La pandemia baja, mientras los negocios para fiestas empiezan a regresar a la normalidad

Dueños de salones empiezan a agendar eventos que quedaron pendientes el año pasado

El salón Princesita esta retomando eventos con pocos invitados. (Suministrada)

El salón Princesita esta retomando eventos con pocos invitados. (Suministrada) Crédito: Cortesía

A pocos días de que California remueva  las restricciones de la pandemia y reabra completamente el estado para el 15 de junio, los dueños de salones de fiestas y de decoraciones ya están trabajando sin parar en sus contratos para los eventos venideros.

Gloria Isamari Deras, dueña del salón de fiestas Isamari’s Salon en Los Ángeles, dijo que el 8 de mayo tuvo su primer evento. El salón que cuenta con capacidad para 200 personas tuvo un lleno del 50%.

“Veo que está muy bien, mucha gente que iba a tener las fiestas está regresando, más para bodas y 15 años”, dijo Deras cuyo salón tiene 14 años de existencia. “Yo tengo todos los servicios: comida, fotografía y video, limusina, pastel, decoraciones, meseros, DJ, mesa de frutas, de todo”.

Sergio Arias, dueño de Salón Princesitas en el sur de Los Ángeles, dijo que hace poco tuvo su primer evento después de tener el salón cerrado por más de un año.

“Me aseguré de poner los más de seis pies de distancia entre cada mesa y solo se llenó a un cuarto de la capacidad total”, explicó Arias cuyo salón tiene un máximo de 250 personas de capacidad.

Con la renta del salón, Arias provee el D.J., así como las sillas y mesas. Si la fiesta es de niños también les provee un brincolín y globitos de figuras.

Aseveró que todavía está trabajando con un poco de miedo pero sabe que con el tiempo todo regresará a como era antes.

Gloria Deras, dueña del salón de fiestas Isamari’s. (Suministrada)

 Una nueva normalidad

Biayne “Bibi” De Dios, quien trabaja haciendo arreglos de globos y decoraciones para fiestas dijo que cuando llegó la pandemia sus clientes le cancelaron los eventos y algunos solamente le pedían arreglos de globos para que los dejara frente a las puertas de las casas.

“Como no querían tener contacto me pagaban con Zelle o Venmo”, dijo De Dios, dueña de Princess Project Decor. “O nos decían que decoráramos los patios de enfrente para los ‘drive by’ y antes yo no sabía qué era eso”.

Para su fortuna, el trabajo de ella no desapareció, solo se reinventó. Las fiestas “drive by” or “drive thru” se hicieron muy populares durante la pandemia ya que permitía al festejado e invitados celebrar manteniendo la distancia. Los invitados pasan en su vehículo, dejan su regalo y a cambio el anfitrión les da pastel o algunas golosinas como agradecimiento.

Hasta cierto punto, estos fueron los reemplazos de los grandes salones de fiestas que tenían prohibido reunir a personas.

“Las familias si mostraban mucho miedo al contagio, pues nunca habíamos experimentado algo así”, dijo la empresaria.

Biayne De Dios mostrando uno de los arreglos para un evento drive thru. (Suministrada)

Agregó que poco antes de que comenzara la pandemia ella rentó un pequeño almacén para guardar todos los artículos de sus eventos. Algunos de estos accesorios incluyen las paredes de madera decoradas, números y contenedores de decoración.

“Aparte de mis gastos personales y gastos para ayudar a nuestros familiares, yo tenía que sacar los $200 de la renta del storage [bodega]”, dijo De Dios. “Cuando llevábamos los accesorios de las fiestas los recogíamos en 48 horas y los desinfectábamos antes de llevarlos de regreso”.

Pandemia devastó la industria

Deras dijo que la pandemia fue devastadora para su salón de fiestas. Indicó que ella ya tenía apartados todos los fines de semana hasta terminar el año 2020. Cuando se dio la orden de permanecer en casa, alrededor del 80% de sus contratos fueron cancelados.

“A muchos les regrese su dinero, otros apenas se los estoy regresando”, indicó.

Deras, quien también tiene un negocio de limpieza de casas y oficinas, dijo que cuando cayó la pandemia trabajó arduamente en la limpieza para poder pagar las mensualidades del salón.

“En un momento pensé darme por vencida, pero yo ya tengo todos los permisos requeridos y esos son muy caros”, dijo Deras.

Por su parte Arias al ver su salón completamente cerrado tuvo que regresar al trabajo de la construcción. Fue necesario conseguir un empleo para poder pagar las mensualidades de su salón de fiestas.

“Yo trabajaba y pagaba la renta con la esperanza de tenerlo abierto otra vez”, subraya Arias. “Con el salón es más tranquilidad y más comodidad”.

Sergio Arias trabajó en la construcción para pagar las mensualidades del salón Princesita. (Suministrada)

Arias comentó que también cuenta con los permisos necesarios para el salón y si lo cerraba estaría perdiendo todo. Aunque en ocasiones se deprimió al ver que la pandemia no tenía fin, aparte de su trabajo optó por pedir préstamos con familiares y amigos y siguió pagando la renta.

El empresario agregó que poco antes de comenzar la pandemia, él tenía alrededor de ocho eventos que tuvo que cancelar inmediatamente.

“Yo les regresé su dinero porque sentía feo que las personas ahorran para hacer sus fiestas, pero había lugares que ya no les regresaban nada”, contó Arias.

Ninguno de los empresarios recibió ayuda del gobierno federal ni estatal. El motivo fue que no cumplían con los requisitos o porque no se enteraron a tiempo.

De Dios dijo que está agradecida que ya puede ver la luz al final del túnel y se da cuenta con sus clientes. Solamente el martes tenía tres citas con clientes que querían sus servicios para fiestas.

Deras dijo que los clientes que decidieron quedarse con ella ahora están planeando las fechas para las fiestas que quedaron pendientes el año pasado.

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