En la comunidad latina, la pobreza alimentada por la pandemia desencadena una crisis silenciosa en la salud mental

Madre de familia cuenta su experiencia y cómo ha logrado salir adelante

El grupo se reúne una vez por semana vía Zoom. (Cortesía)

El grupo se reúne una vez por semana vía Zoom. (Cortesía) Crédito: Evelyn Alemán | Cortesía

Our Voice-Nuestra Voz, un grupo que aboga por los padres latinos y la educación de sus hijos, se reúne semanalmente en línea para hablar sobre los desafíos en las escuelas. Pero cuando termina la hora de la transmisión en vivo, la conversación se vuelve íntima. Los padres hablan sobre el estrés y la ansiedad que han experimentado durante la pandemia del covid-19. Pese a sentir vergüenza, algunos incluso lloran.

“Cuando comparten experiencias personales, constantemente se disculpan, ‘Perdón por decir esto o aquello’”, dijo la líder del grupo, Evelyn Alemán. “Y eso se debe a la creencia cultural de la comunidad latina de que lo que sucede en casa, se queda en casa”.

Está bien documentado que las interrupciones y pérdidas de los años de la pandemia han afectado la salud mental. Para la comunidad latina, especialmente las madres, las dificultades económicas han alimentado la angustia psicológica. En una encuesta de la universidad UC Davis a 70 madres latinas en los condados de Yolo y Sacramento, California al principio de la pandemia, más de la mitad dijeron que se habían visto obligadas a recortar gastos en elementos esenciales. Estos incluían alimentos, alquiler de vivienda, pagos de sus vehículos o aire acondicionado durante el calor sofocante. Las mujeres que luchan con presiones financieras reportaron niveles significativamente más altos de estrés, depresión y ansiedad.

“Se vio este aumento sustancial en los síntomas de depresión y ansiedad y aquellos que realmente se derivan de la presión económica bajo la que estaban las familias”, dijo Leah Hibel, profesora de desarrollo humano y estudios familiares en UC Davis y autora principal del informe.

Los hallazgos se alinean con la investigación nacional realizada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que encontró que los adultos hispanos reportaron niveles más altos de angustia psicosocial, y con mayor frecuencia lo atribuyeron a la inseguridad alimentaria o de vivienda provocada por la pandemia, en comparación con otros grupos raciales y étnicos. Aproximadamente el 40 % de los adultos hispanos dijeron que experimentaban síntomas de depresión en el momento del estudio de los CDC, en comparación con el 25 % de los adultos blancos no hispanos.

Casi uno de cada cuatro adultos hispanos dijo que tenía pensamientos suicidas, cuatro veces la tasa reportada por adultos afroamericanos o blancos.

Lourdes López, con tres hijos y residente de Los Ángeles, luchó contra el estrés y la ansiedad desde el comienzo de la pandemia. La originaria de Oaxaca, México, sintió la presión de aprender a usar la tecnología para ayudar a sus dos hijos menores, una niña de 7 años con síndrome de Down que tuvo que tomar clases virtuales y un niño de 3 años con problemas del habla e hiperactividad que estaba recibiendo terapia del habla en línea.

En mayo del 2020, su esposo se contagió del virus en la fábrica textil donde trabaja y toda la familia se infectó. “Un día nos sentimos un poco mejor, al día siguiente recaímos. Teníamos miedo porque no sabíamos qué era”, recordó la madre de familia de 39 años.

Sin seguro médico, la pareja controló la enfermedad con remedios caseros. Todos se recuperaron en cuestión de semanas, pero a medida que pasaba el tiempo, López sentía presión en el pecho debido a la ansiedad. No le dijo a nadie, solo intentaba calmarse dando un paseo o yendo de compras.

“Nunca hablé de esto porque es un tabú”, dijo. “En nuestros pueblos nos enseñan que primero vienen los hijos, luego el esposo y luego todo lo demás”.

Con el tiempo, López se volvió prediabética, desarrolló una circulación sanguínea deficiente y una sensación de ardor en los pies. Investigaciones recientes han demostrado que las personas que tienen un caso leve de covid-19 tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar diabetes durante el año siguiente. No está claro si su condición estaba relacionada o no con el covid-19, pero los crecientes problemas de salud agravaron su angustia.

López finalmente encontró apoyo emocional en el grupo Our Voice-Nuestra Voz. Los miembros han aprendido a apoyarse mutuamente con simples actos de solidaridad y comunidad: por ejemplo, enviar un emoji de un corazón o manos rezando, u ofrecer llamadas telefónicas después de que finaliza la reunión de Zoom.

“Nos hemos convertido en un grupo de terapia”, indicó Alemán.

La doctora Erica Lubliner, psiquiatra latina en el área de Los Ángeles, dijo que el problema no es sólo enfrentar las barreras culturales al buscar ayuda, sino también superar las barreras institucionales en un sistema de salud mental que no está preparado para atender a los latinos y sus familias “Parte de esto es que no tenemos diversidad en nuestra fuerza laboral de salud mental”, dijo Lubliner.

Los latinos representan casi el 20% de la población de Estados Unidos, pero solo alrededor del 6% de los psiquiatras del país son latinos, según los últimos datos de Diversidad en Medicina de la Asociación de Colegios Médicos Americana (AAMC)

Un porcentaje aún menor habla español, comprende diversas culturas hispanas o tiene la humildad cultural y la curiosidad para trabajar de manera efectiva con los pacientes.

La subrepresentación en la profesión no cambiará en el corto plazo. Lubliner dijo que una solución es integrar la salud física y mental. Por ejemplo, cuando un paciente latino va al médico para un chequeo o tratamiento, el médico puede sondear síntomas de ansiedad y depresión y preguntar en español, “¿Quiere platicar con alguien?”

“Pero enfatícelo como ‘platicar’”, aseveró Lubliner. Mencionar la palabra terapia asusta a muchos pacientes.

Para romper el estigma en torno a la terapia, más médicos deben hablar español y trabajar para establecer una relación con los pacientes, dijo Lubliner. Los médicos también deben tratar a los pacientes con respeto y aprender a escuchar.

“Es muy importante generar confianza en la comunidad para que cuando la comunidad latina vaya a un lugar a pedir ayuda, no se sientan rechazados”, recalcó.

Para formar parte de Our Voice-Nuestra Voz visite: https://www.facebook.com/groups/1176163479411915

Este artículo fue escrito para The USC Center for Health Journalism en colaboración con La Opinión.

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