Coronavirus obliga al cierre de agencias de viajes de latinos

Pequeño empresario ex DACA tuvo que cerrar sus oficinas, pero espera regresar una vez que la pandemia lo permita

Rigoberto Barboza tuvo que cerrar su agencia de viajes ante la pandemia.(Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)

Rigoberto Barboza tuvo que cerrar su agencia de viajes ante la pandemia.(Photo Aurelia Ventura/ La Opinion) Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinión

Lo peor que le pudo pasar a Rigoberto Barboza al estallar la pandemia de COVID-19, en marzo del año pasado en Los Ángeles, fue verse forzado a cerrar su agencia de viajes “Navega Travel Tours and Curises” que durante años levantó con mucho esfuerzo.

Nuestros clientes comenzaron a cancelar reservaciones y vuelos; y para no contagiarnos, cerramos las oficinas en abril y transferimos todas las operaciones a nuestra casa”.

Al principio de la crisis de salud, pudieron funcionar desde el hogar, pero conforme COVID-19 arremetía más contra el sur de California y surgían  las restricciones de viaje, atemorizados los viajeros pararon sus viajes.

“Contábamos con una buena cartera de clientes que estaban acostumbrados a ir a la agencia para hacer sus reservaciones. Todo el día estábamos hablando con ellos en persona. Cuando el coronavirus llegó, ya no fue lo mismo”.

Rigoberto Barboza, ex beneficiario de DACA y dueño de Navega Travel Tours and Cruises en La Puente. (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)

A la gente, dice, le da desconfianza reservar y comprar un boleto que va a usar en seis meses. “Temen que desaparezcamos y que cuando lleguen al aeropuerto, ya no puedan hacer uso de su boleto de avión”.

Cuando los teléfonos con llamadas de sus clientes dejaron de sonar. Rigoberto se vio en problemas para pagar la renta del local. “Teníamos un contrato de alquiler, pero hablamos con el dueño para decirle que lo ocupara que nosotros ya no podíamos pagarle. No ha podido rentarlo, y quiere que le paguemos todas las rentas del año pasado”.

COVID-19 obligó a la industria de los viajes en todo el mundo a hacer un dramático alto cuando muchos países impusieron restricciones a los viajes. Aunque la industria de los viajes es una de las más fuertes que por seguro se reactivará cuando regresemos a la normalidad, el problema es que no sabemos cuándo.

Rigoberto Barboza se ve obligado a cerrar las oficinas de su agencia de viajes.  (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)

En 2016, cuando Rigoberto era un joven beneficiado con el programa de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), ilusionado abrió su agencia de viajes “Navega Travel Tours and Cruises” en la ciudad de La Puente en el condado de Los Ángeles.

“En la agencia trabajábamos mi esposa, mi hermana, mi hermano, una prima hermana y mi mamá”. La agencia de viajes especializada en viajes a México y Centroamérica, permitía el sostenimiento de cinco familias.

Rigoberto cuenta que tenían toda la intención de reiniciar operaciones en diciembre desde su casa, pero el coronavirus se los impidió. “Empezamos a caer todos enfermos en la familia. Llevo dos semanas y no me puedo recuperar. Mi mamá también se enfermó, y cuando ya la habíamos sacado del hospital, fue internada de nuevo, y ahí está todavía”, dice preocupado, tosiendo en ocasiones durante la entrevista.

Lamenta que los apoyos del gobierno para las pequeñas empresas sean muy limitados. “Cuando llamé me dijeron que ya se habían acabado. Además, tienen en contra que si los usas para pagar a los empleados no los puedes deducir de los impuestos”.

El joven empresario DACA quien ya es residente de Estados Unidos, platica que el cierre de su agencia de viajes lo orilló a echar mano de sus ahorros y sus tarjetas de crédito. “Las puse al máximo”.

Rigoberto Barboza entrará a la Guardia Nacional. (EFE/EPA)

Nueva carrera

Al no ver claro el fin de la pandemia, Rigoberto de 31 años de edad, casado y padre de un menor, decidió enlistarse en la Guardia Nacional. “En marzo comienza mi entrenamiento, pero desde el primer día me empiezan a pagar, lo que me va a permitir salir adelante con mis gastos y abonar mis deudas”, dice.

La Guardia Nacional le ofrece la oportunidad de pagarle por hacer una maestría. “Voy a aprovechar para estudiar una maestría en finanzas que complemente mi carrera en administración de empresas”.

Sin embargo, Rigoberto no planea dejar la agencia de viajes. “Una vez que estemos a salvo de la pandemia, mi familia y yo vamos a retomar el negocio. Mi esposa estaría a cargo, pero queremos funcionar desde la casa, ya no a partir de una oficina”.

Está convencido de que la contingencia sanitaria generada por el coronavirus cambiará el modelo de hacer negocios de las empresas para enfocarse en el trabajo desde casa o desde espacios más económicos. “La verdad que ya no queremos operar en una oficina porque en caso de emergencia o un golpe económico como el que trajo el coronavirus, el gasto del alquiler es muy alto y pone una presión muy fuerte en los pequeños negocios”.

Precisa que la base de su clientela todavía está ahí. “Tienen miedo de viajar por temor a un contagio y porque muchos han visto morir a sus familiares a causa de COVID”.

La industria de los viajes de las más dañadas por COVID-19. (Grupo Reforma)

Optimismo pese a todo

Aún con toda la destrucción económica que ha traído la pandemia a las agencias de viajes, Rigoberto confiesa que se siente optimista. “El mexicano no deja de viajar a México. Es tanto el amor que le tienen a su familia que no les importa exponerse al COVID”.

Estima que para finales del año 2021, la industria de los viajes comenzará a reactivarse.

Como resultado de COVID, la industria hotelera y del ocio han sufrido más de un tercio de todas las pérdidas laborales de EE. UU., de acuerdo a un reporte de la Asociación de Viajes de Estados Unidos.

Casi la mitad de los 16.9 millones de empleos de la industria hotelera y del esparcimiento se perdieron en marzo y abril de 2020.

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