Madre de seis hijos pierde la lucha contra el COVID
Días después del nacimiento de su hija, Verónica Guevara-Girón no se pudo recuperar de los efectos del coronavirus y no le dio tiempo de despedirse de su familia.
Jorge Girón describe a su esposa Verónica como una mujer “increíble, santa, justa, amorosa, amable y que no sabía mentir”.
Verónica Guevara-Girón murió el 7 de enero debido a complicaciones por el COVID-19, tres días después de dar a luz prematuramente a su pequeña Imani.
“Ella es la mujer que más amo”, dijo Jorge. “Sin ella, mi mundo es ahora muy diferente; es un momento muy duro, triste, pero tengo que seguir adelante y no puedo parar porque mis seis hijos me necesitan”.
Jorge, oriundo de Escuintla, Guatemala, narro a La Opinión que, en Navidad de 2020, su esposa sintió mucho dolor en el cuerpo, se recostó y después comenzó “con una tos muy fea”.
Para el 2 de enero, él decidió llevarla a un hospital. Era necesario que los médicos revisarán el estado de salud de Imani, la bebé que Verónica llevaba en su vientre.
“Me dijeron que sus niveles de oxígeno eran bajos, que tenía una neumonía mala y que habría necesidad de sacar a la baby”, contó Jorge. Verónica tenía 34 semanas de embarazo.
“Después que nació la niña el 4 de enero; ella se sintió mejor y platicamos por Facetime’, me dijo que se sentía cansada y que iba a descansar un poco”, refirió. “Yo le dije, te miro mañana”.
Al día siguiente, eran las 3:00 de mañana y Jorge tuvo que despertar abruptamente de inmediato. Del hospital le llamaron para decirle que los niveles de oxígeno de su esposa habían bajado drásticamente.
“Me dijeron que la iban a poner en un respirador artificial; ella se nos fue a las 2:47 de la tarde”, dijo el ahora viudo de 38 años y padre de Xavier, de 9 años; Grace, 7; Xiomara, 5; Giovanni, 4; y Trinity,1; además de Imani, de escasos días de nacida.
Un día antes que ella muriera, Jorge pudo llevarle a su esposa un sacerdote de su parroquia, San Juan Eudes de Chatsworth, para que le administrara los santos óleos.
“Mi esposa era una mujer de oración, una mujer santa, una mujer en pro de la vida; siempre quería que todos sus hijos nacieran normalmente”, afirmó Jorge Girón. “Ella siempre estaba dispuesta a ayudar a las mujeres que querían abortar a sus hijos”.
Una de esas personas fue su cuñada Nathalia, quien quedó embarazada a los 18 años y a quien muchas personas le aconsejaron abortar a su hija Aria Luz, quien acaba de cumplir tres años.
“Ella me ayudó bastante con todos mis problemas cuando iba a tener a mi primera hija; era como un guía para mí”, valoró Nathalia. “Yo no conocí a mi papá biológico y ella me ayudó a encontrar la paz dentro de mí y a hablar luego con él”.
Amor de juventud
Jorge Girón, un empleado del Departamento de Sanidad en la ciudad de Los Ángeles, relató a La Opinión que él fue chambelán de honor en los XV años de Verónica.
“Nos juntamos a los 16 años, nos peleamos y nos separamos hasta que un día fuimos a un retiro para parejas y decidimos casarnos por la iglesia en 2010”, dijo Jorge.
“Pero nuestro amor fue creciendo con el paso del tiempo, y después llegamos a la conclusión de que ya no podíamos seguir actuando como niños, pero en nuestra relación faltaba lo más importante que es el amor y la bendición de Dios; así fue como aumentó nuestra fe y entendimos lo sagrado que es el matrimonio”, añadió.
Con Imani todavía en el hospital y cinco niños más en casa, Mónica Girón está ayudando a su hermano en las labores de su casa, preparándoles la comida y cuidándolos, mientras Jorge continúa con los trámites para el sepelio de su esposa en el cementerio de la Misión de San Fernando.
Además, la familia ha abierto una cuenta de GoFundme para ayudar a los gastos del sepelio de la víctima.
“Cuando yo tuve problemas, ella [Verónica] me ayudó a crecer; tomó el matrimonio muy en serio y después, juntos luchamos por nuestro amor y este cada vez fue más fuerte”, concluyó Jorge Girón. “Junto a Dios en nuestras vidas, la nuestra ha sido una hermosa historia de amor”.