Indocumentados hacen oír su voz en los consejos vecinales de LA
No importa la educación que tengan; y si hablan o no inglés; pueden participar
Los inmigrantes indocumentados no lo saben, pero pueden ser parte de los consejos vecinales de sus ciudades y convertirse en la voz de su comunidad en el gobierno municipal de Los Ángeles.
“Cuando me invitaron a competir por un asiento en el Consejo Vecinal de Boyle Heights, tuve cierto miedo a participar por mi estatus migratorio”, dice Alessandro Negrete, un joven indocumentado, graduado de la carrera de sociología y quien trabaja como consultor en temas de equidad.
Sin embargo, superó sus temores, compitió y ganó; y desde 2016, es miembro del consejo vecinal del barrio en el que ha vivido, prácticamente desde que sus padres lo trajeron de México siendo niño.
“Me siento bien orgulloso porque soy la voz de la comunidad indocumentada, y la única voz liberal contra el aburguesamiento en Boyle Heights”, dice Negrete.
Muchos indocumentados desconocen que pueden ser miembros de los 99 consejos vecinales que hay en la ciudad de Los Ángeles; y desaprovechan la oportunidad de participar en un cuerpo asesor, elegido por los propios vecinos, el cual hace una diferencia en sus barrios.
“No tienes que tener una educación para ser parte del consejo vecinal. Mucha gente no se anima por esa razón. Lo que importa es que con nuestro trabajo podemos realzar las necesidades de la comunidad”, sostiene.
Voces que deben contar
Además afirma que se necesitan más voces de los indocumentados en los consejos vecinales no solo para que no sean excluidos sino para que aporten sus experiencias.
El Consejo Vecinal de Boyle Heights está integrado por 16 miembros. “Cuando un colega me dijo que por qué no corría para un asiento, yo ya llevaba varios años luchando por la equidad, contra el desamparo y por la comunidad LGBT de la que soy parte”.
Ya en el consejo ha tenido la oportunidad de participar en las mesas de trabajo que más le interesen. Algo de lo que más satisfecho se siente, es de haber conseguido reactivar la mesa de transportación y ambiente. “Boyle Heights es una comunidad impactada por el racismo ambiental”.
Como miembro del consejo vecinal han trabajado para que las parroquias den la bienvenida y abran sus puertas a los inmigrantes. “Llevamos a la mesa los temas que están afectando a la comunidad como que los ‘buses’ no corren muy seguido, y que solo tenemos dos mercados y 4 lavanderías para más de 100,000 habitantes”.
En 2019, volvió a reelegirse en el consejo vecinal. “Los integrantes tenemos mucha influencia en instituciones como el Metro o el Departamento de Agua y Luz”.
De hecho, son lo más cercano a un gobierno de la gente. Se reúnen, debaten y llegan a acuerdos en asuntos que impactan la vida de la ciudad, los cuales son entregados al alcalde, el concejo y los diferentes departamentos municipales.
En realidad, son abogados sin sueldo de sus comunidades en temas cruciales como el desamparo, el desarrollo inmobiliario y la preparación contra las emergencias.
Con su propio presupuesto
La ciudad de Los Ángeles asigna un presupuesto anual a los consejos vecinales. Para el ciclo fiscal 2019-20 les otorgó $44,000, pero para el 2020-21, disminuyó a $32,000 debido a los recortes impuestos por la pandemia, explica Karen Hernández del Departamento de Empoderamiento de la Vecindad de la Ciudad de Los Ángeles.
“Con el presupuesto que reciben, pueden apoyar a organizaciones locales, programas para jóvenes, dar becas y realizar eventos”.
Explica que básicamente son elegidos para ayudar y enriquecer a sus comunidades. “Ellos aportan información directamente a los departamentos de la Ciudad sobre lo que necesitan”.
Hernández enfatiza que las personas interesadas en participar en los consejos vecinales no tienen que dominar el inglés, ya que se les pueden proporcionar servicios de interpretación.
Un anhelado sueño
Mayra Todd, una inmigrante de Van Nuys, un barrio en el Valle de San Fernando, quien es líder de la organización Mujeres de Hoy, pensaba que los indocumentados no podían participar en los consejos vecinales.
Pero cuando le habló a Alberto Padilla, un ex miembro del Consejo Vecinal de Van Nuy, le aclaró que el estatus migratorio no cuenta.
“Dije, le voy a entrar porque es algo que siempre he querido hacer. Lo único que me detenía, era no ser residente de este país, pero eso no es un obstáculo”.
Así fue como decidió inscribirse para competir en la elección para ser miembro del Consejo Vecinal de Van Nuys.
“Otras cosas que me motivaron para contender, es trabajar en muchos problemas que afectan a nuestros vecindarios. Por ejemplo, las banquetas están llenas de muebles y colchones abandonados que son solo nido de cucarachas, ratas y chinches.
“Si queremos una ciudad más limpia, debemos trabajar en acuerdo con los managers de los edificios y los inquilinos para organizarnos. ¿Por qué nada más ciudades como Beverly Hills lucen limpias?”, cuestiona.
Hay otros asuntos que agobian a su vecindario como el desamparo y la basura que también le preocupan.
“Me siento contenta de participar en la elección. Si ganamos podemos ser inspiración para la comunidad indocumentada. No debemos tener miedo. No somos criminales que estemos arruinando este país”.
Y si no gana la elección, dice Todd, por lo menos habrá ganado experiencia.
En la actualidad, la mayoría de los integrantes de los consejos vecinales son hombres de raza blanca, adultos mayores y jubilados. “Queremos que haya más mujeres, más jóvenes, de diferentes estatus migratorio y que hablen diferentes idiomas”, dice Hernández.
Cabe decir que para ser miembro de un consejo vecinal. se necesita vivir en el lugar que representa; o bien trabajar o realizar alguna actividad en el área.