El fanatismo religioso parece llevarla a la muerte
Guillermo Candia dijo que su esposa dejó de tomar el medicamento debido a que en su iglesia le dijeron que por su fe ya estaba sanada de cáncer
Actualización: Leticia falleció el miércoles 28 de septiembre a las 6:08 de la tarde. Familiares continúan recaudando fondos para su funeral.
Sentado al pie de la cama de su esposa desahuciada, Guillermo Candia imaginaba el martes 27 de septiembre lo diferente que hubiera sido la vida de la familia si su esposa no se hubiera convertido en una fanática de la religión.
Ahora Leticia Muñoz, de 36 años de edad, yace inmóvil en una cama en el pequeño apartamento que comparte con su esposo y sus dos hijos de 8 y 6 años en el sur de Los Ángeles. Su cuerpo es extremadamente delgado al punto de verse claramente los huesos pegados a su piel.
No puede hablar, sus ojos están abiertos a medias sin parpadear y sus movimientos son extremadamente mínimos en sus pies y sus manos.
No come y solo se alimenta de un suero inyectado. No se puede levantar ni para ir al baño. Ella depende completamente de la ayuda de su esposo.
“Llevo casi un mes sin trabajar por estar cuidándola todo el tiempo. No la puedo dejar sola”, dijo Candia en entrevista con La Opinión.
Candia y Leticia Muñoz han estado casados por 10 años. Ambos eran católicos y sus dos hijos fueron bautizados bajo la misma religión.
Pero hace poco más de cinco años, Muñoz comenzó a involucrarse en una iglesia cristiana reconocida mundialmente y ubicada en el centro de Los Ángeles. Primero asistía solamente los días de servicio y después su participación fue aumentando al punto de que tenía un horario para llegar a la iglesia todos los días y hacer su trabajo voluntario.
“Antes me hacía lunch para que llevara al trabajo y hasta dejó de hacérmelo por ir a la iglesia y estar ahí 5 o 6 horas”, dijo Candia, quien trabaja en la construcción.
Es diagnosticada con cáncer
En el 2018 Muñoz fue diagnosticada con cáncer de seno. Debido a que fue detectado a tiempo se le extirpó sin la necesidad de remover ninguna parte de su pecho. Posteriormente recibió la quimioterapia adecuada. El proceso parecía haber sido un éxito.
Según los doctores, Muñoz solamente necesitaba estar bajo revisión por cinco años tomando su respectivo medicamento para evitar una recaída.
Candia explicó que no pasó ni un mes cuando Muñoz dejó de tomarlo. Su decisión fue motivada por su iglesia donde el pastor le dijo que si tenía fe sanaría sin necesidad de los medicamentos.
“Ella recibía los avisos del hospital general que tenía que ir a revisarse y no iba”, contó Candia. “Ahí en la iglesia la hicieron obrera donde supuestamente la casaron con el Señor y ya estaba lista para hacer oraciones por otras personas”.
Así pasaron varios meses. Muñoz pasaba gran parte de su tiempo involucrada en la iglesia, orando para sanar a los enfermos en persona y por teléfono. Sin embargo, los dolores regresaron a su cuerpo y aunque intentaba ocultarlos recordando que de acuerdo a su fe, ella ya estaba sanada, pero llegó un momento en que ya no pudo más.
En medio de la pandemia del Covid-19, en el 2020, Muñoz le pidió a su esposo que la llevara al hospital.
Tras varios exámenes le dieron la noticia de que sufría cáncer etapa cuatro o metástasis, lo que significa que el cáncer había regresado de forma más agresiva expandiéndose a otras partes de su cuerpo como sus caderas, pulmones y su cerebro.
En el 2021 se sometió a varias cirugías para remover el cáncer y recibió procesos de quimioterapia y radiación. Sin embargo, todo ha sido en vano.
Candia dijo que para inicios del 2022 la salud de Muñoz se deterioró de gran manera. Fue llevada a varios hospitales, incluyendo City of Hope en la ciudad de Duarte, donde fue desahuciada en febrero. Su esperanza de vida es de 6 a 12 meses.
Posteriormente fue internada en otros hospitales incluyendo el hospital general de Los Ángeles, pero Candia optó por llevársela a casa el pasado mes de agosto para que pase sus últimos días junto a sus hijos.
“Ellos solo la ven dormida y para ellos eso está mejor que verla gritar del dolor porque eran dolores horribles antes”, explicó Candia, de 47 años. “Ahorita llegan de la escuela, ven a su mamá y están tranquilos de que ahora sí está aquí”.
Previniendo el fanatismo
De acuerdo al diccionario Merriam-Webster, el fanatismo es una perspectiva o comportamiento especialmente exhibido por un entusiasmo excesivo, un celo irrazonable o nociones salvajes y extravagantes sobre algún tema.
Torben Bergland, psiquiatra de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, dijo en la publicación Adventist’s Review, que aunque todo lo que Dios ha hecho es perfecto, todo lo que la humanidad hace es imperfecto e inadecuado.
Añadió que un fanático a menudo realiza actos de abnegación, lo que parece conferir a la persona el derecho de ser duro y despiadado con los demás.
“Cuando las personas son muy críticas, muy duras con los demás, me pregunto de qué se esconden o de qué huyen”, dijo Bergland. “Cuando alguien aparentemente está demasiado enfocado en algún pecado específico, me pregunto si la persona en sí misma puede estar luchando exactamente con eso o algo similar”.
Candia dijo que, aunque trató en múltiples ocasiones de hacer razonar a su esposa por sus acciones en la religión, todo fue en vano.
Él no puede creer que las personas de la iglesia a la que asistía la hayan motivado a ser tan irresponsable con su salud hasta llegar a estar al borde de la muerte.
Añadió que desconoce si se puede llevar a cabo un proceso legal en contra de la iglesia ya que el pastor que motivó a Muñoz a dejar de tomar la medicina ha sido trasladado a otro estado.
Ahora Candia debe preocuparse en cómo pagar el servicio fúnebre de su esposa, mientras intenta mantener el apartamento donde viven.
“La renta ya llega el 2 de octubre y no sé cómo le voy a hacer. Si tengo que pedir prestado lo voy a hacer”, dijo el esposo y padre de los dos pequeños.
El inmigrante también se encuentra en una encrucijada de saber si su esposa será enterrada en Los Ángeles o en su natal Puebla, México. A él le gustaría que se quede para que sus hijos puedan ir a visitar su tumba cuando así lo deseen, pero él no cuenta con los más de $15,000 para el servicio fúnebre.
Candia ha estado recibiendo donaciones mediante su cuenta de Zelle después de que compartió su historia en las redes sociales.
Para quien desee donar puede enviarlo al número (323) 239-0686 a Leticia Muñoz.