Harris y su difícil misión en México y Centroamérica
La Casa Blanca ha sido clara en señalar que su prioridad será combatir la corrupción y las prácticas antidemocráticas en la región
Joe Biden le ha encomendado a Kamala Harris una de las tareas más difíciles y complejas de su administración: la de supervisar los esfuerzos diplomáticos con México, Guatemala, Honduras y El Salvador para atacar las causas de la inmigración indocumentada hacia Estados Unidos.
Con ese propósito, la vicepresidenta se embarcó esta semana en su primera misión diplomática a Guatemala y México. Su mensaje a quienes planean cruzar la frontera de manera ilegal es tan simple como contundente: “no vengan” porque los riesgos son muchos y serán deportados.
Pero, por más fuertes y directas que sean estas palabras, es de esperarse que caigan en oídos sordos. Para millones de centroamericanos y mexicanos el anhelo de llegar a Estados Unidos es más poderoso que cualquier advertencia. La miseria extrema y la inseguridad en sus lugares de origen los orillan a arriesgar todo, incluso la vida, en busca de mejores condiciones.
Washington está consciente de esta situación. Por eso, antes de emprender su viaje, Harris dio a conocer una importante iniciativa creada por la Asociación para Centroamérica que básicamente es un compromiso de 12 organizaciones sociales y grandes empresas para apoyar el desarrollo económico en el Triángulo Norte con el fin de que la gente no tenga que emigrar. Para cumplir con ese objetivo se destinarán 4 mil millones de dólares.
La idea no es nueva. En el pasado, la Casa Blanca ha destinado ayuda económica a Centroamérica, pero los resultados no han sido los esperados por la corrupción gubernamental que impera en la región.
Esta ocasión, como explica Jonathan Fantini Porter, cofundador de la Asociación para Centroamérica, será diferente. “Se trata”, subraya, “de un esfuerzo que no involucrará a los gobiernos sino al sector privado”.
Pero el hecho de que los gobiernos no reciban directamente la asistencia económica no resuelve el problema de fondo: la falta de un clima estable y seguro para que las empresas puedan operar.
Debido a ello, la Casa Blanca ha sido clara en señalar que su prioridad será combatir la corrupción y las prácticas antidemocráticas en la región, lo que obviamente causará malestar entre los mandatarios del área.
En particular, en México, que es parte fundamental para que la iniciativa tenga éxito, es de esperarse que el mensaje no sea bienvenido. Desde que Biden asumió el poder, el presidente López Obrador ha manifestado ya varios desacuerdos con su política, entre ellos por el apoyo económico de la Casa Blanca a grupos contra la corrupción en México y por el tema de la reforma energética.
En Guatemala, al parecer Harris logró entablar una buena relación con el presidente Alejandro Giammattei, pese a la corrupción que existe en ese país. Pero en El Salvador la situación con Nayib Bukele es muy tirante y en Honduras, el hermano del presidente Orlando Hernández está preso por narcotráfico.
Harris se enfrenta así a su primera prueba de fuego. Nadie espera que resuelva totalmente el asunto de la inmigración ilegal, pero al menos sería deseable que entable un diálogo fructífero de cooperación con los gobiernos de México y Centroamérica para aminorar este problema que causa tanto sufrimiento.
María Luisa Arredondo es una periodista mexicana que radica en Estados Unidos y es directora y fundadora de Latinocalifornia.com