdenes de “Safer at Home” de la ciudad.