Tres meses después, todo indica que terminó la erupción en la isla de La Palma

No hay ya un solo signo observable de la erupción que comenzó hace 88 días en Cabeza de Vaca, en Cumbre Vieja, señala el vulcanólogo Rubén López, uno de los miembros del Instituto Geográfico Nacional que siguen la emergencia en la isla

No hay ya un solo signo observable de la erupción que comenzó hace 88 días en Cabeza de Vaca, en Cumbre Vieja.

No hay ya un solo signo observable de la erupción que comenzó hace 88 días en Cabeza de Vaca, en Cumbre Vieja. Crédito: JORGE GUERRERO | AFP / Getty Images

El Valle de Aridane, en la isla española de La Palma, amaneció el miércoles sin un solo signo observable de la erupción que comenzó hace 88 días en Cabeza de Vaca, en Cumbre Vieja, señala el vulcanólogo Rubén López, uno de los miembros del Instituto Geográfico Nacional que siguen la emergencia en la isla.

En paralelo, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcán) acaba de anunciar que la emisión de dióxido de azufre (SO2), otro de los signos de actividad eruptiva, se ha desplomado a menos de cinco toneladas diarias, cantidad “extremadamente baja”, cuando durante semanas ha estado por encima de varios miles de toneladas por jornada, en niveles altos o muy altos.

“Buenos días desde un Valle de Aridane profundamente tranquilo, sin ningún observable eruptivo: ni lavas, ni piroclastos ni terremotos reseñables, lo cual es una excelente noticia”, ha escrito López en su cuenta de Twitter a las 6:46 horas (hora GMT).

La señal de tremor, característica de la vibración que produce el magma en el subsuelo al desplazarse hacia la superficie, se detuvo sobre las 21:00 horas del lunes. Y cumplidas 24 horas, seguía desaparecida, corroboraron Involcán y el IGN.

No es la primera vez que se detiene en todo este tiempo, pero hasta la fecha todos sus paréntesis habían sido de pocas horas, seguidas de reactivaciones estrombolianas (explosivas) y de importante salida de lava. Nunca hasta la fecha el tremor había estado parado una jornada completa o más, como sucede ahora.

Durante esta madrugada, las redes sísmicas han registrado en La Palma doce terremotos, todos ellos con magnitudes inferiores a 3, añade el Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

Larga e intensa actividad

En las primeras horas del lunes, antes de que se parara el tremor, el volcán emitió enormes cantidades de dióxido de azufre, en unas condiciones meteorológicas (con la capa de inversión térmica muy baja en la atmósfera) que dificultaban mucho su dispersión.

Ese día, por primera vez en esta emergencia, los 33,000 vecinos de todo el valle de Aridane tuvieron que permanecer durante casi cinco horas confinados en sus casas y los escolares, que ya estaban en clase cuando saltó la alarma, en sus centros educativos.

La orden de confinamiento se levantó al mejorar la calidad del aire, pero en el volcán se apreció entonces un nuevo pulso de actividad explosiva durante poco más de una hora, con eyección de ceniza y caída de bombas lávicas, según han detallado los portavoces del Plan Especial de Protección ante Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca). A las 21:00 horas del lunes, todo se detuvo.

La Dirección Nacional de Seguridad recoge en su resumen diario de la emergencia en La Palma que la actividad eruptiva ha disminuido “hasta prácticamente desaparecer, lo que puede ser indicio de agotamiento del proceso eruptivo”, en opinión del comité científico.

Prudencia

No obstante, los portavoces de los comités director y científico del Pevolca han insistido en pedir prudencia antes de dar por hecho que el volcán se ha detenido o comenzado a detenerse, porque los indicadores deben consolidarse para poder descartar un repunte.

Además, varias veces han advertido de que pueden desaparecer el tremor y la emisión de lava y seguir el proceso de desgasificación del volcán. Sucedió así, de hecho, en la anterior erupción registrada en Canarias, la submarina de la isla de El Hierro (2011-2012).

Así lo consigna en su informe la DSN: “No puede descartarse un nuevo repunte de la actividad y de emisión de coladas y se mantiene la vigilancia sobre la presencia de gases tóxicos en las zonas de exclusión”.

Hasta el momento, la lava emitida por este volcán ha cubierto 1,195 hectáreas de terreno, con coladas que han alcanzado una anchura máxima 3,350 metros, y más de 7,000 personas siguen evacuadas de sus casas.

Los deltas de lava formados en la costa mantienen una extensión de 48,02 hectáreas. Respecto a la calidad del aire, la DSN precisa que continúan los niveles “buenos o razonablemente buenos en todas las estaciones”, aunque también avisa de que la dispersión prevista del penacho volcánico para este miércoles hacia el este-sureste y el régimen de vientos “constituyen un escenario desfavorable para la operatividad aeronáutica”.

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