Pruebas de ADN en colmillos de elefantes se convierten en una nueva arma contra el comercio ilegal de marfil
Investigadores en África examinaron colmillos de elefantes para identificar si estos venían del mismo grupo familiar. Con este resultado, lograron averiguar más sobre la red de traficantes que operan en zonas determinadas
Pruebas de ADN practicadas en colmillos de elefantes hicieron posible ir a la fuente del tráfico ilegal de marfil y de una vasta red tejida en África por organizaciones criminales, según un estudio dado a conocer por la revista científica Nature.
Los investigadores examinaron 4,300 colmillos de paquidermos provenientes de 12 países de África, con el objetivo de ayudar a las policías y autoridades locales a luchar contra el comercio ilegal de marfil, que diezma a los elefantes.
Los científicos practicaron pruebas de ADN en 49 decomisos efectuados entre 2002 y 2019 en contenedores donde los colmillos fueron ocultados entre otras mercancías. Sin embargo, estos casi nunca se empacan en pares para evadir y confundir a las autoridades.
En búsqueda de familias de elefantes
La genética facilitó relacionar los colmillos de un mismo elefante dispersados en cargamentos, como lo reveló un anterior estudio realizado por el mismo equipo, en 2018.
Pero como son pocas las posibilidades de cotejar los colmillos de un mismo elefante, los investigadores procedieron a ampliar la investigación a la familia cercana: padres, hijos, hermanos, hermanos y hermanas medios.
Muchos lazos familiares facilitaron conectar entre ellos múltiples decomisos, y llegar al origen, lo que reveló que “los cazadores furtivos atacaban anualmente los mismos grupos de elefantes“, señaló Samuel Wasser, autor principal del estudio, profesor de biología en la universidad del Estado de Washington, en conferencia de prensa.
El camino ilegal del marfil
Los colmillos son adquiridos y enviados lo más rápido en contendores fuera de África, por la misma red criminal. Solo un grupo de cárteles se encarga de la salida de esos cargamentos, la mayor parte de las veces enviados a Asia. Estos envíos se hacen desde puertos de África del Este, aunque también desde el centro y el oeste del continente, agregó el estudio.
La revelación de las conexiones facilitará el procesamiento de los traficantes, acusados ya no de decomisos únicos sino “por crímenes transnacionales, que reciben condenas más fuertes”, dijo John Brown, investigador del Departamento de la Seguridad interior de Estados Unidos, que participa en el estudio.
Unas 50 toneladas de marfil son decomisadas cada año, o sea solo 10% del tráfico mundial.
(Con información de DW)
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