Voces del río de Los Ángeles: residentes hablan de sus luchas
Desde la pelea por espacios deportivos hasta la lucha por eliminar la contaminación para que sea un verdadero lugar de disfrute para los angelinos
Raúl Macías mantiene una estrecha relación con el río de Los Ángeles. No solo porque peleó para que se construyeran en sus terrenos adyacentes campos de fútbol soccer para los niños. También porque ha inculcado en los menores el amor y el cuidado por el afluente más grande que cruza la ciudad.
“Por más de 10 años, nos unimos varias organizaciones para hacernos escuchar y luchar para que se crearan estas canchas de fútbol en el río de Los Ángeles State Park”, dice Macías, fundador de la Anahuak Youth Sports Association, una organización que desde hace 26 años entrena soccer a niños de 4 a 18 años.
Macías dice que él y otros líderes fueron tentados con cientos de miles de dólares para que abandonaran su proyecto de las canchas y espacios deportivos.
“Nos ofrecieron una propuesta para quebrar la coalición. Nos daban $200,000 y el patrocinio de una empresa refresquera”.
Pero no cedieron y lograron que en el Parque Estatal del río de Los Ángeles, de 247 acres y junto al río de Los Ángeles en el barrío de Glassell Park, se edificaran los campos de soccer.
“Conseguimos un espacio de entretenimiento deportivo de 40 acres para la comunidad”.
En total, se construyeron cuatro canchas de soccer en las que los niños entrenan tres días a la semana y el sábado juegan.
“Estas canchas son algo con lo que siempre soñamos”.
Y debido a esta lucha por espacios deportivos, se involucraron en el cuidado del río de Los Ángeles.
“Hace años, la gente ignoraba que era un río, pensaban que era un canal. Nosotros empezamos a educarlos y se fueron interesando en su belleza oculta por tantos años y así es como han podido disfrutarlo”.
Con la participación de los niños futbolistas se dan a la tarea de limpiar el río dos veces al año, invitados por organizaciones como Heal the Bay.
“Al juntar la basura, los chiquillos se maravillan de las ranas y patos que encuentran”.
Macías dice que lo único que le preocupa es que los alrededores del Parque Estatal del río de Los Ángeles están a punto de convertirse en un área de gentrificación. “Hay muchos proyectos habitacionales, cerca del Río, que no son para nuestra gente, y esperamos ayuda”.
Cecy Domínguez: envejecer junto al río
El sueño de Cecy Domínguez, quien ha vivido la mayor parte de su vida, a pocos pasos del río de Los Ángeles en el área de Elysian Park, es envejecer caminando en su sendero.
“Me mudé a vivir ahí cuando me casé. Mi esposo Reymundo Domínguez probablemente vivió en esa casa desde principios de 1950”.
Al principio cuando se fue a vivir a Elysian Park, siendo una jovencita del este de Los Ángeles, no le gustaba el Río. “Cuando mis dos hijos nacieron y comenzaron a crecer, yo les pedía que no se acercaran al Río. Se me hacía muy peligroso. Ahora de grandes, me dicen que ahí se la llevaban todo el día en sus bicicletas y regresaban solo a la casa solo para cenar”.
Sus hijos siguen viviendo en la misma comunidad ribereña. “Mi hijo vive en mi misma calle, a unos pasos del Río, mi hija a tres cuadras y mi nieto a una”.
Con los años, su perspectiva del río de Los Ángeles cambió. “Me di cuenta de la gran ventaja que era vivir cerca del Río, poder andar en bicicleta y admirar toda su belleza. Mi esposo Reymundo, que era un ciclista, creció aquí, mirando a los pájaros como los halcones que llegan”.
Así que mientras más lo conocía más se enamoraba del lugar. “Me di cuenta que vivía en esta ciudad y que tenía a mi alcance un río hermoso. Nunca soñé en mi vida que se convertiría en un lugar donde todos pudieran caminar”.
Y luego comenzó a involucrarse en mejorar el camino para hacerlo accesible a las bicicletas y a los peatones. “Tuvimos muchos problemas porque el camino para los prestadores de los servicios públicos junto al río era muy angosto. Hubo mucha controversia sobre lo qué se tenía que hacer y cómo”.
El sendero para los ciclistas deja muy poco espacio para los peatones, pero Domínguez dijo que vivimos en un área donde hay que compartir. “Ciclistas y peatones debemos tener cuidado”.
Además Domínguez es una activa promotora de las actividades que se llevan a cabo en el río de Los Ángeles. “Siempre me piden ayuda para invitar y atraer niños y adultos a los talleres educativos gratuitos que se realizan. El mes pasado tuvimos uno para aprender a pescar y liberar a los peces. Hemos tenido talleres sobre las ranas y cómo hacer canotaje en el río”.
Esta vecina del río de Los Ángeles dice que todavía puede ver a su esposo Reymundo en su bicicleta pedaleando a lo largo del sendero de la rivera. “Él amaba el río y como murío de fibrosis pulmonar, mi sueño es que tengamos un aire más limpio y que se reduzca el ruido del tren MetroLink que pasa muy cerca de nuestras casas porque no es saludable”.
Si hay algo que anhela, es pasar su vejez caminando a lo largo del río al que terminó por amar. “Cuando sea una viejecita, me gustaría despertar, ir al río y sentarme a mirar y escuchar los bellos sonidos”.
Robert Montalvo: aguas contaminadas
Desde hace 15 años, Robert Montalvo, va a caminar al río de Los Ángeles en el área de la ciudad de South Gate, aún cuando no se siente seguro por la proliferación de personas desamparadas y de basura.
“Da un poco de miedo porque algunos usan drogas, pero también muchos de ellos no reciben el cuidado que necesitan para sus problemas de salud mental”.
Montalvo se dedica a las ventas, pero a la vez es comisionado de parques y recreación de la ciudad de South Gate.
“Estuve involucrado en el proyecto de una huerta urbana en un nuevo parque junto al río de Los Ángeles y a la autopista 710”
El proyecto estará instalado en un área de recreación de 30 acres en la orilla este del río L.A., pero además de contar con árboles frutales, áreas de picnic y senderos para ciclistas y peatones, tiene el propósito de conservar agua de la lluvia.
Más que los desamparados, Montalvo reconoció que le preocupa la calidad del agua que corre en el río porque está muy contaminada. “No es realmente parte del río sino de un canal, pero ahí viene todo el agua de las farmacéuticas. Si la gente toca o se le pega a la piel esa contaminación, puede realmente enfermarse, adquirir cáncer, problemas reproductivos y discapacidades de nacimiento porque no hay una barrera que lo impida”.
Confiesa que le gustaría que el río fuera un mejor lugar para que los latinos tuvieran un espacio donde ejercitarse en el sureste de Los Ángeles, pero primero necesitan atender los problemas de seguridad. “Este es un terreno del condado y el Departamento del Sheriff debería hacerse cargo”.
Sin embargo, su mayor preocupación es el tema de la contaminación del agua porque se da en la franja del río de Los Ángeles al sureste del condado, donde están las comunidades latinas.
“Tenemos que atender la contaminación por nuestros hijos y los adultos mayores porque no podemos ponerlos en riesgo con el agua contaminada; y debemos informarle a la gente porque esto no es algo de lo que se den cuenta”.
Un río para todos
Miguel Luna emigró de Colombia con su madre cuando tenía 8 años a finales de la década de los 70. En las dos últimas décadas ha trabajado en diferentes proyectos de planes maestros en la ciudad de Los Ángeles, más recientemente en el Plan de Revitalización del Río Bajo entre Vernon y Long Beach.
“Mi trabajo es hacer alcance comunitario para incluir las diferentes voces y grupos no gubernamentales en las reuniones y actividades”. Ha tenido un papel decisivo en la organización del SELA Arts Festival junto al Río de Los Ángeles en la ciudad de South Gate.
Precisa que busca que la gente se acerque al río no solo para educarlos sobre el afluente que cruza la ciudad sino para que lo disfruten. “Nosotros empezamos a pedirles que nos cuenten sobre sus experiencias con los ríos del lugar de donde vienen, y les preguntamos qué les gustaría ver en el Río de Los Ángeles”.
Luna es presidente de la organización Urban Semillas que se enfoca en involucrar y empoderar a la comunidad.
“El río siempre ha sido parte de mi vida. De una u otra manera, todos vivimos cerca del Río de Los Ángeles. Así es como lo tenemos que pensar y buscar formas de relacionarnos con este cuerpo de agua lineal”.
Todos los días corre a lo largo del río, 1.5 millas, entre las calles Newell y Fletcher.
A través del trabajo de Urban Semillas, dice que más gente ha aprendido y se está preocupando por el río. “Hemos logrado mejoras en torno al río y su ambiente porque es importante que las personas que viven alrededor, puedan seguir ahí”.
Su sueño es contar con un río en el que pueda seguir caminando y que sus hijos lo disfruten. “Quiero un río para todos”.