Las ballenas, las aliadas invisibles en la lucha contra el cambio climático
Las ballenas, junto con los delfines, son las mejores aliadas de la acción climática, por su papel crucial en la capacidad del océano para fijar, almacenar y secuestrar carbono es poco conocido, pero vital para el medio ambiente
La década de los setenta estuvo repleta de acciones medioambientales, pero sin duda destacó entre ellas uno de los movimientos conservacionistas más visibles y de mayor éxito de todos los tiempos. En abril de 1975, un grupo ecologista poco conocido llamado Greenpeace lanzó la primera campaña mundial contra la caza de ballenas desde los muelles de Vancouver, en Canadá.
La iniciativa se convertiría en el punto de arranque que desencadenó un movimiento global para salvar a las ballenas, que transformaría la opinión mundial y daría lugar a la decisión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 1982 de aplicar una moratoria a la pesca comercial de ballenas. Gracias a ello, desde 1986 la caza comercial de ballenas está prohibida.
Secuestradoras de carbono
Además del papel dentro los distintos ecosistemas, las ballenas desempeñan un protagonismo en el secuestro de carbono que es menos conocido y pone de manifiesto la importancia de proteger a las ballenas tanto desde la perspectiva de la biodiversidad como desde la de la acción climática.
Las ballenas almacenan enormes cantidades de carbono durante su larga vida. Las ballenas azules almacenan hasta 63 toneladas de CO2 y las ballenas rorcual aliblanco (o ballena minke común), 2.2 toneladas de CO2 por animal (una tonelada de carbono equivale a 3.67 toneladas de CO2). Cuando las ballenas mueren, en la mayoría de los casos, se hunden en el fondo del océano, sacando el carbono de la atmósfera durante siglos, o incluso milenios.
Las ballenas y los delfines: aliados de la acción climática
Una organización benéfica mundial, Whale and Dolphin Conservation (EN), dedica su trabajo a la protección de ballenas y delfines en todo el mundo.
“Trabajamos en todo el mundo haciendo campañas, presionando y asesorando a los gobiernos, llevando a cabo proyectos de conservación y realizando actividades de educación y compromiso”, afirma el director de Ballenas Verdes de la organización, Ed Goodall. “Nuestra visión es la de un mundo en el que todas las ballenas y los delfines estén a salvo y sean libres, y utilizamos y apoyamos los últimos avances científicos para reforzar los argumentos a favor de la protección de las ballenas y los delfines, como aliados vitales de la acción climática e ingenieros del ecosistema, y como seres inteligentes por derecho propio”.
Según Goodall, las ballenas y los delfines “desempeñan un papel destacado en la capacidad del océano para fijar, almacenar y secuestrar carbono. Son una parte importante de la compleja red de vida marina que hace del océano el mayor sumidero de carbono del planeta, moviendo nutrientes vitales que estimulan el crecimiento del fitoplancton”. Por eso, Godall considera a las ballenas y los delfines los “aliados de la acción climática”.
Cuando las ballenas mueren, el carbono que almacenan queda encerrado en ellas. “El carbono de la carcasa (de las ballenas) se descompone y es consumido por todo tipo de especies, y luego se almacena y recicla entre la comunidad bentónica o se queda en los sedimentos, donde puede permanecer secuestrado durante miles, quizás incluso millones de años”, afirma Goodall. “Aunque un átomo de carbono puede llegar a muchos lugares; en general, se queda en las profundidades marinas”.
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