44 inmigrantes, dos vehículos, 13 muertos; y nosotros en EE.UU., ¿qué hacemos?

Recordemos que los migrantes vienen buscando lo que muchos de nosotros ya logramos, ahora nos toca ayudarlos.

Cruces son vistas cercas de la escena del accidente, como muestra de posibles otras persecuciones fatales.

Cruces son vistas cercas de la escena del accidente, como muestra de posibles otras persecuciones fatales.  Crédito: PATRICK T. FALLON/AFP | Getty Images

En las camionetas Suburban y Expedition 44 inmigrantes cruzaron la frontera el martes 2 de febrero. Luego de que inexplicablemente derribaron una valla de hierro de diez metros de altura y sin que las autoridades se dieran cuenta, una camioneta logra escapar momentáneamente y la otra se enciende en llamas.

La camioneta Suburban roja que llevaba 19 personas fue la que ardió en fuego, sin embargo, e inexplicablemente, todos los inmigrantes resultaron ilesos y esperaron escondidos a que las autoridades llegaran. Todos fueron arrestados según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).

Unos minutos más tarde, pero a unas 30 millas del hueco fronterizo por donde habían entrado, la camioneta Expedition que portaba 25 inmigrantes es golpeada por un tráiler cerca de la interestatal 115 y Norrish Road. 

Inmediatamente las autoridades dijeron que no hubo persecución; pero hasta el momento no se tiene una explicación clara del accidente. En esta segunda situación, 13 inmigrantes murieron, y el resto fueron hospitalizados, aunque algunos ya fueron dados de alta.

Todavía hay muchas preguntas sin responder.

Con toda la tecnología y recursos de la Patrulla Fronteriza, ¿cómo fue posible que no se dieran cuenta del derrumbe de la valla de metal? ¿Cómo fue posible que los 19 inmigrantes salieran ilesos del incendio del vehículo y que todos esperaran a las autoridades para ser arrestados? Si no hubo persecución, ¿qué llevó al conductor de la camioneta Expedition a pasarse un alto que lo llevó a ser embestido por un tráiler?

No obstante, lo que no se puede negar es esa gran necesidad que lleva  a los inmigrantes a arriesgarlo todo, con tal de llegar a Estados Unidos. Una gran mayoría de ellos vienen escapando de la violencia, misma que encuentran en el camino.

Uno de los casos más mencionados es el de la guatemalteca Yesenia Magali Melendrez Cardona de 23 años, quien murió en los brazos de su madre en el accidente. Ella tenía amenazas de muerte en su país.

“Yesenia dejó todo atrás, la universidad, su trabajo, sus amigos, porque sabía que aquí (en EE.UU.) encontraría tranquilidad, y su vida estaría alejada de la violencia”, relató Rudy Domínguez, tío materno de la joven.

Lo paradójico de la situación es que Yesenia, al igual que el resto de los inmigrantes que fallecieron, encontraron aquello por lo que escapaban: la muerte.

En muchas ocasiones los inmigrantes que ya estamos en este país, se nos olvida de dónde venimos y lejos de mostrar un poco de compasión por las víctimas, inmediatamente las condenamos, o simplemente ignoramos las tragedias que siguen pasando no solo en la frontera sino a lo largo de todo el recorrido migrante.

Es importante ver un poco más allá y lejos de culpar la violencia, pobreza y corrupción de nuestros países, tratar de ver qué tanto podemos hacer nosotros como ciudadanos para ayudar a esas personas que vienen buscando lo que nosotros ya logramos.

Así es que no descartemos la posibilidad de apoyar a una organización no lucrativa local –cerca de su hogar- que apoya a los inmigrantes. Un poquito de tiempo o dinero que podamos donar, no nos quita mucho, pero sí hará gran diferencia en muchas de las familias que hoy luchan por sobrevivir escapando de sus países.

Desafortunadamente no se ve claro que este fenómeno que genera tanto dolor y muerte pueda acabar pronto. Es por eso la urgencia de tu apoyo.

Agustín Duran es editor de Metro del periódico La Opinión y ha vivido en Los Ángeles desde 1992. 

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