Día de la Victoria: por qué el 9 de mayo es tan importante para Rusia
Rusia celebra la victoria en la Segunda Guerra Mundial un día después que la mayoría del resto de Europa, y es una fiesta como ninguna otra. También es una oportunidad importante para que el Estado promueva su narrativa sobre los conflictos pasados y presentes.
Como cada 9 de mayo, Rusia celebró este lunes la victoria en la Segunda Guerra Mundial: una fiesta nacional como ninguna otra, profundamente personal para muchas familias, pero también una gran oportunidad para la propaganda estatal.
Este año también se trataba de una fecha clave para el Ejército ruso, ya que el mundo seguía de cerca la posibilidad de que el presidente Putin aprovechara la ocasión para anunciar algún avance en la guerra de Ucrania.
Sin embargo, el mandatario ruso se pronunció en la misma línea que ha repetido desde el comienzo de la invasión: volvió a criticar a Occidente, la OTAN y el gobierno de Kiev por poner en peligro la seguridad de Rusia y justificó nuevamente el ataque al país vecino.
Putin también admitió pérdidas militares rusas, aunque tampoco ofreció muchos detalles.
Pero, ¿cuál es la importancia de esta fecha para Rusia?
La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto armado más grande del mundo hasta la fecha.
Empezó con la invasión de Polonia en septiembre de 1939 (aunque no es la fecha que marca Rusia) y finalizó en 1945.
Decenas de millones de personas perdieron la vida; millones más se vieron desplazados en todo el mundo.
La Unión Soviética era uno de los países que pertenecía a la amplia alianza que derrotó a la Alemania nazi en esta guerra y probablemente fue el más afectado, ya que gran parte de la lucha tuvo lugar en su territorio.
En mayo de 1945, la Alemania nazi firmó su rendición incondicional en la Segunda Guerra Mundial, aceptando su derrota en Europa.
Este documento legal puso fin a las hostilidades en el continente, aunque la guerra contra Japón en Asia continuó hasta agosto de ese año.
La rendición oficial y definitiva se firmó cerca de Berlín a última hora del 8 de mayo.
Y los alemanes cesaron oficialmente todas las operaciones a las 23:01 hora local, ya pasada la medianoche en Moscú.
El Día de la Victoria, también conocido como Día VE (Victoria en Europa) se celebra -por lo tanto- el 8 de mayo en la mayoría de los países europeos y en Estados Unidos.
Pero en Rusia, Serbia y Bielorrusia se celebra el 9 de mayo.
El Día de la Victoria puso fin a una larga y sangrienta guerra en la que muchísimas familias de la Unión Soviética perdieron a algún ser querido.
Herramienta ideológica
Pero no fue hasta mucho tiempo después que la fecha empezó alejarse de su propósito de conmemoración y se convirtió en una herramienta ideológica clave para el estado.
Durante casi dos décadas después del final de la guerra, el 9 de mayo no fue un feriado nacional en la Unión Soviética y solo se celebraba en las grandes ciudades con fuegos artificiales y eventos festivos locales.
En 1963, el entonces líder de la URSS, Leonid Brezhnev, inició una política para crear un culto a la victoria en la guerra contra la Alemania nazi, posiblemente para fortalecer la menguante base ideológica del país y el sentimiento patriótico.
Esto significó eventos pannacionales, un desfile militar en la Plaza Roja y un día feriado el 9 de mayo.
A principios del siglo XXI, el presidente ruso, Vladimir Putin, hizo aún más para impulsar el significado del Día de la Victoria, intentando convertirlo en una parte inseparable de ser ruso.
Las celebraciones del Día de la Victoria crecieron en escala, pero cada año quedaban menos veteranos de guerra y testigos oculares vivos y capaces de participar en las festividades.
La narrativa del papel clave de Rusia en la derrota del nazismo también se instaló en las enmiendas a la Constitución rusa en 2020.
Entre otros cambios, que enfatizaron los valores conservadores y el nacionalismo, se prohibió a los ciudadanos rusos cuestionar la narrativa histórica oficial sobre la victoria.
“El culto a la victoria se regeneró en Rusia en la década de 2000 con un estilo aún mayor que en la época soviética. Es por eso que el triunfalismo sigue prevaleciendo tanto en los medios como en la conciencia de las masas”, le dijo a la BBC Oleg Budnitsky, director del Centro Internacional para la Historia y sociología de la Segunda Guerra Mundial en la Escuela Superior de Economía de Moscú.
“Esto tuvo consecuencias positivas: por ejemplo, un mayor enfoque en el estudio de la historia de la guerra. Se hicieron públicos y digitalizaron millones de documentos. Pero, por otro lado, vemos un aumento en la militarización de las masas“, agrega el experto refiriéndose a los lemas “Podríamos hacerlo de nuevo” que comenzaron a aparecer en las celebraciones del Día de la Victoria de Rusia en la última década, muy probablemente insinuando que el ejército ruso podría apoderarse de la mitad de Europa como en 1945.
Las celebraciones patrióticas masivas no trajeron mayor conocimiento fáctico.
Los historiadores señalan que la narrativa de la Segunda Guerra Mundial, o la Gran Guerra Patriótica, como se la conoce en Rusia, a menudo minimiza elementos clave, como las grandes pérdidas humanas que sufrió la Unión Soviética para detener la invasión alemana.
Según una encuesta estatal de 2020, la mayoría de los rusos sabía muy poco sobre cómo y dónde pasaron la guerra sus familiares.
Menos de un tercio de los jóvenes de 18 a 24 años sabían cuándo comenzó la Gran Guerra Patria (cuando la Alemania nazi atacó a la Unión Soviética en junio de 1941).
Desde 2014 y el inicio de las tensiones en el este de Ucrania, los medios estatales han incrementado su énfasis en el componente patriótico de la lucha contra los nazis.
Cuando las autoridades rusas afirmaron falsamente que la extrema derecha había llegado al poder en Ucrania, enfatizaron el papel histórico de Rusia en la derrota del fascismo.
Apropiación
Algunas iniciativas cívicas de conmemoración de los caídos en la guerra fueron asumidas por el Estado.
Por ejemplo, en 2011, un grupo de periodistas independientes en la ciudad siberiana de Tomsk inició una iniciativa local para conmemorar a los caídos en la guerra y la denominó “Regimiento Inmortal”.
La idea era que la gente marchara el Día de la Victoria con fotografías de los caídos en la guerra, creando así un “regimiento” conmemorativo.
La iniciativa se extendió rápidamente a otras partes de Rusia convirtiéndose en un fenómeno nacional.
En 2015 se creó una organización estatal con el mismo nombre, pero no se incluyó a los fundadores del movimiento original.
El “Regimiento Inmortal” se convirtió en una iniciativa gubernamental en la que se involucraron trabajadores del sector estatal, escolares y medios de comunicación estatales, a veces de manera obligatoria.
De esta forma, las autoridades rusas parecían querer indicar que solo la celebración del Día de la Victoria patrocinada por el Estado era la correcta.
En 2020, la celebración del 75 aniversario de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial tuvo que trasladarse de mayo a finales de junio debido a la pandemia de covid-19, pero aun así se convirtió en una de las más lujosas que se hayan visto Rusia.
Más de 20.000 personas, cientos de aviones y vehículos blindados participaron en el desfile militar masivo, mostrando el equipo militar más nuevo, con el objetivo de impresionar al mundo con el poderío de Rusia.
Menos de dos años después, el país está involucrado en una invasión a gran escala de la vecina Ucrania usando de forma violenta gran parte de ese equipo.
Los objetivos de Rusia, expresados por el presidente Putin, eran “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania.
Como la campaña militar no logró resultados rápidos (la captura de Kiev o el derrocamiento del gobierno ucraniano, por ejemplo), se cree que los comandantes rusos están presionando para que el 9 de mayo sea otra vez una fecha clave.
Si para ese día Rusia ha logrado obtener ganancias territoriales significativas, entonces Moscú podrá reinventar una vez más el Día de la Victoria con fines propagandísticos.
Es probable que las celebraciones del Día de la Victoria se conviertan en una oportunidad para que las autoridades reafirmen que la “operación especial” de Rusia en Ucrania no es una agresión de guerra sino una lucha para erradicar el nazismo.
Una afirmación que los acontecimientos diarios sobre el terreno no confirman.
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