Secuestran a cuatro monjas católicas en Nigeria

Los religiosos se han convertido en víctimas de grupos armados que les ponen precio a sus cabezas

Ser religiosa es muy peligroso en Nigeria

La delincuencia nigeriana no respeta ni a las religiosas Crédito: YASUYOSHI CHIBA | AFP / Getty Images

Ante la inoperancia de unas fuerzas del orden que no se dan abasto, la violencia e impunidad continúan prevaleciendo en gran parte de Nigeria, donde diariamente grupos armados aterrorizan a comunidades enteras para despojar a sus habitantes de los escasos objetos de valor con que cuentan.

Es tal la impunidad que impera en algunas zonas del país africano que se han formado grupos paramilitares dedicados ahora no solo a asaltar sino a secuestrar a quienes consideran pueden representar dinero a cambio de su liberación.

En la nueva modalidad delincuencial hasta los religiosos se han convertido en atractivas monedas de cambio por las que llegan a exigir rescates.

En este sentido, la congregación de las Hermanas de Jesús El Salvador dieron a conocer un comunicado donde denuncian que este domingo cuatro monjas católicas fueron secuestradas por individuos armados en el sur de Nigeria.

Las religiosas fueron raptadas a temprana hora en una carretera de la zona de Okigwe-Umulolo, en el estado de Imo, cuando se dirigían a una misa de acción de gracias.

“Imploramos una oración intensa por su liberación rápida y segura”, subraya la misiva, que reclama la puesta en libertad “incondicional” de las secuestradas.

Las monjas fueron identificadas como Johannes Nwodo, Christabel Echemazu, Liberata Mbamalu y Benita Agu.

Cabe señalar que previo al rapto de las religiosas, el sacerdote católico Chinedu Nwadike también fue secuestrado en la misma carretera, pero tras un día de cautiverio fue liberado.

Grupos armados provocan terror

En lo que va del año, los estados del centro y noroeste de Nigeria han sufrido ataques incesantes por parte de “bandidos” -término usado en el país para nombrar a las bandas criminales que cometen este tipo de asaltos- y secuestros masivos para lograr lucrativos rescates.

A pesar de las reiteradas promesas del presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, de acabar con el problema y del despliegue de fuerzas de seguridad adicionales en la zona, la violencia continúa.

A esta inseguridad se suma la ocasionada desde 2009 en el noreste por la actividad del grupo yihadista Boko Haram y, desde 2015, de su escisión, el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental.

De acuerdo con datos gubernamentales y de la ONU, ambos grupos han matado a más de 35.000 personas y han causado unos 2.7 millones de desplazados internos, sobre todo en Nigeria, pero también en países vecinos como Camerún, Chad y Níger.

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