Ojo de gato: el poderoso cuarzo que atrae fortuna y éxito

El ojo de gato es un cuarzo muy llamativo que debe su nombre a la línea divisoria central que le da el aspecto de un glóbulo ocular felino. Además de ser visualmente impactante, se le atribuyen poderes energéticos interesantes, entre los que destacan, atraer fortuna y éxito a su poseedor.

Se le puede encontrar en diversos colores, los más comunes son el verde, amarillo, marrón o azul. Es una de las piedras más populares en talismanes y amuletos por sus propiedades mágicas.

En general, los cuarzos son usados para eliminar las malas energías y limpiar el aura, pero depende su variedad el poder que obtiene de la naturaleza. El ojo de gato aporta equilibrio mental y espiritual, por lo que se le asocia al chakra del tercer ojo y el de la garganta.

Propiedades mágicas del ojo de gato

Es un cuarzo que recomienda llevarlo siempre con uno porque aporta fortaleza de espíritu por la relación a su particular dureza.

También aleja las energías negativas, impulsa la disciplina, el autocontrol y crea una especie de campo protector contra males espirituales y enfermedades.

Sin embargo, su principal poder mágico es atraer la fortuna y el éxito. Se cree que favorece la concentración personal y la suerte, por lo que se acostumbra regalar a quienes se desempeñen en el ámbito de los negocios.

Asimismo, puede ser regalado a los niños para prevenir accidentes o sucesos inesperados.

Otras de sus propiedades incluyen protección contra el mal de ojo, la envidia, atraer el amor o la amistad, fortalecer la creatividad, recuperar la energía vital, tratar la depresión e incluso hay quienes afirman que incrementa tu visión nocturna, según explicó WeMystic.

Cómo usar el ojo de gato

Para aprovechar todas las propiedades de este hermoso cuarzo hay que evitar rayarlo, pues cuando está maltratado, pierde todas sus propiedades. Los expertos afirman que para obtener su poder total debemos siempre llevarlo con nosotros del lado derecho del cuerpo.

Cómo limpiar el cuarzo ojo de gato

Para limpiarlo no se debe usar ningún tipo de químicos ya que puede dañar su brillo. Se recomienda hacerlo con jabón neutro, agua y secarlo con un paño suave. Una vez hecho esto, sumérgelo en un vaso cristalino con agua y sal marina, déjalo a la luz de la luna por una noche y enjuágalo para retirar el exceso de sal.

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