Hilda Solís, toda una luchadora y defensora de la comunidad latina

La supervisora del distrito 1 es una de las pocas líderes y funcionarias que ha roto paradigmas

La supervisora Hilda Solís, partidaria de aumentar el número de supervisores para tener más representación. (Hilda Solis/Cortesía)

La supervisora Hilda Solís, partidaria de aumentar el número de supervisores para tener más representación. (Hilda Solis/Cortesía) Crédito: Hilda Solís | Cortesía

La supervisora Hilda Solís es la única latina en la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles, que tiene más de 10 millones de habitantes, la jurisdicción más poblada de Estados Unidos. Está en campaña de reelección y de ganar, sería su último término.

Solís ha sido una de las pocas mujeres latinas, en cargos públicos, que ha roto paradigmas.

Tiene una trayectoria de trabajo de casi 40 años representando a la comunidad latina. Ha sido impulsora de importantes propuestas, sobre todo de salud y derechos laborales.

Cuando su nombre comenzó a escucharse con más fuerza más allá del condado de Los Ángeles, Solís era parte de un puñado de -mujeres- líderes latinas, que venían trabajando con gran entereza en labores comunitarias y así poco a poco, a base de esfuerzo fue destacando. 

Esas mujeres -como la ex supervisora Gloria Molina o la ex tesorera Rosario Marín- pertenecían a una primera generación en sus familias, en asistir a la universidad y prepararse para hacer carrera política. 

La historia familiar de Solís, es parecida a la de muchas familias migrantes. Sus padres llegaron a Estados Unidos con la esperanza de mejorar sus vidas. Su madre originaria de Nicaragua y su padre de México, se establecen en la ciudad de La Puente, donde criaron a sus hijos.

Solís desde muy jovencita, en casa, tuvo gran influencia de lo que era trabajar y luchar por una justicia social. Sus padres contribuyeron a la formación de sindicatos dentro de sus lugares de trabajo para conseguir mejores condiciones laborales, salariales y de salud.

Al ocupar diversos cargos en organizaciones e instituciones, luego ocupó un cargo de elección amparada por el partido Democráta, cuando ganó un escaño en la Legislatura del Estado de California, después en la Cámara de Representantes y fue la primera mujer latina al ganar una curul en el Senado estatal.

Luego hizo historia. El presidente Barack Obama, la nombró Secretaria del Trabajo de Estados Unidos. Al finalizar su término, en 2014, Solís regresó a casa, y se postuló para ocupar el cargo de supervisora del distrito 1, al que siempre ha pertenecido. Su llegada, sin embargo, implicó grandes retos, al encontrar una Junta de Supervisores con problemas de presupuesto y programas públicos a los que faltaba darles atención.

En una respuesta escrita a la junta editorial de La Opinión, Solís describió que “como supervisora, he sido una defensora de la creación de viviendas asequibles, la lucha contra la falta de vivienda, la expansión de la atención médica, la expansión de empleos y el desarrollo de la fuerza laboral, la justicia ambiental, el aire y el agua más limpios, la priorización de parques y espacios abiertos, la mejora de la seguridad pública y la garantía del acceso a transporte equitativo”.

Durante la pandemia, Solís se mantuvo firme en sus decisiones de exigir el cubrebocas y otras restricciones, que le valieron severas críticas. El condado de Los Ángeles, en comparación con otros del país,  tuvo una respuesta eficaz en la proliferación de clínicas de vacunación gratuitas contra el Covid-19.

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