Qué podría sucederle a la industria de los chips si inicia una guerra en Taiwán
Una posible guerra entre China y Taiwán podría desencadenar una crisis sin precedentes en el mundo de la tecnología al reducirse a menos de la mitad la producción de chips mundial
Las tensiones diplomáticas entre China y Taiwán se han exacerbado durante las últimas semanas a niveles que no se veían en la región asiática desde hace décadas. Algunos expertos han planteado incluso que se pueda producir una escalada que lleve a que se produzca una guerra entre ambas naciones.
Los posibles efectos de una potencial guerra podrían llegar a ser devastadores para la economía mundial pues no solamente se trataría de una de las principales potencias mundiales enfocando sus esfuerzos en un conflicto armado, como sería el caso de China. Mientras que en el caso de Taiwán se podría producir la paralización de la fabricación de chips necesarios para toda clase de industrias y compañías en el mundo.
El motivo de ello es que si bien Taiwán puede ser vista como una pequeña isla asiática con una población de menos de 25 millones de personas, su peso en el mercado de los microchips es gigantesco.
El más claro ejemplo de ello puede verse en la compañía Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, conocida popularmente como TSMC, la cual es la mayor fabricante de procesadores en el mundo. Su importancia es tal que si se suma al resto de los fabricantes en el mundo TSMC fácilmente los superaría en términos de producción anual.
Según algunas estimaciones, la compañía taiwanesa controla aproximadamente el 54% del mercado mundial. Esto representa más del triple de su más cercano competidor como los es la compañía surcoreana Samsung, que solo representa cerca del 17%.
No es de extrañar que TSMC sea tan importante para la economía mundial pues entre sus principales clientes se encuentran compañías de la talla de Apple, Nvidia y Qualcomm. La empresa incluso puede darse el lujo de fabricar los chips de algunos de sus competidores, tal y como ocurre con el caso de Intel.
Algunos analistas han planteado la posibilidad que más allá de las históricas pretensiones chinas de hacerse con el control de Taiwán, el cual aseguran que forma parte de su territorio, en realidad existe un interés por controlar la producción de chips.
Esto supondría que el gobierno chino tenga acceso preferencial a los microprocesadores fabricados por TSMC, la cual eventualmente terminaría cayendo bajo su control.
Inversión en procesadores
Desde Estados Unidos se ha visto esta posibilidad con temor debido a la dependencia de las compañías nacionales a los procesadores de TSMC. Es por ello que el Senado aprobó con apoyo bipartidista un paquete de $280,000 millones de dólares en subsidios para ayudar a que se amplíe la capacidad de producción de chips en territorio estadounidense.
A esto se suma también el anuncio de Intel de invertir cerca de $20,000 millones de dólares en la construcción de dos nuevas fábricas en Estados Unidos, algo que ha sido visto de manera positiva por la administración del presidente Joe Biden.
La postura de Estados Unidos ha sido replicada por la Unión Europea, la cual también planea realizar inversiones por más de $50,000 millones de dólares para aumentar su producción de procesadores de forma tal que puedan reducir su dependencia a los chips de Taiwán.
No obstante, una eventual declaración de guerra entre ambos países en estos momentos aún generaría una crisis mundial debido a que se necesitarán años para que las inversiones planteadas por Intel y la Unión Europea surtan efecto y garanticen una nueva fuente de abastecimiento de chips.
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