Madre pide ayuda para sepultar a su hija, destrozada por cuatro perros en una casa del área de Los Ángeles
También están luchando por obtener un permiso para que su nieta pueda venir a despedirse de su progenitora
Eran cerca de las 5:30 de la tarde del martes 28 de diciembre cuando Karen Julisa Rosa Madrid regresaba a su casa. Nunca pensó que su vida estaba a punto de llegar a su fin de una manera muy trágica, a manos de cuatro perros que la aguardaban en su propio hogar.
Hoy su madre Gloria Madrid clama por la ayuda de la comunidad para sepultar a su hija. Su inesperada partida los tomó desprevenidos, sin los recursos para pagar por sus funerales.
“Mi hija vivía en la casa de su hermana en La Puente – una ciudad del condado de Los Ángeles -”, recuerda su madre Gloria.
Karen Julisa de 26 años regresaba de su trabajo a su casa, acompañada por su hijo menor de 6 años, Pablo Alejandro.
“Con frecuencia se le olvidaban las llaves, y por más que la regañaba su hermana para que pusiera atención, ella solo se reía cuando le decían”.
La tarde del 28 de diciembre llovía y ya estaba oscuro cuando Karen Julisa regresó.
“Ella salía del trabajo a las 4:30 de la tarde, y cuando arribó a su hogar con el niño, ya eran las 5:30. Como se le olvidaron las llaves, se le hizo fácil brincarse la barda para intentar abrir una ventana y meterse a la casa”.
Su madre recuerda que su hija saltó la cerca junto con su hijo.
“No entendemos qué pasó. Su hermana, la dueña de la casa y su esposo, tenían 4 perros de la raza italiana Cane Corsos. Los mantenían detrás de la casa. No eran agresivos. Me imagino que los perros desconocieron a mi hija. Ella llevaba un gorro y una chamarra oscura”.
Tampoco saben cómo su nieto alcanzó a escapar.
“A él los perros lo rasguñaron y le dieron una mordida en la nalga, pero alcanzó a correr, saltar por la cerca y pedir ayuda a una vecina”.
Los vecinos llamaron a la policía.
“Desgraciadamente tardaron en llegar 40 minutos. Los vecinos cuentan que se pusieron a platicar afuera de la casa mientras se escuchaban los gritos de mi hija. La policía no actuó de inmediato, de acuerdo a la gravedad del caso. No es justo”, se lamenta.
Una ambulancia transportó a Karen Julisa y a su hijo Pablo Alejandro al hospital.
“A mi me avisaron como a las 7 de la tarde. Yo llegué al hospital a la 9 de la noche. Al principio, no pensé que la situación fuera grave. Creía que eran solo unas heridas leves”, dice la madre.
Pero cuando llegó se encontró con que su hija ya había muerto. “Solo me dejaron verle la cara. Los perros le arrancaron el cráneo y el cuerpo lo tenía destrozado por el ataque”, narró entre lágrimas la desconsolada madre.
En el hospital le entregaron a su nieto, quien se encuentra en shock, pero quien ya comenzó a recibir terapia psicológica.
“El niño ya tartamudeaba desde antes, pero después de la tragedia está peor”.
Hacía dos años que Karen Julisa había emigrado de Honduras a Los Ángeles para reunirse con su madre, a quien no vio parte de su infancia.
“Yo la dejé a los 18 meses de edad con una tía. Me vine a Estados Unidos tratando de darles una vida mejor a mis hijos. Mi hija siempre me reclamaba que la hubiera dejado en Honduras. Me decía que yo no la quería/
“Pero me vine después de que a los 15 meses casi se me muere de una bronquitis; y de no ser por una doctora que pagó de su bolsa por la atención médica, se me hubiera muerto”.
Su hija hizo lo mismo que su madre a los 24 años. Dejó a su hija mayor en Honduras, que ahora tiene 12 años, y emigró a Los Ángeles con su hijo menor de 4 años. Trabajaba en una bodega en Los Ángeles. Le habían negado el asilo político, pero buscaba otros medios de arreglar su estatus migratorio.
“Su sueño es ahorrar dinero para comprarse un solar en Honduras y construir allá una casa”, dice su madre.
Además de la tragedia de perder a su hija de una manera tan “cruel” como ella misma dice, la familia se enfrenta a la urgencia de reunir fondos para dar sepultura a su hija.
“En la funeraria nos han dicho que por lo menos, el costo va a ser de entre $15,000 a $17,000. Por ahora, estamos en espera de recaudar fondos, su cuerpo se mantiene congelado en la funeraria”, dice.
Su familia ha abierto una cuenta en el sitio de GoFundMe para pedir donaciones y poder dar sepultura a la joven madre.
Para donativos visita este sitio: https://www.gofundme.com/f/Karen-Rosa-Madrid-26-year-old-Tragic-Loss?qid=ee6c98db5c27e60316af266ba9d4b9f5
“En el Consulado de Honduras nos dijeron que no podían ayudarnos porque el gobierno está en un periodo de transición, y no pueden disponer de fondos hasta que tome posesión la nueva presidenta”.
También dijo que están luchando para obtener una visa para que la hija mayor de Karen Julisa, y uno de sus hermanos puedan venir a Los Ángeles a despedirse de ella. Aún no está definida la fecha en que será sepultada en esta ciudad.
Gloria dice que la muerte de su hija la ha dejado llena de mucho dolor y con un trauma horrible.
Sin embargo, dice que es un milagro de Dios, que su nieto Pablo Alejandro haya salvado su vida.
“Yo creo que mi hija dio su vida por la de su hijo”.
El abogado en migración Raúl Saldaña está apoyando a la familia en la búsqueda de opciones para que la hija y/o el hermano puedan viajar a Estados Unidos con un permiso de emergencia que se conoce en inglés como Humanitarian Parole. “Es un permiso solo para que vengan a darle el último adiós, y obtenerlo puede llevar varias semanas”.
Cabe decir que los 4 perros que le causaron la muerte a Karen Julisa fueron recogidos por la policía y puestos a dormir.