Familia de inmigrantes abre primer restaurante afromexicano en LA
Lo inauguran en plena pandemia de COVID en el 2020; y 7 meses después están contentos de atreverse
¿Te imaginaste que algún día se iba a abrir un restaurante que celebrara la cultura afromexicana en Los Ángeles?… tal vez nunca y menos en plena pandemia de COVID-19.
La familia de José Juan Irra, su esposa María Elena Lorenzo y sus 6 hijos de descendencia afromexicana lo han hecho realidad.
A cuatro meses de haber irrumpido el virus con todo su devastador impacto económico, el 15 de julio de 2020, los Irra-Lorenzo unieron fuerzas para abrir su restaurante afromexicano en la ciudad de Bell Gardens al sudoeste del condado de Los Ángeles; y es quizá el único restaurante de este tipo en todo el país con especialidades culinarias de la Costa Chica, en Guerrero, México.
“Se presentó la oportunidad cuando el dueño puso en venta su restaurante. Todos en la familia, discutimos la idea y decidimos comprárselo”, dice María Elena Irra.
A 7 meses de haberse lanzado en esta aventura gastronómica, dice que ha valido la pena. “Hemos tenido días buenos, otros malos, pero vamos avanzando”.
La historia de Tamales Elena y Antojitos, localizado en el 8101 de la avenida Garfield en Bell Gardens, tiene sus orígenes en 1993 cuando José Juan, su esposa María Elena y sus 4 hijos, siendo niños, emigraron de México a Los Ángeles.
“Mis padres y sus cuatro hijos mayores salimos de Guerrero en 1993. Mi madre es de la Costa Chica y mi padre de Acapulco. Ellos son de descendencia afromexicana como la mayoría de la población en Guerrero”, dice María Elena.
La Costa Chica que se extiende sobre la costa sur del estado de Guerrero hasta la frontera con Oaxaca, es una de las zonas en México con vastas poblaciones afroamexicanas.
“Llegamos a vivir al área de Watts – un vecindario al sudoeste del condado de Los Ángeles -“, recuerda. Entonces los hijos del matrimonio Irra-Lorenzo eran unos niños con edades entre los 11 y 1 año de edad. En el país, tuvieron dos hijos más, una hija y un hijo.
Y fue por consejo de la abuela materna, que los padres comenzaron a vender tamales de pollo, puerco y queso en hojas de maíz, estilo Guerrero por las calles de Watts para poder llevar el sustento a su familia. “Salían a vender sus tamales en un carrito”.
Alrededor del año 2003, compraron una lonchera y la estacionaron sobre las calles 110 y Wilmington del sur de Los Ángeles. Desde entonces, llueve o truene, todos los días, venden sus tamales de las 8 de la mañana a la 1 de la tarde en la lonchera a la que nombraron Tamales Elena; y aún cuando ya cuentan con su restaurante, no dejan la lonchera.
“Los hijos crecimos ayudando a nuestros padres a preparar los tamales, y a todos nos gustó la cocina. Trabajamos siempre con ellos en la lonchera, guisando y atendiendo a la gente, pero fuimos también buscando empleo en restaurantes”.
Ayudaban por la mañana en la lonchera familiar, pero por la tarde se iban a sus empleos en la industria restaurantera.
“Yo trabajé como cocinera en 4, 5 restaurantes. Judept fue chef de varios restaurantes. Cuando compramos el restaurante, todos dejamos nuestros empleos para trabajar en el nuestro”.
Ya para ese momento, todos los hermanos eran adultos. “Judept tiene 39 años; Teresa, 36; Nayeli, 35; María Elena, 29; Heidi, 23; y Juan Ulises, 20”, dice.
Cuando llenos de adrenalina, el 15 de julio del año pasado, abrieron Tamales Elena y Antojitos en Bell Gardens, cuenta que los motivó mucho ver que había un montón de gente esperándolos para disfrutar de su comida con el sazón afromexicano.
“Al principio, se podían sentar en mesas afuera del restaurante. Después cuando nos prohibieron vender comida en el exterior, hemos seguido vendiendo para llevar, y se puede ordenar y recoger los tamales desde el auto a través de una ventana del local. De manera que la gente no tiene que bajarse de su vehículo”.
María Elena dice que debido a las restricciones sanitarias impuestas por COVID, han pasado por una montaña rusa de emociones.
Pero aún así, “la gente no ha parado de comer y comprar tamales”. Y agrega que el 50% de sus clientes son afroamericanos. “Les gustan mucho nuestros tamales y nuestros antojitos”.
Los Tamales Elena y Antojitos se han agregado a la lista de restaurantes de comida mexicana especializada en alguna región de México. “Nuestra comida es estilo Guerrero con el sazón afromexicano aprendido de nuestros padres. Tratamos de que queden lo más tradicional posible, utilizando los chiles costeños y especies de nuestra región”.
A la familia le anima ver que hay personas que se sienten orgullosas de que ya exista un restaurante de comida estilo Guerrero manejado por afromexicanos.
“Nuestro restaurante es completamente familiar. Trabajamos todos los hermanos. No tenemos empleados. Cuando se ha requerido, contratamos a primos que necesitan trabajo porque primero hay que empezar por la familia”.
María Elena dice que están contentos, trabajando mucho para sacar adelante el negocio, pero entre sus sueños no descartan abrir otro restaurante; o por qué no, crear una fábrica de tamales.
Tamales Elena y Antojitos abre de 9 a.m. a 6 de la tarde, salvo los domingos que trabajan hasta las 4 p.m.: y los miércoles cierran.
A diferencia de la lonchera Tamales Elena donde exclusivamente venden tamales, en el restaurante Tamales Elena y Antojitos han incluido en su menú, además de los tamales envueltos en hojas de plátano y los veganos hechos con hongos, una amplia variedad precisamente de antojitos típicos de la cocina afromexicana de Guerrero.
Ofrecen mole rojo y verde, barbacoa y las tradicionales pescadillas que son tacos crujientes de pescado. El pozole generalmente lo sirven aderezado con queso fresco, chicharrones, aguacate, repollo, cebolla, rábanos, especies y chiles. Y no puede faltar el Chilate, una bebida típica de Guerrero, hecha de cacao, arroz, canela y azúcar.